Hace cuatro meses, Cristina Rueda y Andrea Noboa abrieron Casiopea, una librería ubicada entre las calles Madrid y Tolosa, en el barrio La Floresta. Uno de los géneros más populares de este espacio es la literatura fantástica.
Hay momentos de la infancia que marcan la vida de una persona. Cristina Rueda lo descubrió en 2002, cuando tenía 9 años y vivía en España.
Un día, su madre, una inmigrante ecuatoriana, llegó del trabajo con un libro, ‘El maravilloso mago de Oz’, de Lyman Frank Baum.
Aquella tarde se encerró en su cuarto y leyó el libro de un solo tirón. En ese momento conectó para siempre con una de sus pasiones: la literatura fantástica.
En Casiopea, la librería que ella y Andrea Noboa abrieron hace cuatro meses en el barrio La Floresta, las referencias a este género están por todas partes.
Para comprobarlo solo hace falta hurgar entre los muebles y estantes colocados en medio de este espacio, que bien podría ser una acogedora sala de una casa de pisos de madera y techos altos.
Allí reposan títulos como “Autobiografía de un pulpo y otros relatos de anticipación”, de Vinciane Despret; “La ciudad que nos unió”, de N.K. Jemisin; o “Cuento de hadas”, de Stephen King.
Luego, se puede caminar unos cuantos pasos hasta encontrarse con un banner rojo que cuelga de una de las paredes, en el que se lee: “Hay que inyectarse de fantasía para no morir de realidad”.
Entre sus opciones está también ir directo al grano y preguntar a estas libreras por el nombre de este espacio. Casiopea, entre otras cosas, es la tortuga que aparece en “Momo”, de Michael Ende, un clásico de la literatura fantástica.
Una sala comunal
Como la mayoría de librerías independientes que existen en Quito, Casiopea comenzó en el mundo virtual. Allí estuvo durante ocho meses.
En este tiempo, Rueda y Noboa armaron un catálogo que ahora incluye todos sus gustos literarios.
A los títulos de literatura fantástica sumaron novelas gráficas, ensayos, novelas de no ficción, poesía, libros de arte, ciencias sociales, filosofía oriental, género y narrativa ecuatoriana.
El detonante para abrir una librería física fue el vínculo que tienen con La Floresta. “Este es uno de los pocos lugares de la ciudad donde todavía se puede sentir esa vida en comunidad”, dice Noboa.
Rueda agrega que en medio de la virtualidad también sintieron la necesidad de tener un espacio en el que la gente pudiera recuperar su vínculo con la lectura y la vida de barrio.
Los jueves, por ejemplo, en el patio de la casa donde funciona Casiopea hay una feria de frutas y legumbres.
Asimismo, siempre está la posibilidad de quedarse a tomar un té y sentarse en el pequeño sofá de esta “sala comunal” para leer o conversar con estas libreras.
Libreras algorítmicas
Antes de abrir Casiopea, Rueda trabajó en Libri Mundi, Mr. Books y esporádicamente en Tolstói, la librería de Karina Sánchez que ha marcado a toda una generación de nuevos libreros.
En este camino descubrió que era una especie de librera algorítmica. “De entrada puede sonar raro, pero suelo ser buena para descubrir el libro que busca una persona a partir de una pequeña charla”.
Rueda afirma que, incluso, puede intuir qué libro le va a gustar a una persona si solo le lanza el nombre de un autor. No importa que ese escritor sea Silvia Plath, Thomas Pynchon o Louis Bayard.
Otra estrategia que les ha servido es ser “cotillas”. Hurgar en los gustos de los lectores a través de preguntas que hurgan en el origen de todo: los primeros libros que llegaron a sus manos.
Asimismo, en poco tiempo, han confirmado que en este oficio lo más importante no solo es vender libros sino escuchar a las personas y ayudarlas en su camino como lectores.
Hits de Casiopea
El miércoles 1 de febrero fue un día especial para Rueda y Noboa, porque recibieron la primera importación de libros del año.
Por unas horas, sobre una mesa de madera estuvieron apilados los libros que varios clientes solicitaron y otros títulos que a ellas les parecía imprescindible compartir.
Entre esos “Kaputt”, de Curzio Malaparte; “Estamos todas bien”, de Ana Penyas; “La ocupación”, de Annie Ernaux, ‘Bastarda’, de Dorothy Allison y “Vida contemplativa”, de Byung-Chul Han.
Aunque los escritores extranjeros están entre los más solicitados por sus clientes, la estrella de estos meses ha sido la escritora esmeraldeña Yuliana Ortiz. Su primera novela, ‘Fiebre de Carnaval’, es el ‘hit’ de temporada, aseguran.
Algunos de los autores más populares son Annie Ernaux, Pascal Quignard, Mircea Cartarescu, Clarice Lispector, Idea Vilariño, Mónica Ojeda y Gabriela Ponce.
Cuando mencionan los nombres de autoras ecuatorianas sus rostros se iluminan. Hablan de las calidad de sus obras y sobre el interés que han despertado en nuevos lectores. “Al final -dicen- nos gusta que cada persona encuentre un libro que lo acompañe”.