Por Daniela Mejía.
Fotografía: cortesía de Cristina Ortega.
Edición 459 – agosto 2020.

Desde Miami, la quiteña Cristina Ortega cuenta cómo llegó a Estados Unidos, por qué se fue del Ecuador y cómo se dio este proyecto comunitario y virtual junto a la astróloga del momento.
De pequeña, cuando le preguntaban qué quería ser de grande, Cristina Ortega no sabía qué contestar. Pero su vocación la encontró a ella en el tiempo menos pensado, en uno de esos momentos de dolor en los que una grita —por dentro— clamando por la necesidad de sanación.
Fue una ruptura amorosa el quiebre, la puerta que se cerró pero que abrió otra. “Cada final indica un nuevo comienzo y cada comienzo nos llevará a un nuevo final. Es así como seguimos de capítulo en capítulo moviéndonos por el libro de nuestra vida”, dijo Cristina en la última práctica que brindó para la comunidad y la audiencia de la reconocida astróloga Mia Astral. Esa clase fue el pasado martes 9 de junio y se dio tras nueve semanas de haberlas ofrecido virtual y gratuitamente como un aporte para sobrellevar la cuarentena a la que se han sometido muchos países por el coronavirus.
Cristina dijo eso porque lo cree. Lo dijo porque así fue cómo llegó a convertirse en profesora de yoga y transformar su mirada hacia la vida y su manera de vivirla.
Cristina Ortega nació hace 33 años en Quito, donde vivió ininterrumpidamente hasta que tuvo catorce. Su mamá, nacida en Chicago, pero de familia ecuatoriana, quiso buscar en su país natal la promesa de un mejor futuro.
Contenido exclusivo para usuarios registrados. Regístrate gratis
Puedes leer este contenido gratuito iniciando sesión o creando una cuenta por única vez. Por favor, inicia sesión o crea una cuenta para seguir leyendo.