El 20 de julio de 1969, los astronautas estadounidenses Neil Armstrong y Buzz Aldrin pisaron el desconocido y polvoriento suelo de la Luna. Michael Collins se mantuvo en órbita a bordo del módulo de mando.
A diferencia de las cápsulas Mercury y Gemini (que antecedieron la conquista lunar), el módulo de mando de las naves Apolo fue más amplio (seis metros cúbicos). Los astronautas estaban rodeados de “500 interruptores, dos docenas de instrumentos y un centenar de luces y otros indicadores”.

El traje espacial incluyó un soporte de vida con suministro de oxigeno y agua, y equipo de comunicación. Los astronautas llevaron botas especiales para el terreno rocoso lunar y el visor del casco estaba recubierto de una capa de oro como protección ante la potente luz solar.
“Un pequeño paso para un hombre, un salto gigante para la humanidad”, fue la famosa frase de Armstrong tras descender de la cápsula Eagle y poner un pie en la Luna.
La alimentación (liofilizada, deshidratada o en cubos) constó de dos menús. Opción 1: tocino, melocotón, galletas, zumo de piña y pomelo, y café. Opción 2: estofado de buey, sopa de pollo, pastel de dátiles y zumo de uva y naranja. Además había frutos secos, barras de caramelo, pan y pavo.
Entre los objetos conmemorativos de la primera visita humana a la Luna estaban una bandera estadounidense, una rama de olivo en oro, emblemas en honor a astronautas y cosmonautas fallecidos y un disco del tamaño de una moneda con mensajes de 73 países.
530 millones de personas siguieron por televisión la histórica hazaña. La gesta de esta misión llamada ‘Apolo 11’ implicó una maratónica gira mediática: Armstrong, Aldrin y Collins visitaron 23 países en tan solo mes y medio.
Estadounidenses y soviéticos en su lucha por el espacio
La Unión Soviética fue la primera en poner en órbita un satélite artificial (Sputnik 1) en 1957 y llevar al primer hombre (cosmonauta Yuri Gagarin) al espacio en 1961. Además, antes de la gesta del Apolo 11, enviaron sondas al satélite natural.
El presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy anunció en 1962: “Elegimos ir a la luna en esta década y hacer lo demás, no porque sean metas fáciles, sino porque son difíciles…”.
La distensión tomó aliento fuera de la órbita terrestre con el acoplamiento, el 15 de julio de 1975, de las naves Soyuz 19 y Apolo 18.
Entre 1969 y 1972, el programa Apolo de la NASA cumplió:
- 6 misiones lograron alunizar (Apolo 11, 12, 14, 15, 16 y 17).
- 24 astronautas viajaron a la Luna y 12 de ellos caminaron sobre su superficie.
- 382 kilogramos recolectados de rocas, arena y polvo de la superficie lunar.
- 500 muestras lunares se destinaron cada año a proyectos de investigación y enseñanza.
Aunque en 1972, con el Apolo 17, viajó por última vez el hombre al gran satélite gris, no ha cesado la exploración con satélites en órbita y el alunizaje de módulos robóticos.
Ahora, ¿cómo nos acercamos a la luna?
Los altísimos costos de las misiones tripuladas han impedido nuevas conquistas humanas in situ. Pero ahora se quiere regresar “lo antes posible” y de manera permanente.
Entre las iniciativas privadas figura la de Jeff Bezos, fundador de Amazon. Su compañía espacial Blue Origin creó Blue Moon, un módulo de aterrizaje para transporte y carga que podría estar en futuras incursiones al espacio.
También la compañía SpaceX, del multimillonario Elon Musk, quiere llevar sus cohetes más allá de las fronteras terrestres con vuelos comerciales al espacio y la ambiciosa meta de arribar a la Luna y a Marte.
No solo Estados Unidos acaricia el espacio lunar. Rusia, China e India desarrollan sus propios programas.