
Jorge Vargas Chavarría
La Caída, Ecuador, 2022
El dolor es un hilo que atraviesa lo humano. En mayor o menor medida, la vida se cose con golpes tan fuertes, que los traumas se convierten en los zurcidos de la memoria.
Esta aproximación desoladora la trabaja Jorge Vargas, quien no cae en el lamento gracias a las finas puntadas con las que construye los cuentos de Una boca sin dientes, obra con la que ganó el Premio Joaquín Gallegos Lara 2022.
No hay queja en su voz. Por el contrario, provoca un juego empático para entender que el horror se halla en las problemáticas sociales. El maltrato familiar, el femicidio, el porte de armas y el abuso sexual le permiten abordar la luz y la sombra que habitan en la cotidianidad.
Con acierto explora la indefensión de la infancia y la fragilidad de la adolescencia. Pero, sin duda, su trabajo sobre la vulnerabilidad de la adultez es lo mejor logrado. Pensar sobre la pesadez y los conflictos de la madurez dan acceso a las frustraciones que acarrean el crecer dentro de una sociedad sometida a la eficiencia, donde lo humano se robotiza.
En términos formales, el libro se divide en cuatro partes, las cuales contienen tres cuentos. En el primer apartado, “Lugar de origen”, aparece el relato que da título a la obra que, junto con los textos que le acompañan, tratan sobre episodios que quebrantan la infancia.
El segundo bloque, “Lejos de casa”, evoca las huellas que deja cualquier desplazamiento, que no se reduce a un gran viaje, sino a una mudanza, unas vacaciones o ir a una cena. Mientras que en “La voluntad de los disfraces” se vislumbran las apariencias, una constante social pues nadie se mostraría como es.
Una visión de contemplación y nostalgia componen el último apartado, “Se vestirá con cenizas el alba”, donde la rabia asoma hasta en los días más felices. En definitiva, se trata de un libro que llega con la certeza de un dardo en el blanco de la memoria.