Medio siglo de historia en el refugio José F. Ribas del Cotopaxi

Cuatro años antes de que se creara el Parque Nacional Cotopaxi, el refugio abrió sus puertas el 1 de mayo de 1971, en plena dictadura civil de José María Velasco Ibarra. Desde entonces ha sido testigo del crecimiento del andinismo a nivel nacional y semana a semana recibe a miles de visitantes que buscan cobijarse del frío, viento o sol en la montaña. Está a 4864 metros de altura y esta es su historia.

La construcción: julio 1970-abril 1971

Foto: Shutterstock.

El refugio fue construido por el Grupo Ascensionismo del Colegio San Gabriel de Quito, con el liderazgo del padre José F. Ribas SJ, en la cara norte del Cotopaxi, con la intención de facilitar la ascensión de los andinistas a la montaña y para promocionar el turismo. En 1969 este grupo había realizado la primera expedición ecuatoriana a los Alpes y en 1970 se formó la sección “montañeros”, que eran los exalumnos del colegio San Gabriel que seguían haciendo andinismo. Estos últimos propusieron construir un refugio de alta montaña en el Cotopaxi, con características similares al de Gouter, en el Monte Blanco de Francia. Hasta ese momento existían solo dos refugios de montaña en el Ecuador: Fabián Zurita, ubicado en la cara occidental del Chimborazo, construido en 1964 e inexistente en la actualidad, y Nuevos Horizontes, construido por la agrupación excursionista del mismo nombre en la ensillada de los Ilinizas, en 1965. Este sigue abierto al público.

El diseño elegido para la construcción fue el ganador de aproximadamente sesenta propuestas, dentro de un concurso de estudiantes de Arquitectura de la Universidad Central del Ecuador en Quito; el proyecto construido fue el de Marco Vargas y la ejecución de la obra la llevó el ingeniero Carlos López Ramírez, montañero del Grupo Ascensionismo.

La voluntad de construir un refugio enfrentó varios obstáculos, uno de los cuales fue conseguir el financiamiento de quinientos mil sucres, que fue el costo de edificar el refugio, logrado con aportes públicos, privados y particulares, tanto en dinero como en materiales y mingas semanales. Según el tipo de cambio, que en 1970 era de veinticinco sucres por cada dólar y de acuerdo con la capacidad adquisitiva de la época, se estima que la inversión en la actualidad sería de 670 mil dólares, aproximadamente. Los primeros cincuenta mil sucres aportó el Ministerio de Recursos Naturales (actual Ministerio de Recursos Naturales No Renovables del Ecuador); igual suma entregaron el Consejo Provincial de Pichincha y la Concentración Deportiva de Pichincha pero, sin duda, el primer empujón para que el proyecto se concrete fue del francés Joseph Berge, entusiasta montañero gabrielino, que puso los primeros diez mil sucres.

En total, se necesitaron seiscientos quintales de cemento y setenta de hierro para la obra, que fue dirigida por Luis Rivera, Néstor Cadena y Rafael Changoluisa; los extraordinarios artífices de la construcción fueron cinco albañiles y veinte peones que cargaban diariamente sobre sus espaldas los materiales desde el “chozón base”, depósito ubicado a 4400 metros de altura, hasta el sitio de la construcción, trabajando normalmente en condiciones climáticas adversas, ayudados los fines de semana por andinistas y voluntarios que acarreaban lo necesario para el avance de la obra en permanente minga.

La construcción comenzó el 24 de julio de 1970. El aniversario del natalicio de Simón Bolívar dio inicio al primer día de labores, y el P. Ribas lo relata en su libro Por los caminos del sol y del viento como una gran caravana, cual “conquista del oeste”, por el entusiasmo vivido en esa jornada, pues se movilizaron camiones de las Fuerzas Armadas, jeeps 4×4, camionetas y automóviles para acercarse a la montaña. Mientras Carlos López se dirigía al sitio de construcción a marcar el lugar de los cimientos del refugio, en medio de ventarrones típicos de verano, a la par se construía el chozón base, lugar de acopio de material y donde dormirían trabajadores y andinistas esa primera noche, luego de vivir un “doloroso rosario”, tras haber cargado todo el día. Allí comieron un suculento locro y compartieron algunas canciones entonadas por Roque Morán y César Ruales, montañeros del Grupo Ascensionismo.

