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María Reiche

La arqueología celebra el 120 aniversario del nacimiento de la matemática y física alemana que desempolvó los misteriosos geoglifos del desierto de Nasca.

María Reiche - arqueóloga Nasca

“Tenemos aquí el testimonio en gran escala y único en el mundo del primer despertar de las ciencias exactas en la evolución de la humanidad, esfuerzo gigantesco de la mente primitiva que se refleja en la grandeza de la ejecución bajo el cielo vasto de las pampas inmensas y solitarias, barridas por el viento y quemadas por el sol”, dijo la matemática alemana María Reiche.

Esas palabras tienen que ver con la pasión de su vida: el estudio y preservación de uno de los testimonios arqueológicos más relevantes de sociedades prehispánicas: las líneas y geoglifos de Nasca, en la región de Ica (sur de Perú).

Reiche nació el 15 de mayo de 1903 en Dresde, Alemania. En los años treinta viajó a Perú como institutriz y fue el inicio de un lazo de por vida con la arqueología y la cultura del país sudamericano.

Figura de mono en Nasca
El mono, uno de los geoglifos más famosos de Nasca, fue descubierto por María Reiche en 1952.

Un hecho decisivo fue conocer y convertirse en ayudante del antropólogo estadounidense Paul Kosok, quien hasta finales de los años cuarenta investigó los misteriosos dibujos.

De sólida formación académica (geógrafa, matemática, física y hablaba cinco idiomas), Reiche se dedicó por completo a descifrar y preservar el sitio arqueológico que, gracias a sus publicaciones, alcanzó dimensión internacional.

“No siempre fue comprendida y con frecuencia sufrió el maltrato y vilipendio de gente que la veía como una excéntrica, pero su constancia y carácter supieron imponerse sobre toda adversidad y lograr ser identificada con la maravilla que encierran las pampas”, señala el Congreso peruano.

Las líneas fueron descubiertas en 1927, pero la labor de Reiche fue crucial en la declaratoria de las líneas y geoglifos de Nasca y pampas de Jumana como Patrimonio Mundial en 1994.

La real magnitud de las figuras se aprecia desde el aire y entre las de mayor tamaño hay un pájaro de casi 300 metros, un lagarto de 180 metros y un mono, un pelícano y un cóndor de 135 metros cada uno.

De bruja a dama

Cuando Reiche comenzó a explorar el desierto, los habitantes de Nasca se reían de ella y la llamaban “bruja”, porque con una escoba quitaba el polvo que cubría los dibujos.

Pero, la asociación que lleva su nombre en Dresde aclara que, “en cuanto empezaron a llegar grandes multitudes de turistas, comenzaron a adorarla como a una santa”. Hoy es más conocida como “dama del desierto” o “dama de la pampa”.

Con cinta métrica, sextante, brújula y teodolito recorrió a pie un promedio de 25 a 30 km diarios, y se estableció en una sencilla y austera cabaña cercana a la zona de sus estudios.

La casa-museo María Reiche (distrito El Ingenio, provincia de Nasca) reproduce la vivienda de la investigadora y muestra diversos objetos de trabajo y personales

Uno de sus hallazgos fue la figura de El mono, con nueve dedos y cola en espiral. Ella tenía el mismo número de apéndices por la amputación del dedo medio de su mano izquierda.

Esa coincidencia no era casual para la científica alemana, sino “una señal” de su atracción por Nasca.

Reiche murió el 8 de junio de 1998 con cáncer. Sus restos descansan en la tierra que tanto amó: la pampa de Nasca.

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