El artista cuencano Fabián Patinho vuelve a la novela gráfica con “Cielo”. El libro fue publicado por la editorial ecuatoriana El Fakir y tiene varias estampas de Quito hechas en tinta.
Hay dos formas de caminar por Quito. La tradicional, esquivando huecos, cacas de perro y ciclistas improvisados.
Y la alternativa, sumergiéndose en las novelas gráficas que Fabián Patinho ha publicado con la editorial El Fakir en los últimos años: “El ejército de los tiburones martillo” y “Cielo”.

“Cielo” cuenta la historia de doña Carmina Merino, una mujer que está en su lecho de muerte y pide a sus hijos que encuentren a su hermana, Mona, a quien no ha visto en más de treinta años.
Las encargadas de esta búsqueda son Cielo María, la nieta de Carmina, y Minerva, su mejor amiga. Juntas transitan por calles y barrios como La Vicentina, La Magdalena y San Carlos.
Lugares que Patinho retrata a detalle, a través de sus dibujos. Ahí están plazas, edificios, casas, parques, gente que camina por sus calles y, claro, el cielo.
Un cielo que como apunta una de las protagonistas dela novela es tetrapolar. “Por la mañana, neblina. Luego sol canicular. Después, lluvia, granizo, incluso. Y al caer la tarde, sol otra vez. Todo en el mismo día”.
Las referencias al cielo de la ciudad también están en pequeños textos que Patinho suelta a lo largo de la historia. Uno de ellos es el de Flavio Bautista Soto: “Solo desde tus ojos se puede lisonjear el cielo. Desde tu balcón se puede volar sin miedo…”.
O ese fragmento del pasillo “Luciérnaga”, de Guillermo Garzón Ubidia (cantado por el dúo Benítez/Valencia), que dice “Y tú estarás ahí como en la reja de una prisión que entre sus sombras deja ver un pedazo azul de cielo”.
Tinta y paisajes urbanos
A la historia de Cielo y Minerva, contada a través de viñetas, se suman postales de la ciudad que ocupan páginas enteras o dobles páginas. Ahí están la González Suárez vista desde Guápulo, la calle Flores en el Centro o una panorámica del Pichincha desde el oriente de la ciudad.
Varias de las estampas urbanas que aparecen en este libro fueron parte de la exposición “Ningún Adiós a la Tinta”, que Patinho montó en la galería N24, en 2022.
Allí se exhibieron 26 dibujos en tinta, en los que aparecen calles y barrios por los que este artista ha caminado, como San Juan, La Tola, Solanda, Chilibulo, Comité del Pueblo y Guápulo.
En estas estampas, como sucede en las de “Cielo”, aparecen el estudiante universitario, la funcionaria pública, el comerciante, los indígenas, los amigos de colegio y hasta los perros callejeros. Personajes con los que Patinho se ha cruzado en sus permanentes caminatas por la ciudad.
La historia del viandante
Las estampas y viñetas de “Cielo” seguro resultan cercanas para cualquiera que haya estado en Quito más de dos semanas. Esa familiaridad en sus dibujos radica en que Patinho es un peatón profesional. Aprovecha que nunca ha tenido carro, para moverse a pie por todas partes. Eso le ha permitido ver de cerca la dinámica y la proxémica que hay entre los quiteños.
En sus caminatas siempre procura tener una cámara fotográfica a la mano para registrar esos mundos llenos de caos y belleza que luego traslada a sus textos dramatúrgicos, cómics, estampas urbanas y novelas gráficas.
En “Cielo”, ese caos y esa belleza están acompañados de escenas en las que se muestra, sin tapujos, la vida sexual de las protagonistas; mujeres que hablan en un lenguaje coloquial y desenfadado y que se enfrentan, a través de la sororidad, a la mojigatería de una ciudad cada vez más intolerante.