¡Legalizar, ya!

Ilustración: María José Mesias

Ni México, siendo el país vecino de Estados Unidos y la principal amenaza en sus fronteras, ni Colombia, habiendo recibido alrededor de doce billones de dólares en asistencia militar en el marco del Plan Colombia durante la primera década del milenio lo pudieron combatir, ¿por qué podríamos hacerlo nosotros? Me refiero al narcotráfico, por supuesto, y a la cola de violencia y terror que trae a los países en los que opera. Por eso hay que legalizar la droga ya.

Una verdad incómoda

Es un secreto a voces. Nadie lo quiere admitir, pues alrededor del tema se cuela una inmensa dosis de mojigatería hipócrita, pero la pelea parecería estar perdida. Ni los Estados más poderosos han podido vencer al leviatán de la droga y el narco con sus tentáculos bien enraizados en los círculos más poderosos de la sociedad desde donde la permea toda. Los narcoestados ya no poseen el monopolio de la violencia, pues desde hace rato quienes caotizan a la sociedad y la tienen descuartizada son los carteles del narcotráfico. Y no, no se trata de armar a la ciudadanía como proponen algunos trasnochados conservadores. El problema jamás se va a solucionar así, pues la violencia incontenible jamás se para con más violencia y peor incitando a una suerte de guerra civil de todos contra todos.

La solución es la legalización, ya. Y sí, es cierto, esto es políticamente incorrecto e inviable, pues para que funcione y realmente elimine los mercados ilícitos e ilegales debería darse a nivel global y sobre todo en los mercados de mayor consumo como Estados Unidos y Europa, y admitámoslo ya, eso jamás va a suceder, al menos no en Estados Unidos y con las drogas duras.

Seguir haciendo lo mismo

Seguir haciendo lo mismo esperando resultados distintos es la locura, decía Einstein, y eso es precisamente lo que algunos países de América Latina hacen desde hace algunos años aupados por la política de seguridad antinarcóticos de Estados Unidos. Con mayor o menor índice de fracaso, desde México hacia el sur, estamos flagelados y el problema se ha ido agravando. En realidad, si miramos el fenómeno, deberíamos admitir que los auténticos triunfadores de la globalización con operaciones transnacionales impecables son los carteles del narcotráfico.

Lo que el norte global no entiende, y nosotros no hemos sido capaces de evidenciar, es que la política de mantener las drogas del lado de la ilegalidad está creando unos efectos de inseguridad y daño colateral a sociedades enteras: Estados que van camino a ser fallidos por la ceguera, sordera y mudez del norte y por nuestra propia desorientación.

¿Soluciones?

Las soluciones son difíciles de avizorar. Los consumidores globales no han dejado de multiplicarse y, mientras esa demanda crezca, la lucha contra un mercado de ganancias estratosféricas que alimenta el terror para perennizarse seguirá siendo una quimera parecida al infierno. El camino de la legalización es sinuoso e improbable, pero el debate debe comenzar ya, a pesar de todas las incomodidades que pueda generar.

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