Un viaje al pasado, a otras vidas, entre reencarnaciones. A la vez, estar preso. La película ecuatoriana ‘Big Bang’ (2020) lleva a los espectadores a recorrer la historia onírica de un hombre sentenciado, que conecta a través de flashbacks con sus antepasados que participaron en hechos trascendentales de la historia precolombina o los tiempos de Jesucristo.
El director ecuatoriano Wilson Burbano (Esmeraldas, 1966) define la premisa de su película de autor como salidas de una prisión del presente. El género de la ficción calzó perfectamente para incluir las influencias poéticas de Burbano, sus inclinaciones al simbolismo y guiños hacia las vivencias oníricas.
Big Bang es una película poco convencional. Muy experimental. Busca indagar en la mente de la audiencia, para provocar miradas y reflexiones críticas.
“Se trata del viaje del ser humano y su condición humana. Siempre he sido cercano a la poesía y a los sonidos. Me gusta construir las atmósferas y las historias. Esta película sintetiza todos los procesos con cortometrajes que he tenido antes y se consolida hasta cierto punto. Es una cinta tejida con metáforas visuales y sonoras”, explica Burbano a Revista Mundo Diners.
TRAILER BIG BANG – ENGLISH SUBTITLES from Sandino Burbano on Vimeo.
Elementos como cóndores, sombras y mariposas van dejando como migajas símbolos locales, universales y muy ilustrativos para que los observadores narren sus propias intuiciones.
Esta película se produjo enteramente en Quito, en locaciones con alta carga energética e histórica como fue en el antiguo hospital militar (actual Centro de Arte Contemporáneo), la Basílica del Voto Nacional o en la zona de Rumicucho. Los escenarios fungen como personajes con poder y belleza.
Burbano confiesa que dirigió con un guion muy flexible. La improvisación es uno de sus recursos favoritos. Sin grandes poses artísticas. Más de 100 actores, un equipo técnico de casi 50 personas y un presupuesto de casi medio millón de dólares cumplieron el sueño de Burbano para llevar esta película de 84 minutos al mundo.
La banda sonora estuvo a cargo del músico Lucho Oquendo, con la utilización de instrumentos musicales arqueológicos como ocarinas, pingullos (flautas andinas), flautas barrocas y coros gregorianos.
“Es una película muy onírica, muy ritualista, entonces se sostiene en esa poética de levitación en muchos momentos”, agrega Burbano.
Hace dos años, Big Bang inició su recorrido internacional en más de 16 festivales como el Switzerland International Film Festival 2020 o el Ciudad de México International Film Festival 2020. En ambas participaciones ganó en la categoría de ‘Mejor Película experimental’.
En 2022, también ganó en la categoría de ‘ficción’ en el Medellín International Film Festival. Tras la proyección del largometraje en Quito, Burbano planifica otras proyecciones en Guayaquil, Cuenca y Loja en los próximos meses.
Para octubre de este año, Big Bang participará en el Festival Mundial de Cine de Calcuta con una ponencia especial de Burbano.




Le podría interesar:
Cortometraje ecuatoriano ‘Ñaños’ llega al festival de cine de Tribeca