Por Darío Granja.
Fotografía: cortesía.
Edición 455 – abril 2020.
En la historia de un país hay siempre piezas que faltan, se perdieron, están ocultas o fueron destruidas. Sin embargo, a veces alguien encuentra algunos vestigios, pequeños retazos que calzan en ese gran rompecabezas llamado patrimonio histórico nacional. Así, donde antes había una imagen borrosa del pasado, ahora existe una figura más legible del presente.
Esta es la historia de una de esas piezas.
Se trata de los únicos manuscritos musicales del período colonial del Ecuador, escritos a finales del siglo XVII y encontrados de manera casi fortuita entre 1981 y 1982 en Ibarra. Estas obras, olvidadas en el tiempo, son el repertorio actual de la agrupación holandesa Música Temprana.
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