La oferta que no pudiste rechazar

La Oferta es la historia detrás de El Padrino

La oferta, serie disponible en Paramount+, cuenta la historia detrás de El Padrino (1972), una de las mejores películas de todos los tiempos. No va sobre cómo se hizo la cinta, sino sobre todo lo que tuvo que pasar para que la producción fuera posible.

“Meg Ryan: ¿Qué les pasa a los hombres con El Padrino?
Tom Hanks: El Padrino es el I Ching”.
Sintonía de amor, 1993.

“Lo hice para rescatar a mi familia de
los horrores de este mundo”.
Michael Corleone, 1958.

Cuando leas esto, habrán pasado 51 años, pero no importa, igual te va a gustar.

Al principio existía la palabra, y esa palabra era Padrino. La palabra estaba impresa en la portada de un libro, sostenida, como una marioneta, por la mano que mueve los hilos. El mensaje era claro: esta historia va sobre alguien que puede dirigir la vida de los otros, alguien al que quizás nunca verás de frente porque él está más bien arriba. Solo verás su mano, y te conviene besarla. Era la tercera novela de un autor nacido en Manhattan, de ascendencia italiana, y se publicó en 1969. Mario Puzo, el escritor, escogió un tema mafioso por consejo de su esposa. Eso parece gustarle a la gente, dijo ella.

El padrino es un compadre, léase y entiéndase así: compadre, una compañía en la paternidad, en la maternidad, una persona a la que escoges como fuente y referencia para la vida de tus hijos. En rigor, y luego de una tragedia, el padrino puede quedar a cargo de una criatura huérfana. En Latinoamérica el cargo no exige formalismos, uno le dice compadre a un amigo cercano, sin que medien hijos, bautizos o primeras comuniones; es un reconocimiento sentimental y muchas veces tampoco implica compromisos más allá de la lealtad: nunca te pongas en contra de la familia, menos en frente de los demás.

En 1969 Mario Puzo tenía 49 años, estaba quebrado, sus novelas anteriores no las leyó nadie, y El Padrino pudo ser su último intento. Un año después, en 1970, los estudios Paramount estrenaron Una historia de amor, que rompió la taquilla y dejó una entre muchas frases para el bronce: Amar es nunca tener que pedir perdón.

Charles Bluhdorn, el dueño de Paramount, era austriaco, de madre judía, uno de sus primeros trabajos fue vender máquinas de escribir de puerta en puerta, pero ya por esos días era millonario y financiar películas le estaba costando más dinero del que estaba dispuesto a perder. El estudio necesitaba romperla otra vez. ¿No se trata de eso nuestro trabajo? ¿Hacerlo bien y luego, enseguida, al día siguiente, mejor aún?

Paramount, que ahora tiene su propio servicio de streaming, Paramount+, estaba a punto de cerrar. El negocio del cine no cuadraba la caja, pero el de los libros se mantenía y El Padrino coronaba las listas de los más vendidos. El estudio compró los derechos de la novela y contrató al autor para adaptarla, pero el hombre pasaba más tiempo flotando en una piscina de Los Ángeles, comiendo pasta y fumando cigarros, que escribiendo la película. No era del todo culpa suya, no era un tipo especialmente perezoso, había escrito y publicado cuatro novelas, por fin tenía dinero y gozaba de la vida, pero nunca había escrito un guion y digamos que le costaba empezar.

Albert S. Rudy, nacido en Canadá y criado en Nueva York, era el productor del proyecto, tenía cuarenta años y por todo antecedente contaba como creador de una comedia para televisión. Él pensó en un joven director italoamericano, Francis Ford Coppola, de 31 años, para hacerse cargo de El Padrino. Coppola venía del teatro y del cine de bajo presupuesto, mal llamado independiente, pero tenía mirada, se notaba cuando estaba detrás de la cámara, y seguramente podría entenderse con Mario Puzo.

Ni Coppola ni Puzo conocían de cerca el crimen organizado, el novelista construyó la trama con base en una investigación de tipo periodístico, alimentada con material de archivo. De lo que ambos podían hablar era de las familias italianas en Estados Unidos, y ese, el camino conocido, fue el que siguieron.

En marzo de 2022, celebrando el cincuenta aniversario de la cinta, que gracias al cielo volvió a estrenarse en salas de cine, Coppola dio varias entrevistas en las que mantuvo firme el principio de la familia. Sobre su vida privada, dijo: no me interesaba El Padrino, ni El Padrino II, pero tenía que alimentar a mi familia […] quería a mis hijos y quería tenerlos cerca, si salía de casa por más de diez días, los sacaba de la escuela y los llevaba conmigo donde estuviera filmando, necesitaba estar con ellos, también con mi esposa, pero sobre todo con los niños.

Debe ser por eso que muchos hombres escogen esta película para verla con sus hijos, se la muestran diciendo que es la mejor de la historia, tratando de que entiendan por medio de la cinta lo que no se puede explicar, pero se debe sentir.

El actor James Caan, hijo de una pareja judío-alemana, que hizo las veces de hermano mayor en El Padrino, dijo también en 2022, sabiendo o no que moriría poco después, esto: Espero que hagan algo mejor, pero francamente lo dudo.

Mi padre, que nos enseñó a escuchar música, lo hizo para rescatar a su familia de los horrores de este mundo. A diferencia de sus hijos, y ahora sus nietos, él no toca ningún instrumento. Pero cada vez que pasa por un piano, levanta la mano derecha, abre los dedos y mueve las teclas que mueven los hilos. Siempre toca lo mismo: las primeras líneas de El Padrino.

En 1975 Francis Ford Coppola tenía 36 años, cinco premios de la Academia, y un proyecto nuevo, Apocalipsis ahora. Nadie lo quiso financiar y varios de los 31 —y medio— millones de dólares que costó la película salieron de su bolsillo. La recaudación superó los ochenta millones. Tres de esos millones fueron directo de Coppola a Marlon Brando. (En El Padrino, el único cerca de fallar, y por eso mismo el mejor, es Brando. ¿La moraleja? Arriésgate a perder). Hacia el final del rodaje, el actor le dijo al director: escogiste un camino surrealista, ahora debes conseguir un final surrealista.

Este no es un final surrealista, al contrario, es casi documental: a lo que mejor reacciona un ser humano es al cariño, cuando se siente querido, se siente seguro, y puede ser. Y ya, en cinco frases, lo que vine a decir: vean La oferta, está en Paramount+, es una serie de diez capítulos, en ella se cuenta lo que tuvo que pasar para que esta gente de la que ahora sabes algo hiciera esa película de la que te conviene saber tanto, el chisme es buenísimo.

Coda: Si te gusta, y luego ves El Padrino y El Padrino II y El Padrino III, y te dan ganas de leer la novela y también El corazón de las tinieblas, en la que se basó Apocalipsis ahora, míralo, léelo, escúchalo todo, cómete el mundo. Si no te gusta, olvídame, que para eso estamos.

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