MasterChef y sus ingredientes para ser un sabroso reality

Los participantes de este concurso gastronómico tienen personalidades y procedencias muy diferentes, pero todos coinciden en una cosa: su paso por el programa les ha cambiado la vida.

Emoción, risas, llantos, alguna que otra desavenencia, amor, desencuentro, despedidas, triunfos… Todos estos ingredientes se cocinaron en los fogones de la segunda temporada de MasterChef a lo largo de sus más de sesenta capítulos. Podríamos estar hablando de una buena película o de una serie de gran audiencia, solo que en este caso se trata de la vida misma.

En Ratatouille (película de animación ganadora de un Óscar), por ejemplo, el protagonista persigue el sueño de convertirse en un gran chef y lo logra gracias a un inesperado amigo. Los dos roedores experimentan un sinfín de cómicas aventuras y momentos triunfales que no hubieran podido vivir por separado. El ganador de MasterChef, Roberto Ayala, cuenta con el apoyo de Manuel Bustamante para impulsar su marca Cocina Clandestina que, además de un servicio de delivery constante, también es “una experiencia que se lleva a cabo en sitios ultrasecretos”, únicamente para la gente que se inscribe en cada evento, porque “nadie sabe dónde vamos a cocinar”, explica Roberto Ayala.

La amistad de ambos cocineros se fraguó en el transcurso del programa y ahora tiene continuidad en el proyecto de Cocina Clandestina, no para abrir un restaurante, sino para darse cita en “lugares que ya hay a lo largo y ancho del país, que están cerrados, botados, y que son increíbles para darles un uso y llevar nuestra cocina a diferentes sitios”, recalca Ayala, quien, de momento, ha dejado aparcada su profesión de piloto comercial: “Mi presente es la cocina y mi prioridad es mantenerme cocinando siempre. Vuele o no, la cocina siempre va a estar ahí conmigo”.

Por su parte, además de cultivar una amistad, Manuel Bustamante confirma que en el transcurso del programa tuvo un romance con Daniela, una de las participantes de MasterChef: “Aunque la chica lo niegue públicamente, la gente lo sabe porque lo vio. Ella dice que no tuvo nada conmigo, pero no es así, nos apegamos muchísimo, en el sentido de tener una relación personal, aunque nunca fue algo formalizado”. De estas palabras del propio Bustamante se deduce que no fue una historia de amor al estilo de la novela llevada al cine Como agua para chocolate, pero algo hubo, al menos, en lo que se refiere a mezclar recetarios e historias personales.

En cuanto a hacer aflorar las emociones, Maricela Campuzano fue quien tuvo ese don especial, como la encantadora protagonista de Chocolat, interpretada por Juliette Binoche en un filme con toque mágico. “Cuando me eliminaron no pensé que iba a causar tanta tristeza entre los compañeros y en mí misma. Sentí que yo todavía podía dar más un poco más de mí, pero lastimosamente hasta ahí llegó mi camino. Me dolió mucho”.

MasterChef Ecuador es la adaptación ecuatoriana del famoso concurso gastronómico MasterChef creado por Franc Roddam, presentado en más de 145 países. La segunda temporada se estrenó el 16 de noviembre de 2020 y finalizó el 22 de febrero de 2021.

Por su especial carisma, los espectadores lloraron por su partida: “Yo no sabía que tenía tantos seguidores y cuando salí me dijeron que era tendencia. Muchos de ellos se sentían tristes porque se identificaron conmigo. El mensaje que yo les puedo dar a esas personas tan lindas es que yo voy a seguir adelante gracias a MasterChef y a Teleamazonas que me abrieron las puertas y también los ojos para darme cuenta de que si Dios me puso ahí fue para cosas grandes”.

Maricela quiere prepararse para seguir creciendo en todas sus facetas: “Mis planes profesionales son estudiar ya que muchas personas me han dicho que tengo potencial en cámaras. Desde niña soñé con estar en televisión y mis sueños se están cumpliendo. En un futuro quisiera ser comunicadora y estar en un programa sobre contenidos sociales y de ayuda a la comunidad”.

