“La aguja repara y hiere”, sentencia Gabriela Polit Dueñas (Quito, 14 febrero 1965). Su nuevo libro de poemas titulado ‘Agujas’ (Literal Publishing) recoge sus memorias e historias que compilan un microuniverso de todas las formas con las que los seres humanos se relacionan con un elemento tan filoso y noble a la vez: la aguja.
La pandemia por covid-19 la dejó “sin palabras” y sin posibilidad de articular sus sentimientos. Como parte de su observación aguda, recurrió a las agujas como el denominador común de muchos recuerdos de su niñez.
‘Agujas’ está dedicado a su madrina Mercedes (conocida dentro de la familia como la tía Miche). Muchas líneas surgieron de sus días con su tía, que era una gran costurera y que le enseñó a coser, de allí; esa relación tan cercana con las agujas.
A mediados de marzo de 2022, Gabriela realizó una corta visita al Ecuador para ofrecer un curso académico en la Universidad San Francisco de Quito y presentar en el país su nueva obra literaria.
Ella explora con las imágenes de las agujas en manos de las abuelas que tejen, de pinchazos en los dedos, las agujas en inyectadoras, de los tocadiscos y de aquellas que se utilizan para operar o drogarse.
En el siguiente video, ella explica cómo inició el proceso para escribir poemas, tras su experiencia previa con artículos académicos, numerosas investigaciones y cuentos.
La infancia de Gabriela fue tranquila, dentro de una esfera familiar sin opulencias. Desde pequeña, ella descubrió que, en parte, sentía con contundencia el peso de la vida, que se aligeraba por medio de escribir. Escribir en diarios para soltar las angustiantes emociones. Se le dieron las palabras.
“Desde los ocho años ya yo escribía poemas. Eran horribles, pero eran sobrecargas de sentimentalidad que encontraban cauces. Yo fui una niña muy feliz. De una familia grande, la más chiquita, mimada y llorona, muy llorona, y también una adolescencia feliz”, cuenta.
Ella creció en el sector de El Batán en Quito. Entre sus recuerdos están los saludos continuos de los vecinos con su familia y; un elemento que intrigaba siempre: la presencia de los cerros del Pichincha. Eran como “paredes, que me contenía, me frenaba”, dice. Ella quería ver el mundo “como todo joven”.
Así que primero se inclinó por estudiar Filosofía en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). A través de una beca, se decidió a ir a Estados Unidos a culminar una maestría en Ciencias Políticas en la New School of Social Research y posteriormente Literatura Latinoamericana en la New York University.
“Las ciencias políticas me parecieron algo áridas. Decidí estudiar literatura porque quería leer literatura y poder ganarme la vida así”.
Le fascinaron las novelas de Jorge Enrique Adoum, las clases de Susana Cordero de Espinosa y la valentía de Margarita Lasso por publicar sus poesías, en tiempos de fuerte ausencia de abundantes escritoras ecuatorianas. También recuerda con mucho cariño el impacto de una biografía de San Francisco de Asís que alguna vez leyó de jovencita.
Luego, para ampliar su visión del mundo, ella sentía que debía recorrerlo primero. Se sentía “demasiado pequeña en Ecuador”.
Se terminó quedando en Nueva York de forma “circunstancial” por unos 17 años. También por razones familiares. Desde 2008 reside en Austin, Texas.
La formación de Gabriela como escritora se dio mucho más por la casualidad. Y por escribir de a momentos. Para ella, las relaciones con los libros cambian constantemente. Esa conversación varía de tiempo en tiempo y ofrecen nuevas respuestas cada vez que se lea, sin importar los autores.
Gabriela Polit Dueñas ha publicado dos volúmenes de relatos cortos: ‘Historias de la Radio’ (1997) y ‘Amsterdan Avenue (2017). Su primera novela titulada ‘Los Libros de otros’ será su próxima obra a publicarse.
“Será una novela de una mujer que sale de Quito porque se enamora de un gringo que pasó por Ecuador y se va con él. La novela se nutre de escenas autobiográficas. Pero yo no soy ella. Ella tiene dos hijos y es una señora que sufre del mal de Diógenes (acumulación de objetos), que es bibliotecaria y sufre desazón porque la hija se va. Lo que le ayuda es que tiene un affair con un chico muy joven. Hay historia de amor”, adelanta la escritora.

Actualmente ejerce como profesora en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Texas. Le encanta enseñar. La ‘escritura creativa’ es su prioridad. Afianza la idea en sus alumnos de que los académicos deben escribir para todos, con un lenguaje simple. Un servicio colectivo intelectual.
Extracto de ‘Agujas’ (2022)
Como una vieja que se repite
La aguja golpea
el impertérrito dedal
terca, la memoria
desordena los recuerdos
Zurcir
Cerrar la herida
Hilvanar
Repararla
….
En el año 2017
El fentanilo recorrió venas
Y mató de sobredosis
A setenta y dos mil personas
Quedaron agujas
Tiradas en parques,
Alcantarillas
Bajo puentes abandonados
En los filos de las veredas
Inertes, quebradas
Cómplices
En el 2021, la herida
De una aguja en el deltoides
Es signo de esperanza
Le podría interesar:
Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit al filo de su presupuesto