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Las siete vidas y media de Andrés Calamaro

Desde estrella del rock español hasta ‘podcastero’. En 40 años de carrera, Andrés Calamaro ha logrado reinventarse jugando al salmón: yendo siempre contra la corriente. Esta semana, el argentino regresa a Ecuador para dar dos conciertos, uno en Quito y el otro en Cuenca. 

Calamaro
Imagen del rodaje del video del tema ‘Verdades afiladas’.

1. Los Abuelos de la Nada 

Los Abuelos de la Nada aparecieron en la escena musical argentina durante la década de 1960, pero fue en los años 80 cuando alcanzaron la cúspide de su popularidad, con una mezcla de rock, pop y ritmos latinos. Su líder y fundador fue Miguel Abuelo. 

Calamaro colaboró en la composición de varias canciones que se convertirían en éxitos para la banda. Temas, como ‘Mil horas’, uno de los más emblemáticos de la agrupación, cuentan con su coautoría. Su voz también comenzó a destacarse en algunas canciones, lo que le permitió desarrollar una dualidad vocal con Miguel Abuelo que enriquecía las composiciones.

2. Los Rodríguez 

Después de su paso por Los Abuelos de la Nada, Calamaro se mudó a España donde, en 1990, junto con Ariel Rot (guitarra), Julián Infante (guitarra) y Germán Vilella (batería), formó Los Rodríguez. La química entre estos músicos, en especial la sociedad compositiva entre Calamaro y Rot, resultó en un sonido que capturó al público.

El estilo de Los Rodríguez fusionaba rock con influencias de música latina, blues y pop. Sus letras, a menudo irónicas y con un toque humorístico, se centraban en temáticas urbanas, la vida nocturna y los desamores. Esta combinación de lirismo agudo y ritmos pegajosos los convirtió en una banda esencial para entender el panorama musical de la década.

Con álbumes como ‘Sin documentos’ y ‘Palabras más, palabras menos’, Los Rodríguez alcanzaron el estrellato en España y en América Latina. ‘Sin documentos’, ‘Para no olvidar’ y ‘Milonga del marinero y el capitán’ se volvieron himnos de la década.

3. Calamaro en solitario  

A finales de la década de los 70 y principios de los 80, antes de su paso por Los Abuelos de la Nada, Calamaro ya había lanzado algunos trabajos como solista, entre ellos discos como ‘Hotel Calamaro’ (1984) y ‘Vida cruel’ (1985).

Después de Los Rodríguez retornó a Argentina. En 1997 lanzó ‘Alta suciedad’, un álbum donde fusiona rock, tango, bolero y otros ritmos latinos. El disco cuenta con éxitos como ‘Loco’, ‘Flaca’ y ‘Paloma’. Las letras poéticas y melancólicas alcanzaron una nueva profundidad, reflejando sus experiencias personales y su visión sobre la vida. 

Calamaro no se detuvo tras el éxito de ‘Alta suciedad’. En 1999 lanzó ‘Honestidad brutal’, un álbum doble con 37 canciones que abarcaban desde el rock más crudo hasta baladas introspectivas. Su capacidad para producir música de calidad en grandes cantidades se demostró una vez más en el año 2000, con ‘El salmón’, un proyecto de cinco discos.

4. El salmón 

‘El salmón’, lanzado en octubre del 2000, es posiblemente uno de los proyectos más ambiciosos en la historia del rock en español: tiene 103 temas repartidos en cinco discos. Más allá de la cantidad, lo que sorprende es la diversidad: el álbum transita por el rock, el tango, el reggae, el bolero y múltiples fusiones que desafían cualquier etiqueta. 

Las letras de ‘El salmón’ son una mirada introspectiva al mundo de Calamaro, reflejan sus luchas, amores, desamores y su perspectiva sobre el mundo que lo rodea. Temas como ‘Los aviones’, ‘Horarios esclavos’ y ‘Tuyo siempre’ demuestran su habilidad para combinar la poesía con el lenguaje cotidiano.

Desde el punto de vista de producción es un testimonio de su experimentación. Juega con mezclas crudas y grabaciones caseras, otorgando a muchas de las canciones un carácter íntimo. Aunque algunos críticos argumentaron que el álbum podría haberse beneficiado de una selección más rigurosa, es su naturaleza desbordante lo que lo hace especial.

5. Los toros 

Calamaro desarrolló su pasión por los toros durante su estancia en España. Se sintió atraído por la profundidad cultural, el arte y la tradición que envuelve la tauromaquia. Su fascinación por este mundo no se limita a ser un simple espectador; pues ha trascendido a su música.

La afición taurina de Calamaro, como sucede con muchas figuras públicas que apoyan la tauromaquia, no ha estado exenta de polémica. En un mundo donde el debate sobre los derechos de los animales y la ética de la tauromaquia es cada vez más intenso ha defendido su postura argumentando la importancia cultural y artística de la fiesta brava. 

6. El libro 

En Paracaídas y vueltas’, Calamaro ofrece una perspectiva íntima de su vida, sus viajes y sus momentos más personales. Sin un orden cronológico y en primera persona escribe vivencias de la infancia, crónicas de sus viajes, de sus conciertos, anécdotas personales, pensamientos sobre el rock, los excesos, la poesía y las corridas de toros. 

Su estilo de escritura es tan variado y ecléctico como su música. Sus palabras, a veces, tienen un tono poético y otras veces, un tinte crudo y directo. El libro incluye una serie de fotografías, tomadas por el propio Calamaro en varios momentos de su vida. 

7. El podcast 

Calamaro incursionó este año en el mundo de los podcasts, con ‘Ni chivatos ni membrillos’, una producción de la plataforma Sonora. Se trata de tres episodios en los que habla de varios temas. En el primero conversa con el cantante español El niño de Elche sobre música.

En el segundo habla de religión, tradición y filosofía con el escritor y columnista Juan Manuel de Prada; en el tercero, reflexiona acerca de la tradición taurina con el columnista Vicente Zabala. En una entrevista para el diario ABC, lo definió como un espacio para el repudio por los delatores, “nuestro grano de arena en las batallas culturales perdidas”. 

7 ½. La nueva movida madrileña

Calamaro participó del tema ‘Hong Kong’, una de las canciones del disco ‘El madrileño’, del artista urbano C Tangana. En la letra se destaca la frase “tengo un cohete en el pantalón”, que apareció originalmente en ‘Mil horas’, el clásico que compuso con Los Abuelos de la Nada. El tema tiene mucho rock, desde el sonido hasta en la estética de su video.

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