El refugio José Ribas en el Cotopaxi es un espacio idóneo para la educación ambiental, conservación, escuela de montañismo e investigación científica. Fotografías: Cortesía Juan Carlos Veloz, JVCGestión Turística
Joseph Berge, cortesía Grupo Ascensionismo del Colegio San Gabriel.

El problema del agua y los partidos de ecuavoley a 4800 metros

La dificultad de contar con el líquido vital sigue siendo parte de la cotidianidad del refugio y para la construcción no fue posible captar agua del deshielo como se esperaba, hubo que mantener una hoguera permanente para fundir nieve con leña cargada desde el chozón y así realizar las mezclas y levantar estructura y paredes. Una de las principales anécdotas fueron los reñidos partidos de ecuavoley en una cancha adaptada en el pequeño patio del refugio, donde la mayoría de veces los trabajadores ganaban a los andinistas. Actualmente, el agua que se utiliza allí viene de dos fuentes: la captación del deshielo glaciar que llena un tanque de recolección y la otra vía canaletas de agua lluvia o nieve que se derrite en el techo. Sin embargo, en época seca se han tenido que cargar garrafas de agua desde el parqueadero.

Inauguración y registro: 1 de mayo de 1971

La historia relata que, durante una hermosa y serena mañana despejada, cerca de dos mil personas se dieron cita para el acto inaugural del refugio, que se inició con una eucaristía y que tuvo como centro el reconocimiento al gran esfuerzo de los trabajadores que levantaron esta casa de los andinistas, quienes asistieron con sus familias. Participaron también autoridades y medios de comunicación. Fue el inicio de una nueva era en el andinismo nacional, una fiesta en los Andes del Ecuador. Joseph Berge había filmado y fotografiado todo el proceso de construcción hasta el día de la inauguración. Esta película fue reeditada en 2011 por Tomás Astudillo y se la puede ver en el siguiente enlace.

La ampliación: de agosto de 1976 al 23 de enero de 1977

Cinco años después de inaugurado, el refugio se quedó corto de espacio por la demanda y afluencia de visitantes y andinistas. Nuevamente, el Grupo Ascensionismo gestionó la construcción, con el apoyo económico de la Dirección Nacional de Turismo (Dituris), actual MinTur. La ampliación se realizó hacia su lado oriental, conformando de esta manera dos salas y dos cocinas, una para andinistas y otra para visitantes, así como una amplia zona de dormitorio con literas y baterías sanitarias ubicadas al exterior del edificio. Posteriormente, hubo algunas mejoras y el refugio mantuvo la misma estructura funcional por los siguientes veintiséis años. En este enlace se pueden conocer los detalles del Parque Nacional Cotopaxi que forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador, los horarios de ingreso, actividades permitidas e importantes regulaciones.

Según el portal mountainplanet.com, el Cotopaxi, que alcanza los 5897 metros de altura en su cumbre (segundo volcán activo más alto del mundo luego del Ojos del Salado de 6893 msnm que se encuentra en la frontera entre Argentina y Chile), es la quinta montaña más “guiada” en el mundo. Esto quiere decir que es una de las montañas más concurridas en turismo de aventura a nivel global, junto con otras tan renombradas como el monte Blanco en los Alpes y monte Rainier en Estados Unidos. La lista está liderada por el Kala Patthar, ubicado en la zona del glaciar del Khumbu en Nepal y vecina del Everest. Sin duda, este reconocimiento mundial se debe en parte a las facilidades de infraestructura del refugio, que permite el descanso previo a su ascensión, además de las bondades técnicas de la ruta, el atractivo estético de la montaña, así como de su cumbre.

