El ex futbolista e ícono de la farándula global David Beckham privilegió su imagen sobre el juego. Su historia es contada en una serie documental dirigida por Óscar Fisher, que es parte del menú de Netflix.

Él no pierde el glamour. Pudiera haber dejado de lado sus condiciones como futbolista, su poderoso y ultrasónico remate de pierna derecha, hasta su liderazgo en la cancha, pero su sentido de lo estético jamás. Rumbo a los cincuenta lo admite, orgulloso, mostrando su figura estilizada de siempre: de vestir impecable, repleto de tatuajes, barba poblada y un rostro juvenil, prácticamente sin arrugas, que ha hecho delirar a los tabloides amarillistas de Inglaterra.
El documental sobre el inglés David Beckham, ex futbolista e ícono de la moda a escala global, que se estrenó en Netflix, explora la carrera de un talento deportivo devenido en influencer incluso antes de la llegada de las redes sociales. Becks, como lo llaman dentro y fuera de la cancha, fue un privilegiado con el balón, que le dio fama y mucho, mucho dinero (su fortuna asciende a unos cuatrocientos cincuenta millones de dólares). Pero, sobre todo, le permitió ingresar a la farándula internacional, en un hecho que, finalmente, terminó ralentizando su carrera deportiva.
Dirigido por el ganador del Óscar Fisher Stevens (2009 en la categoría documental largo con The Cove, en el cual se narra la caza de delfines en Japón), el filme busca retratar a un famoso en una ruta que pudiera ser inédita para un jugador de fútbol. Surgido de la cantera del club Manchester United inglés en la última década del siglo pasado, Beckham se convirtió en la esperanza del resurgimiento de un país que, como señala el protagonista en pantalla, vive para la pelota.
Becks irrumpió con tal fuerza que convirtió a su equipo en el más potente de su país en los años noventa. Aquello fue el trampolín para que se convirtiera en el líder de la selección inglesa, donde no pudo refrendar lo que hacía en su club al tiempo que su relación con la cantante pop, Victoria Posh Adams, integrante de la célebre banda Space Girls, se concretaba.
Beckham: de promesa a desilusión
Llevó al United a la conquista de la Liga Premier Inglesa en media docena de ocasiones con un estilo que combinaba la elegancia para tratar el balón, al ser el dueño de un talante de jugador cerebral, con el de un definidor nato a la hora de ejecutar tiros libres y lanzamientos de esquina. El documental de Fisher, en ese sentido, se muestra detallista, aprovechando el millar de vídeos que filmó el padre del futbolista en su época juvenil. De hecho Ted Beckham, fanático del United, transmitió la pasión a su hijo y le labró un camino en el cual se privilegiaba el compromiso y la disciplina.
El hecho de conocer a Victoria Adams en 1997 fue una suerte de parte aguas. Conducía sus autos de lujo por horas para ver apenas por minutos a la diva aunque le costara horas de sueño antes de partidos cruciales, relatan ex compañeros en el documental. Sin embargo, tenía el don para concentrarse y para rendir pese a que no guardara la compostura de un deportista de alto rendimiento.
Al entrenador del United, Álex Ferguson, quien fue mentor de Beckham desde que era juvenil, nunca le agradó esa deriva frívola. La soportó hasta el 2003, cuando, a pesar de que Becks no decaía en su rendimiento, siempre imperaba el lado de la farándula. El famoso director técnico le dijo basta, asegura tajante en la película.
En el equipo nacional inglés Beckham tuvo un paso traumático. En su mejor momento, en el Mundial de Francia, en 1998, fue expulsado en el partido determinante contra Argentina, debido a que le propinó una patada sin balón a un rival y fue expulsado. A los hinchas les costó olvidar ese trago amargo durante meses, en los cuales el jugador fue abucheado por la cancha que pasara. Siguió en el seleccionado por más de una década, pero nunca consiguió figuración individual ni colectiva a escala mundial.
Galáctico, declive y huida
Optó por jugar en el famoso Real Madrid español en el 2003. Se unió a un equipo conocido como “galáctico” por la presencia de tres de los mejores futbolistas de entonces: el brasileño Ronaldo Nazario, el francés Zinedine Zidane y el portugués Luis Figo. Becks llegó de manera forzada y a los entrenadores del equipo, que iban sucediéndose unos a otros en razón de que no eran capaces de incluir al inglés, les costaba ponerlo en el equipo titular, donde Figo, de condiciones similares o superiores al británico, era el fijo.
En la península ibérica, además, fue descubierto en infidelidades por la implacable prensa sensacionalista de su país. Una de sus amantes recibió más de medio millón de dólares de parte de un tabloide y de un canal de televisión para que revelara el escándalo al mundo que marcó el paso del jugador por Madrid. Ese periodo terminó cuatro años después de que David jugara por momentos, mientras la relación familiar, en la que ya había tres niños de por medio, se derrumbaba.
Apareció en el firmamento el club Los Ángeles Galaxy estadounidense para darle una salida y el paso a una nueva etapa, en la que el rendimiento deportivo tenía cada vez menos peso. El documental de Fisher la revisa a vuelo de pájaro hasta llegar a la actualidad del ex talento futbolero inglés, ahora un millonario de cuarenta y ocho años dueño de un equipo de fútbol de la liga americana, el Inter de Miami. De un tipo de mundo que combina ocio, familia y negocios.
El filme se basa en una entrevista que Beckham da en su mansión de la campiña inglesa, valorada en alrededor de seis millones de dólares. Con un rostro brillante y liso, que, según los medios de farándula de su país, evidencia el uso de la milagrosa neurotóxina bótox (en Inglaterra el tema fue tendencia en medios y en redes). En el filme se desmenuza la estricta dedicación del protagonista para mantener impecables su generoso armario y una amplia cocina con un orden cuasi militar.
A diferencia de, por ejemplo, los documentales sobre Diego Maradona o Cristiano Ronaldo, en los cuales se exacerban los grises, el relato sobre Beckham deviene, en sus tramos definitivos, en una suerte de película familiar, al estilo de Hollywood. Un tipo de fútbol guapísimo, elegante y exitoso, que combina la tranquilidad de su hogar con el éxito de su emprendimiento: un equipo que ha sido capaz de fichar al mejor jugador del planeta, el argentino Lionel Messi (aunque el equipo marche en los últimos lugares del torneo). De un personaje que durante todo el metraje apenas frunce el ceño, que no se descoloca. Que, suceda lo que suceda, no pierde la compostura.