“Quiero salir adelante y seguir siendo fuente de inspiración, sobre todo ahora que nuestro país pasa por momentos difíciles. El mensaje que le doy a las personas es que nunca se rindan, que siempre luchen por sus sueños y que vamos a obtener buenos resultados de nuestra perseverancia”, afirma la exconcursante de MasterChef desde Guayaquil, donde sigue trabajando en su pequeño negocio de venta de ropa, cosméticos y de todo un poco. “A eso es a lo que me dedico y, además, los viernes, sábados y domingos entrego boloncitos”.

Además de su lado dulce y emotivo, Maricela también estuvo en el punto de mira por otra cuestión: “Una semana antes de mi salida tuve un pequeño inconveniente con Daniel y lo puse en su puesto, porque yo soy de esas personas a las que les gusta que les digan las cosas de frente. Si yo escucho hablar de otra persona a sus espaldas, siento que esa persona no es leal y no es de fiar. Después limamos asperezas y todo bien”, asegura Maricela. Los otros concursantes coinciden en que se produjeron algunos roces normales de la convivencia, pero nada preocupante ni del otro mundo: “Convivencia pura, como una familia que tiene sus líos”, expresa Roberto Ayala.

Las desavenencias nunca llegaron al extremo de Sweeney Tood, un musical de terror, dirigido por Tim Burton y ganador de un Óscar y dos Globos de Oro. En esta tétrica historia, un barbero y su amante descuartizan cadáveres y con ellos elaboran empanadas… ¡Las más deliciosas de su calle! Se afirma que esta leyenda está basada en hechos reales, pero nunca se ha demostrado. Sin embargo, en 2007 el periodista Peter Haining publicó un libro en el que asegura haber encontrado pruebas que confirman parte de los datos, como la existencia de la barbería y la pastelería.

Si bien el contexto gastronómico ha inspirado para crear obras de ficción, también hay interesantes documentales que muestran este mundo desde el plano de la realidad. Es el caso de Jiro, sueños de sushi, donde un maestro de sushi de 85 años trabaja en su prestigioso restaurante, mientras su hijo se enfrenta a la presión de sucederlo y persigue incansable la pieza perfecta de sushi.

Izq.: Los tres finalistas de la segunda temporada, Manuel, Carla y Roberto. ArrIbA: La convocatoria comenzó en la página de Teleamazonas, donde se inscribieron más de 3000 personas, de las cuales fueron elegidas 50 para un casting multitudinario. De ellos, 21 fueron los concursantes que compitieron en las distintas pruebas del programa en el que el ganador fue Roberto Ayala.

Mencionar la gastronomía oriental nos trae a la memoria a otro exparticipante de MasterChef, Christian Suzuki, un cocinero guayaquileño de origen japonés. “Estoy aprovechando los quince minutos de fama que tengo con mi faceta culinaria. La gente me quiere ver, quieren que yo vaya a entregar los pedidos para hacerse la foto”, refiere. Sin embargo, aunque dirige un negocio de comida japonesa, su sueño no tiene nada que ver con conseguir el sushi ideal.

“Me ha gustado la faceta televisiva y creo que tengo buen perfil para tener algún programa. Ojalá Teleamazonas o algún otro canal me vea potencial. Si no es así, por mi lado voy a seguir con mi profesión de diseñador gráfico, fotógrafo y chef, y voy a hacer mi propio programa en mi canal de YouTube, para mezclar viajes, gastronomía, el día a día”, confiesa Suzuki.

Sin guion

Comparaciones cinematográficas aparte, lo cierto es que MasterChef no tiene guiones, ya que así lo especifica la franquicia. “Lo que se hace es entrevistar a los participantes, que están en una situación determinada, y sus sentimientos y emociones afloran. Eso es lo que se puede ver en el programa, pero guiones no existen”, asegura la productora del concurso, María del Carmen Arellano.