Manejo y gestión del refugio

Quien ha construido una casa sabe que luego de hacerla hay que darle mantenimiento, y ese fue el reto luego de inaugurado. Durante los primeros años, el padre Ribas estuvo a cargo de la administración directamente, con Rafael Changoluisa como guardián, hasta 1979. A partir de entonces, los hermanos Gustavo y Holguer Changoluisa decidieron arrendar el refugio; Gustavo recuerda que en esa época el refugio atendía únicamente fines de semana y visitas escolares programadas los días viernes. Luego, ellos pasarían a trabajar para la administración de Pablo Fernández, que estuvo a cargo de 1990 a 2011, cuando el Grupo Ascensionismo encargó el manejo a Belisario Chiriboga y Xavier Desrosiers, quienes por primera vez ofrecieron un servicio completo de alimentación y hospedaje con reservas. Más adelante se hizo cargo del refugio Oswaldo Freire. Todos ellos andinistas gabrielinos.

En 2013 el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica tomó el manejo del refugio, tras resolver un conflicto legal; los constructores nunca imaginaron que un día un gobierno intentaría expulsarlos. El refugio más visitado del país y uno de los atractivos turísticos más importantes del Ecuador era una propiedad privada ubicada en terreno estatal. Finalmente, el ministerio indemnizó al Grupo Ascensionismo y remodeló el bien en 2014, con una inversión de 382 086,15 dólares. Para la administración, en una nueva época del refugio, el ministerio llamó a un concurso público y Esteban Vega, también del Grupo Ascensionismo, lo ganó y se hizo cargo hasta agosto de 2015, cuando inició el proceso activo de erupción del volcán y el refugio cerró sus puertas por dos años y tres meses. En noviembre de 2017 abrió nuevamente operaciones, con Fernando Rubio a la cabeza de un equipo que atiende a visitantes, montañistas y turistas los 365 días del año.

Desde su inicio, el refugio se mantuvo de la autogestión, en 1981 dormir ahí costaba 65 sucres. Al comenzar la dolarización en 2001 ese valor era de veinte dólares por persona, así se cubrían los gastos operativos, sueldos para trabajadores y obras menores que se realizaban. La administración actual tiene un convenio de cooperación con el ministerio y trabaja sobre los lineamientos que le ordene el parque. Su administrador, junto con el equipo de trabajo de mantenimiento y cocina, cargan sobre sus espaldas desde el parqueadero hasta el refugio dos o tres veces por semana todo lo necesario para el funcionamiento y todas las compras que permiten que el visitante llegue a las mesas de madera del refugio y se tome un delicioso chocolate caliente por 2,50 dólares o un locro con aguacate y tostado por seis. Pasar la noche allí cuesta 33,60, que incluyen cena y desayuno; se debe hacer una reserva para dormir a 4864 msnm. Estos son los canales oficiales del refugio en Facebook y en Instagram.

Desde 1971 el refugio ha acogido a miles de visitantes y montañistas que han disfrutado de sus comodidades. Su razón de ser es facilitar la experiencia en la montaña, ya sea para los que quieren ascender hasta la cumbre o para los que la visitan con el único afán de tocar la nieve del Cotopaxi. El refugio ha sido testigo de la historia del andinismo nacional, guarda momentos alegres de quienes coronan la montaña cada semana y también de los que han sufrido los efectos del soroche o de la tristeza al no alcanzar la cumbre. En este corto video se puede apreciar la “experiencia Cotopaxi” desde el ingreso al parque hasta la cumbre.

El refugio es un espacio idóneo para la educación ambiental, conservación, escuela de montañismo e investigación científica. Este es un templo que guarda historias de compañerismo en sus paredes, hazañas de los pioneros, lágrimas y frío, pero también cantos alegres con guitarras, del sueño compartido que comenzó con doce amigos de montaña del Grupo Ascensionismo y que, cincuenta años después, mantiene su espíritu intacto.

En las fotografías se puede observar el esfuerzo que realizaron trabajadores y colaboradores para construir el refugio del Cotopaxi que lleva 50 años acogiendo visitantes y excursionistas que se acercan a la montaña más popular del Ecuador; desde su inauguración ha tenido varias modificaciones hasta la última en 2014 cuando se hizo cargo el Ministerio del Ambiente. Medio siglo de historia del refugio que ha posicionado al Cotopaxi como la quinta más apreciada para turistas de montaña en el mundo. Cortesía fotografías: ® Joseph Berge – Grupo Ascensionismo del Colegio San Gabriel.
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