Populismo global

Routledge, Londres, NY, 2021. Portada del libro: “Ansia de poder”, Marcelo Aguirre, 1994.

Este libro intenta buscar un concepto o unas características fijas que engloben al populismo. Para ello recurre al análisis de diversos populismos en todo el mundo, enfatizando en los de Europa, Estados Unidos, Sudamérica y Asia sudoriental, y observando cuál es su funcionamiento en los hechos, antes que calzarlos en un constructo teórico elaborado al efecto. Los autores son el sociólogo y catedrático ecuatoriano Carlos de la Torre, que ha publicado varias obras sobre el tema, y el académico tailandés Treethep Srisa-nga.

Entre las interpretaciones que se han esbozado sobre qué es el populismo están: una ideología, una estrategia política, un estilo político, una lógica política, un tipo ideal o un contenedor vacío en el que se empaquetan entidades diferentes. Hay razones para sostener cada uno de estos puntos de vista.

Los casos latinoamericanos que más se tratan son los del socialismo del siglo XXI, mencionando a otros dirigentes de la región a los que se pueda aplicar el modelo, en los que se ve que la estrategia de conquista del poder y del ejercicio del gobierno siguen pautas similares. En Estados Unidos métodos populistas habituales ya se hallaron en las campañas de Nixon, Reagan y Clinton, pero quien más se ajustó al esquema fue Trump, que creó un enemigo, los inmigrantes, una lógica típica del populismo. También adoptó un estilo chabacano y presumió de su poca formación académica.

Carlos de la Torre ha escrito, junto con Treethep Srisa-nga, Global Populism, un libro indispensable para entender este fenómeno. Fotografía: Cortesía Carlos de la Torre.


En Europa, un continente que parecía libre de populismo, se encuentran casos claros como el español Podemos, el griego Syriza y el movimiento francés de Marine Le Pen. Para el Sudeste Asiático se describen situaciones similares en Filipinas y Tailandia. El peronismo se analiza a propósito de la comparación entre el fascismo y el populismo, tendencias que tienen mucho en común, sobre todo en la lógica que establecen: la lucha política es una confrontación irreconciliable y maniquea entre el “pueblo” y los otros. Pero el fascismo intenta aniquilar al adversario y establecer dictaduras, mientras que los populismos buscan refrendar su poder en elecciones que afrontan como épicas batallas.

Los autores se inclinan por la tesis de que el populismo es ante todo una lógica política basada en el antagonismo entre enemigos irreconciliables. La identidad de los otros, de los malos, varía según se trate de un populismo de izquierda o de derecha. Los populismos se parecen en los métodos para alcanzar el poder, pero más en el ejercicio del gobierno. Para ellos democracia es elecciones, pero restringen todos los derechos e intentan perpetuarse en el gobierno. 

Sin embargo, establecen De la Torre y Srisa-nga que no todas las facetas del populismo son negativas. Los populismos de izquierda suelen favorecer la inclusión de sectores marginados y disminuyen las tasas de pobreza. Y queda abierta la posibilidad de domar al populismo, como ha ocurrido alguna vez, situación deseable, visto que este fenómeno parece ser consustancial a la democracia.

Canal: Universidad Andina Simón Bolívar.
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