Camino errado

Andrés Cadena
Turbina, Ecuador, 2021

No solo se tropieza con la misma piedra, también se escoge el camino errado constantemente. Así lo auguran los cinco cuentos, tan largos como vertiginosos, de Andrés Cadena, Premio Miguel Donoso, 2020. Uno quisiera estar en la ruta del tentempié, pero termina transitando por el derrotero de los derrotados.

“Estereotipia” abre el libro. Desde el título se sabe que un trastorno mental está presente, pero acaso no es de locos repetir nuestras acciones como si fueran un tic nervioso. Un triángulo amoroso de juventud, un cuarteto de amigos que fue fuego y se hizo humo, sexo, drogas y rocanrol… y también un cáncer terminal serán capaces de mostrarnos cómo el futuro se desintegra con el peso del pasado.

Le sigue “Juego”, un cuento cargado de pasión y recuerdos, que sabe a fútbol y a barrio, a compañerismo y egoísmo que, cual Dr. Jekyll y Mr. Hyde, habitan en un mismo cuerpo. Con “La quietud del aire” se pierde la respiración. Un secuestro, un caso de acoso laboral e infidelidades construyen un camino empedrado. Pero lo más difícil de recorrer es plantearse si realmente conocemos a quienes conviven más tiempo con nosotros. 

“Vaivén” es dos textos en uno que terminan bordándose como una trenza que zigzaguea como una serpiente. Los comienzos del guerrillero Araña y las travesuras sexuales de un grupo de jóvenes que se pueden ahogar en el mar o en un ronquido. En cambio, leer “Ensayo” amerita una mayor concentración. Su escritura es un sendero de guiños a Flannery O’Connor, Capote, García Márquez, Piglia, Octavio Paz y Blanca Varela. Las citas permiten aplacar el horror y, sobre todo, entender cómo los fracasos pueden ser el vínculo más fuerte.

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