
Gabriela Alemán, editora
El Fakir, Quito, 2022
Esta antología de crónicas, ensayos y testimonios orales es un ejercicio de la memoria de varios extranjeros que, más allá de su recorrido por el Ecuador y su vida aquí, exponen cómo les habitó nuestra geografía y las costumbres que la pueblan.
Miembro del Cuerpo de Paz, Moritz Thomsen viaja por la Esmeraldas de los sesenta para evidenciar la riqueza natural, así como la corrupción en la construcción de carreteras; mientras que Mary Ellen Fieweger llega a las festividades de Los Bancos para mostrar la locuacidad de los hombres y el silencio de las mujeres.
Christoph Baumann, el actor, cuenta su derecho de pagar piso por “gringo”, que no terminó pesando gracias a que el tiempo lo hizo tan ecuatoriano como cualquiera. Y, si para un criollo era impactante tramitar una cédula en el Registro Civil, imaginemos lo que fue para la estadounidense Kathy Capello.
Así saltan por el resto de las páginas las caras que encontró Matthias Abram en el Ecuador, el realismo mágico que mueve a Manabí bajo la mirada de Moya Foley, la legendaria explotación y resistencia amazónica desde las experiencias del cura capuchino José Miguel Goldáraz.
También está la reflexión sobre la lógica ecuatoriana, según Carole Lindberg, el descubrimiento del compadrazgo por parte de Tom Crosby y la convivencia con la ruralidad de Ángela Gómez.
La obra cierra con el contrapunto entre los textos de André Olivéroff y Esteban Crespo Jaramillo para develar el encuentro entre el poeta Medardo Ángel Silva y la bailarina Anna Pávlova y descubrir el verdadero significado del poema “Danse d’Anitra”.