Edición 458-Julio 2020
Fotografías: Shutterstock
El exceso en su ingesta pueda acarrear graves problemas de salud, por ello se recomienda limitar su consumo y optar por opciones más saludables.
Si cuando piensa en comida chatarra solo le vienen a la mente hamburguesas, papas fritas y pizzas, debe saber que la lista va más allá; los dulces, pasteles y helados también entran en esta categoría. ¿Por qué? Porque la grasa, el azúcar y la sal que contienen son los responsables de estimular ciertos receptores del cerebro que producen una sensación de satisfacción, lo que hace que nos guste tanto la comida poco saludable. Y aunque no podamos eliminarla de nuestra vida, sí es importante controlar su consumo.
El nutriólogo Diego Suárez explica que el boom de la comida chatarra llegó con la Revolución Industrial, cuando el trabajo sedentario empezó a tener relevancia, “cortando la actividad física y buscando mecanismos más rápidos de alimentación”. Pero la industria de la comida rápida como la conocemos nació en 1921, en Kansas (Estados Unidos), con la hamburguesería White Castle, que creó un sistema rápido y limpio para cocinar este tipo de comida, pero no fue sino tras la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial que este modelo de negocio creció.
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