El Farol es una cafetería-librería con una buena oferta de libros de autores ecuatorianos contemporáneos. En este espacio se organizan presentaciones de obras y tertulias literarias.
Las cafeterías-librerías son parte de una tendencia global que busca fomentar de la lectura a través de espacios acogedores y el maridaje entre libros y cafés.
En Quito, uno de los pioneros fue Tres Gatos. El librero Daniel Acosta y un grupo de socios abrieron este espacio en 2018, en la planta baja de un edificio en el norte de la ciudad.
Ahora, la novedad es El Farol, una cafetería-librería ubicada en un lugar poco usual para la venta de libros en la ciudad, en las calles Benalcázar y Oriente, en el Centro Histórico.
Los dueños de este espacio son Jorge Santtori y Lorena Tafur. Ellos cuentan que este negocio abrió sus puertas en octubre de 2022, luego de seis meses de adecuaciones y rediseños.
El origen de este proyecto fue una pequeña librería que abrieron en 2020, entre las calles Rocafuerte y Cuenca, a unos pasos del Museo Casa del Alabado.
Hasta allí llegaban vecinos del barrio, curiosos, escritores y pensadores como Stéphane Vinolo, o Rafael Polo, decano de Sociología de la Universidad Central.
Mientras ellos hurgaban entre mesas y estantes, Santtori ofrecía tazas de café y avivaba las conversaciones y debates, pero todo terminó con la pandemia del covid-19.
‘Rara avis’ en el Centro Histórico
La Benalcázar, a la altura de la Oriente, es una calle empinada llena de casas antiguas de color blanco. En la planta baja de una de ellas está El Farol.
Hace unos meses, en este mismo lugar funcionaba una panadería y antes una farmacia.
Ahora, en el interior de este lugar hay muebles llenos de libros y fotografías de escritores como Jorge Luis Borges, José de la Cuadra y Fiódor Dostoyevski.
Asimismo, hay máquinas de escribir que cuelgan de las paredes, un teléfono de disco, con una línea que funciona y, claro, muchos tipos de cafés.
Afuera, el ruido de los carros y las motos ensordece a los peatones; adentro, la música de los Gipsy Kings acompaña a comensales y lectores.
Santtori, abogado de profesión, cuenta que en estos meses El Farol se ha convertido en un nuevo espacio de encuentro para vecinos del barrio, turistas extranjeros y escritores locales.
“Nos mudamos a este sector -cuenta- porque queríamos romper con esa idea de que en el Centro solo se pueden encontrar ropa, zapatos o accesorios tecnológicos”.
Oferta literaria
En ese empeño de atraer a los amantes de los libros y del buen café al Centro Histórico, Santtori armó un catálogo literario marcado por la diversidad de géneros y autores.
En El Farol se pueden encontrar desde “Un cuento perfecto” de Elísabet Benavent, autora española de comedias románticas, hasta “El Capital” de Karl Marx.
En medio de esta amplia oferta literaria, Santtori confiesa que este espacio se está especializando en autores ecuatorianos, la mayoría contemporáneos.
Se trata de títulos de escritores que ha conocido en diferentes facetas de su vida profesional y con los que lo único que tiene en común -asegura- es su pasión por la lectura y los libros.
En el librero de autores ecuatorianos aparecen títulos como “Cenizas azules” de Francisco Ortiz Arroba, “Recortes” de Cindy Montenegro, o “Jaulas” de Mauricio Samaniego.
Ahí también están obras del escritor Javier Vásconez, como “La piel del miedo” y “El coleccionista de sombras”, su última novela, y la colección de ensayos filosóficos de la Editorial Curiquingue.
Lo otro, y no menos importante en este lugar, es el café. El que se usa para preparar los expresos, capuchinos o mocachinos viene de Nanegal y es tostado y molido antes de cada preparación.