
Por Alfonso Reece Dousdebés
Ya avanzada esta película, el escritor Georg Dreyman (Sebastian Koch), recibe la partitura de una pieza que se titula “Sonata para un hombre bueno”… podría ser el título del filme que narra una historia ocurrida en Berlín Oriental, en la RDA (República “Democrática” Alemana).
Es el año 1984, como la famosa novela distópica de George Orwell. No se trata de una selección accidental, vamos a conocer a un “gran hermano” que ve y oye todo; la diferencia con la fantasía orwelliana es que este sí existió. Sus ojos y oídos se llamaban Stasi, Ministerio de Seguridad, un servicio de espionaje heredero de la mortífera eficiencia de la Gestapo hitleriana y de la brutalidad de la KGB estalinista.
El capitán de la Stasi, Gerd Wiesler (Ulrich Mühe) da una clase de interrogatorio a futuros agentes, les enseña cómo extraer información y les dice que deben despreciar a los interrogados porque son enemigos del socialismo. Luego, Wiesler recibe órdenes del ministro de Cultura de espiar al escritor Dreyman, de quien ya tienen sospechas, pero debe encontrar algo que permita destruirlo. Por casualidad el capitán se da cuenta de que el verdadero móvil del ministro es conquistar a la compañera de Dreyman, la actriz Christa-Maria Sieland (Martina Gedeck). Entonces comprende que no está trabajando por la causa del socialismo, sino para los intereses de la cúpula en el poder.
“Sonata para un hombre bueno”
Se inicia así un proceso de desencanto y transformación en Wiesler que lo llevará a proteger a Dreyman. El verdugo se vuelve “un hombre bueno”. La “Sonata” existe realmente como pieza musical y constituye el tema que se oye cuando aparece el capitán. Como marco y explicación se ve un Estado corrupto, en el que medran jerarcas privilegiados, en el que son corrientes la prostitución y las drogas, en el que un funcionario de mediano rango tiene que cenar arroz con salsa de tomate y que mantiene a la sociedad atenazada por el miedo, pues la Stasi sabe todo o casi todo de la vida de los ciudadanos, de la vida de los otros.

La sonata del conde
- La vida de los otros obtuvo el Óscar 2007 a la mejor película de habla no inglesa, el Bafta, el César y los Premios del Cine Europeo a mejor película y mejor actor.
- Este fue el primer largometraje del director Florian Maria Georg Christian, conde Henckel de Donnersmarck.
Al hacer una película sobre un tema político, que implica monstruosos hechos reales, puede ser complicado mantener un delicado equilibrio para que la condena clara no caiga en el panfleto. Este filme aborda frontalmente la ignominiosa realidad del sistema comunista sin diatriba ni declamación. Desde esta ponderada posición, Florian Henckel von Donnersmarck hace una cinta que es utilizada en escuelas de cine como un modelo de realización. Las actuaciones son impecables.
Al final Wiesler ha concluido su transformación, la escena es una cátedra de montaje, que establece un tono cinematográfico que lleva a un dulce disolverse en el olvido.