En ‘Dantza’, su sexto libro, la fotógrafa ecuatoriana María Emilia Moncayo muestra 180 nuevas fotos de distintos paisajes de Ecuador, imágenes marcadas por el movimiento.
El libro
‘Dantza’ está lleno de serendipias, esos hallazgos valiosos que se producen de manera accidental o casual en la vida de las personas. Estos encuentros se produjeron durante los últimos dos años, mientras Moncayo recorría páramos, selvas, playas y bosques acompañada solo de su cámara fotográfica.
También es un libro que está lleno de movimiento. El del viento que mueve los pajonales que se extienden por el páramo, el del agua que cae desde una cascada en la Amazonía, o el de las aves que vuelan en las copas de los árboles que hay en las playas de la Costa.
Moncayo añade que el libro está poblado de feminidad. “Para mí ‘Dantza’ -dice- es una pieza femenina en la que cada fotografía que se incluyó no es el resultado de algo que estuvo previamente planificado sino de algo que simplemente fluyó en momentos de soledad y conexión con la naturaleza”.
Lo cierto es que cuando se transita a través de las 192 páginas de este libro se descubren paisajes en apariencia ordinarios, pero que gracias a la mirada de Moncayo y a su lente se convierten en postales que hacen pensar en la importancia de lo simple y de lo cotidiano; la naturaleza como espacio de encuentro y de reconocimiento de los afectos.
Entre las páginas de ‘Dantza’ aparecen postales del Parque Nacional Yasuní y del Río Napo, en la Amazonía; la playa de Tonsupa, en Esmeraldas; la isla San Cristóbal, en Galápagos; el bosque de polylepis y el Páramo del Ángel en Carchi; los glaciares del Antisana y Cóndor Machay, en el Parque Nacional Cotopaxi, entre otros.





La fotógrafa
Desde pequeña, Moncayo (Quito, 1984) sintió fascinación por la fotografía. A hurtadillas tomaba la cámara de su padre, un fotógrafo aficionado, y retrataba todo lo que tenía enfrente: familiares, mascotas y el campo. A los 6 años, su abuelo materno le regaló su primera cámara de rollo y desde ese momento no dejó de ver el mundo a través de su lente.
Por esos años, las referencias fotográficas las obtenía de los libros de gran formato que aparecían sobre las mesas y estantes de la casa de su infancia. Ahora, con nostalgia recuerda, que solía pasar horas ojeando aquellas publicaciones.
Mantuvo su carrera como fotógrafa amateur hasta después de graduarse, en la Universidad San Francisco de Quito. En 2009 estudió en el Centro Internacional de Fotografía “ICP” de Nueva York; y dos años más tarde, en 2011, estuvo en México con la icónica fotógrafa estadounidense Mary Ellen Mark. Para ese momento, lo digital reinaba sobre lo análogo.
Poco tiempo después, apostó por los libros como medio para mostrar su trabajo. El primero fue ‘Cuatro andares, caballos de crianza en Ecuador’ (2010). Luego aparecieron ‘Tierra de chagras’ (2013), ‘Senderos de toquilla’ (2017), ‘Amanecer al galope’ (2018) y ‘Simplicidad’ (2020). Varias fotografías de su autoría están en los libros Oaxaca-México (2011), y en ‘Haciendo caminos al andar’ (2014).
Para ‘Dantza’, Moncayo no solo tomó cientos de fotografías sino que también escribió textos que acompañan a algunas imágenes. “Decidí escribir para compartir mis ideas más íntimas sobre los sentimientos y sensaciones que me acompañaron mientras viajaba”.
En uno de esos textos habla de cómo le conmueve la belleza de la naturaleza. “A veces -cuenta- pasamos por abismos que parece que nunca terminarán, pero que al sentirlos cerca nos regresan poco a poco a la vida. Y nos regalan enseñanzas, crecimiento y maduración”.