Una elevación de la superioridad del ser y su individualidad. La exposición titulada ‘Cadaunada’ une las obras de los artistas quiteños emergentes Juan Cristóbal Sánchez (1999) y Martín Samaniego (1991) en la galería Más Arte en Quito.
Entre máscaras, memorias, patrones y juegos entre capas; estos dos jóvenes crean realidades de misterios, repeticiones y expresiones de procesos muy personales.
La palabra ‘cadaunada’ es una referencia directa a la obra del escritor y filósofo español Miguel de Unamuno (1864-1936) que dice:
“A la buena de Dios, cada cual como mejor se las componga, salga lo que saliere, cada uno con su cadaunada” (‘Ensayos, edición de Residencia de Estudiantes, III, p. 108)
Desde ese concepto surge la muestra colectiva entre Sánchez y Samaniego. Una oda a los puntos de vistas individuales que encuentran denominadores comunes en ideas colectivas.
Juan Cristóbal Sánchez se formó desde 2017 como arquitecto en la universidad de las Américas. Su obra en tintas sobre diferentes tipos de papel se caracteriza por las máscaras y rostros que interactúan entre sí.
Los espacios, las sombras y luces complementan las atmósferas. Se obsesiona por las líneas entramadas. Trabaja mucho con patrones, que extraen facetas que incluso él mismo ni conoce.
La técnica con tinta fue una herencia que tomó de los reconocidos pintores ecuatorianos Antonio Arias o Eduardo Kingman. Poco a poco, aumentó la complejidad y agresividad de sus dibujos.
“A veces siento misterio con mis obras, por lo negro, por la tinta, por las calidades de las líneas. Y me gusta el misterio y el embrujo”, explca Sánchez a Revista Mundo Diners.



Siempre existió una obsesión por los rostros, desfigurados, nebulosos, dice. Luego descubrió su inclinación hacia las máscaras, una alusión de la pérdida de la individualidad cuando se encuentra entre otros grupos humanos.
A la vez, señala que existen guiños a la literatura de Jorge Luis Borges o Gabriel García Márquez dentro de sus creaciones: los espejos, laberintos, la ciudad, lo enigmático. Dentro de su selección se encuentra la pieza titulada ‘La Furia de seres distintos y extraños’ (Tinta sobre papel, 2022), influenciada por el paro nacional de junio de 2022. Hay máscaras con auras de agresividad urbana, con muchas líneas y elementos de rabia.
Lo que une a Sánchez con Samaniego son las texturas y repeticiones. Como dos entes separados en sus propias ‘cadaunadas’. Sánchez es meramente lineal y Samaniego muy pictórico.
Samaniego también es músico conocido por sus composiciones de reconocidas bandas de rock nacionales como Da Pawn y La Máquina Camaleón. De allí proviene su trabajo lleno de ritmos y diferentes materialidades.
Él se formó en pintura, dibujos y grabados en The School of the Art Institute of Chicago. Sus lienzos de algodón o yute se apoyan mayormente en paneles de madera, llenos de líneas exageradas y grandes trazos de texturas.
“Siento que al pintar entro en un grado de meditación, elegir primero lo que voy a hacer y de ahí repetirlo. Viene de un ritmo interno, que me facilita crear, al repetir y repetir una sola acción. Caí naturalmente a la repetición”, comenta Samaniego.
Su serie de tres obras titulada ‘De presencia a presencia’ las utiliza como experimentaciones abstractas y filosóficas. Del azul, negro y blanco, con el uso de óleos y la fibra textil del yute.



Samaniego se describe como un artista que explora sus límites, porque “es súper entretenido”. Hoy, divide su vida entre la música y las artes plásticas. La pandemia por covid-19 revivió su inclinación hacia las artes.
La numerología simbólica es otro elemento presente. En sus piezas traspasa de forma incosciente la música hacia paisajes abstractos o minimalistas.
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