Al otro lado de las cámaras, todo lo que sucede es fruto del momento y, por cierto, nada fácil. “Son jornadas largas. Los horarios de producción y grabación son sumamente duros, muy fuertes, porque hay muchas exigencias de la franquicia”, dice Arellano. “Hay que cumplir con tiempos y, de hecho, la cocina tiene tiempos específicos de cocciones que no se pueden hacer más rápidos”.

Respecto al éxito de MasterChef, María del Carmen Arellano lo atribuye a varios factores, pero “definitivamente, a los participantes, que tienen amor y pasión por la gastronomía. Con sus distintas personalidades todos podemos relacionarnos en algún momento, vernos reflejados en muchos de ellos y llegar a admirarlos o considerarlos amigos”. De igual modo, es muy importante el papel que juegan los jurados: “Son muy profesionales con lo que hacen. De hecho, Jorge Rauchs aportó mucha experiencia dentro de las temporadas de MasterChef, ha estado en Chile y también en todas las de Colombia”.

¿Qué cantidades comían los jurados? Probar y probar platos deliciosos pudo ser la fantasía de algunas personas en algún momento de su vida, y es algo que se refleja en Charlie y la fábrica de chocolate, la novela infantil de Roald Dahl que se llevó a la pantalla grande. En el argumento, cinco niños participan en un sorteo y creen que el ganador tendrá chocolate de por vida…

El equipo de jueces de MasterChef Ecuador segunda temporada: Carolina Sánchez, Jorge Rausch e Irene González. De amarillo, los acompaña la presentadora Érika Vélez.

“Probábamos más de sesenta platos al día”, recuerda Irene González, jurado de MasterChef. “En mi caso, prácticamente, eran mi almuerzo y cena. Aprendí a tener un buen desayuno, nutritivo y balanceado, para mantenerme degustando todo el día diferentes platos. No fue difícil, pero sí altere mis horarios de alimentación. Ya me reconcilié con mi estómago luego del concurso”, comenta entre risas.

Para ejercitar sus papilas gustativas, Irene González hace lo siguiente: “Me encanta probar alimentos, especias y productos diversos. Siempre estoy experimentando con sabores y eso permite ir sensibilizado el paladar”. Como jurado de MasterChef no duda al responder sobre la decisión más difícil que tuvo que tomar en el programa: “Eliminar cocineros que tenían un gran potencial para llegar a ser parte de los finalistas. Por un plato mal elaborado tuvimos la decisión de eliminarlo del concurso”.

Irene González desvela las características que no deben faltar en un buen plato: “Empieza porque sea atractivo para la vista y termina por el gusto. En primer lugar, se observa el emplatado, es decir, la presentación armónica del alimento, que incluye colores, texturas y volúmenes, además de escoger un plato adecuado a la porción que se va a presentar. A continuación, la armonía y el equilibrio en sabores y texturas del alimento. Por último, la ponderación en las porciones”.

El ganador de la segunda temporada, Roberto Ayala, convenció a los jueces con un menú impecable de tres tiempos: para la entrada, una sopa de tomate al horno y ahumada a la que llamó La sopa de la amistad; un plato fuerte, El cordero de la redención, constituido por una costilla de cordero en salsa de yogur con eneldo y menta, y el postre, bautizado como La despedida thai, arroz meloso de mango.

A Roberto Ayala le ha cambiado la vida: “Ser el ganador de la segunda temporada de MasterChef se siente muy bonito, muy surreal, algo que no estaba entre mis planes. En ningún momento me imaginé ser el ganador”. Pero eso es algo que no le ha ocurrido solo a él, sino a todos los participantes del programa. “Básicamente, toda mi normalidad antigua ha cambiado de una forma brutal”, dice Manuel Bustamante. “Muchas personas me escriben y me dicen cosas muy lindas, me hacen sentir muy querida, me dicen que yo soy su inspiración, que quieren seguir mis pasos, me aconsejan tan lindo, me hacen sentir parte de su familia, como un ejemplo a seguir”, concluye Maricela Campuzano.

Por supuesto, habrá una tercera temporada. Bon appétit!

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