
Los brasileños Fernando y Humberto Campana trabajan juntos desde los años ochenta. Su creatividad para transformar el caos y su capacidad para reutilizar materiales los han convertido en un referente mundial.
El trabajo conjunto de los hermanos Campana se inició en 1983, cuando decidieron unir sus creatividades sin un rumbo claro. Humberto (abogado) y Fernando (arquitecto) se formaron de manera autodidacta y sin pensarlo se convirtieron en un referente del diseño brasileño y mundial. Para ellos lo principal es transmitir un mensaje sobre la improvisación, “pero la improvisación bien hecha, la improvisación donde uno transforma un material o le da una función diferente a la que corresponde en el uso cotidiano”, explica Humberto.
Y para conseguirlo reutilizan materiales y objetos, con el fin de dar vida a piezas extravagantes de toda índole. Su trabajo no se limita a los muebles, se ha extendido a la joyería, zapatos, bolsos, vestuario y escenografía. Actualmente, su obra forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de São Paulo, del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), del Centro Georges Pompidou en París y del Museo de Diseño de la firma Vitra. Los hermanos Campana han exhibido sus obras en todo el mundo, desde Sudáfrica hasta Japón, pasando por Alemania, México e Israel.
En sus diseños utilizan materiales como cuerdas, cartones, peluches, tejidos de diversa índole, tubos de PVC y un centenar de materiales reciclados. Se mueven entre el arte, el diseño industrial y la artesanía, como una forma de dar sentido al caos a través de su creatividad, pues para ellos el diseño es fantasía y emoción, y creen que el arte “cuenta historias, como una pequeña película, una pequeña sinfonía, con un inicio, un medio y un fin, el fin es la casa de la gente”, dice Fernando.

Los hermanos Campana, nacidos en São Paulo, apenas esbozan unos garabatos antes de construir cualquiera de sus creaciones. Su enfoque es “hacer”, crear sus propios objetos con sus manos, sirviéndose de los materiales más dispares que encuentran explorando las calles de la ciudad.
La Silla Favela es un ejemplo de lo anterior y una de sus creaciones más conocidas. Fue diseñada en 1991 por Humberto y es una de sus piezas favoritas porque “es una forma de construir una silla sin tanta tecnología”. La idea nació de observar cómo parte de la población de Brasil “construye su vida de la misma manera en que construye sus casas”. Esta pieza junta pedazos de madera que se recogieron de las cercanías de un mercado, sin un orden particular, sin una racionalidad. El autor considera que la silla es popular “porque trae un mensaje de esperanza, de sentir que todo el mundo puede construirla”, pero también muestra el contraste cultural que se vive en ciudades como São Paulo o Río de Janeiro, donde la población acomodada convive con la marginal en un mismo contexto.
La primera exposición de estos hermanos brasileños tuvo lugar en 1989, con una colección de sillas de hierro llamada Incómodos, realizada en una galería de arte de São Paulo, según detalla la web especializada Axxis, en la que se indica, además, que para Humberto y Fernando el punto de inflexión de su carrera fue la exposición Project 66, en el MoMA, en 1998. Ese mismo año crearon uno de sus diseños icónicos: la Silla Vermelha, que les permitió el inicio de una estrecha relación comercial con la firma de mobiliario Edra.

Actualmente en su estudio de diseño trabajan más de diez personas de variadas profesiones y oficios: arquitectos, costureras y artesanos, que llevan más de quince años en el desarrollo de productos. Humberto explica claramente la forma en la que trabajan: “Nuestra obra nace de la manipulación de los materiales. Las piezas empiezan a tomar forma tan pronto como comenzamos a jugar con los materiales; los materiales nos indican hasta qué punto quieren y pueden ser transformados. Nuestros objetos son fruto de esta experiencia lúdica, de la voluntad expresada por los materiales. La Silla Favela, por ejemplo, ilustra una forma desenfadada de hacer una silla, a partir de trozos de madera, sin seguir regla alguna o ceñirse a un plan cartesiano”. Para ellos el uso de materiales en bruto, la experimentación de todo tipo de materiales pobres y recuperados, es su manera de oponerse a la colonización comercial.
En síntesis, la concepción de los hermanos Campana se basa en un diseño que se reinventa y transforma pero que, además, refleja la personalidad de su país y su cultura, que está repleta de color, energía, formas incompresibles y movimiento sinfín.
(Ángela Meléndez)