Por Gonzalo Maldonado Albán.
Edición 449 – octubre 2019.
Match Point no es una comedia desternillante —como tantas películas de Woody Allen—, sino una tragedia oscura que describe a la existencia humana como la suma de hechos inconexos que ocurren al azar, sin el más mínimo propósito ni destino.
Cuenta la historia de un hombre y una mujer, dos arribistas jóvenes y guapos que buscan resolver su vida frecuentando la amistad de los Hewett, una adinerada familia londinense. Ella es Nola Rice, una actriz a la que ni su increíble belleza física puede abrirle la puerta de un escenario. Él es Chris Wilton, un tenista que debió hacerse instructor tras fracasar en el circuito profesional.
Wilton conquista fácilmente a la tímida hija de los Hewett y Nola Rice ya es la prometida de Tom, el hijo mayor de la misma familia. Así que todo parece ir bien hasta que ocurre algo que no estaba planificado: Chris y Nola se enamoran. En una escena bañada de lluvia y cuerpos ceñidos con ropa mojada, ambos sucumben a su amor prohibido, entre gemidos de placer y lamentos sobre las consecuencias futuras de aquel desliz. La escena es clave porque muestra el único momento en el que los sentimientos pueden dominar al extenista.
Porque en un mundo gobernado por el azar, el cálculo parece ser la única regla necesaria para existir. Chris calcula y decide asesinar a su amante porque no puede arriesgar la vida de comodidad y oportunidades que tendrá con los Hewett.
A diferencia de otras películas de Allen, los protagonistas de Match Point no tienen preocupaciones existenciales ni discurren obsesivamente sobre sus inseguridades o defectos. En este filme Chris Wilton trata con resolución a la Diosa Fortuna. ¿Dónde ha adquirido semejantes agallas? El hecho de haber sido tenista profesional tal vez le haya enseñado la importancia del arrojo físico. Pero hay algo más: cuando no juega al tenis, Chris lee Crimen y castigo de Dostoievski.
Allen traza un paralelismo entre su personaje y el villano Raskólnikov. Porque al igual que este, Chris Wilton mata porque cree que sus intereses son superiores a los de los demás. Pero a diferencia de Raskólnikov, el asesino de Match Point no sufre castigo alguno. No solo porque Wilton se libra de la cárcel sino porque él es incapaz de sentir remordimiento, algo que Raskólnikov sí sufrió en abundancia. Raskólnikov sufre porque quiere la redención. Wilton no sufre porque no hay nada de qué ser redimido.
Match Point no es una comedia risueña. Es, más bien, un filme profundamente nihilista que, en poco más de dos horas, nos siembra la cabeza de preguntas sobre la naturaleza de nuestra vida.
(2005)
• Dirigida por Woody Allen y protagonizada por Jonathan Rhys Meyers y Scarlett Johansson.
• Ganó cuatro Globos de Oro en 2006: a la mejor película dramática, al mejor director, a la mejor actriz de reparto y al mejor guion.
• Es considerada una de las películas más logradas de su director.