Esta cinta se encuentra en la cartelera local, así que se puede ver en el cine, en grande y a lo grande, como corresponde. Se llama ‘Cuando ellas quieren más’ y es la secuela de la exitosa ‘El Club del libro’, con mujeres de la talla de Jane Fonda y Diane Keaton.
‘Cuando ellas quieren más‘ es el tipo de película que, por razones más cercanas a los críticos que a la obra, suele ser destrozada en cualquier medio que se reconozca serio y decididamente cinéfilo.
Es como si los columnistas se encontraran en la obligación de denunciar y atacar cualquier cosa que se enorgullezca de ser ligera, entretenida, o cuya intención principal sea divertir a un público amplio que no va al cine para complicarse aún más la vida.
Sépanlo: es una secuela, la segunda parte de una cinta llamada ‘El club del libro’, de 2018, que en su momento logró salir a cartelera con un presupuesto modesto para Hollywood, apenas 14 millones de dólares (yo, con eso, me retiro, y que de mí no queden más que fotos en islas privadas con Bad Bunny y Kendall Jenner), pero en taquilla superó los 100 millones.
O sea que algo tiene esta cinta que se vende como “para señoras” o “para mamás” setenteras que ahora, llevando los años con orgullo y ropa cool, con chistes que también podrían ser adolescentes y carteras y gafas y pulseras que combinan perfecto, pues nada, brinda un espectáculo muy apetecido: la tercera edad, sí, el tercer acto, el preámbulo del final, pero gozando y con viaje de amigas a Italia incluido.
Muchísimo tiene que ver el reparto, es más, diría que no es una película que se sostiene ni por su trama ni por sus personajes, sino que reúne a cuatro actrices a las que yo llamaría estrellas y les permite hacer lo que mejor hacen las estrellas: brillar.
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Nadie tiene un clóset más creativo y siempre adelantado a su tiempo que Diane Keaton; nadie tiene 85 años y se atreve al corte y color de pelo de Jane Fonda; nadie parece tan cómodamente sabia como Candice Bergen; nadie conserva la disposición a la aventura de Mary Steenburgen, a quien los padres de esta generación presentan a sus hijos como “la novia del Doc Brown” en ‘Volver al futuro’.
Lo que vas a ver
Vaya que han cambiado las cosas desde el 2018, cuando se estrenó la primera parte, hasta acá.
Los personajes, ya se dijo, pasan de los 70 años, de los 80 años, saben que en su caso la temporada de pandemia fue una temporada perdida, imposible de recuperar, pero miran hacia adelante y hacen lo correcto: todavía quedan hartos chismes por contar, copas de Aperol spritz y vino blanco que alguien debe beber antes de que se calienten y se pongan aguados, escenas intencionalmente tontas que se permiten las licencias del ridículo, como corresponde.
Hay algo encantador en ver a estas cuatro amigas haciendo un esfuerzo sincero por alterar sus vidas. Es cierto que al parecer sólo tienen dos preocupaciones en la cabeza: sus maridos, perfectos y devotos, y lo que comerán para la cena. Igual me parecen temas importantes y merecen ser atendidos con responsabilidad.
Y está, claro, los libros que leen y comparten (qué alegría que la cinta pinte los libros como aparatos fundamentalmente divertidos, capaces de inspirar a los lectores a meterle un poco de ficción a sus vidas reales y más planas que una hoja de papel).
En la primera parte, las señoras se alborotan luego de leer la ya no sé cuán recordada saga de ‘Cincuenta sombras de Grey’. La secuela propone otro extremo de lecturas, las muestra más interesadas en lo esotérico y lo místico, algo que el guión aprovecha para meterse de lleno en un tipo de feminidad y que recuerda, para ponernos actuales, las tan cotizadas sesiones que prometen abrir tu glándula pineal (el tercer ojo, que le llaman).
El tema, sin ser sexistas, es otro accesorio, como los sombreros o las sandalias abiertas que usan las chicas en Venecia, pero termina resumiendo o atando varias ideas de la película: el destino aún puede ser descubierto.