Japón, una nación que combina la modernidad con tradiciones y costumbres ancestrales
Cada estación del año es motivo de celebración para los japoneses, tanto así que se afirma que prácticamente todos los días se celebra un festival en alguna ciudad o pueblo. Pero el año nuevo es el más importante en el calendario nipón y los tres primeros días de enero son ocasión para reuniones familiares, vestir los mejores atuendos y degustar manjares de la gastronomía nacional.
El Washoku es una tradición culinaria japonesa del año nuevo, reconocida por la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad. Los platos de arroz, pescado, verduras y plantas comestibles solo se preparan con ingredientes frescos y se sirven en una vajilla especial.
En esta época, los japoneses cumplen rigurosamente el Hatsumode al visitar templos religiosos para agradecer por el año que termina y pedir bendiciones para el que está por comenzar. El santuario Meiji es el favorito en Tokio y se estima que entre el 31 de diciembre y el 3 de enero recibe alrededor de tres millones de visitantes.
La temporada invernal es propicia para divertirse en la nieve y, en las regiones del norte, tienen lugar festivales de esculturas de hielo, mientras el Kakizome, que rinde culto a la caligrafía, aún se cumple en algunos templos religiosos y arranca el torneo de sumo, el deporte milenario que surgió como ofrenda a los dioses y sigue siendo muy popular.
Por otro lado, la buena fortuna da sentido a múltiples creencias y del 9 al 11 de enero se realiza un festival en honor a Ebisu, dios de la prosperidad. El evento más famoso es el de los comerciantes y hombres de negocio en Osaka.
Un espectáculo digno de mención es la fiesta de purificación con fuego, a mediados de enero, en el monte Wakakusayama, en Nara, antigua capital de Japón y cuna del arte y la literatura.
El segundo lunes de enero se festeja a jóvenes que alcanzan la edad adulta entre el 2 de abril del año anterior y el 1 de abril del año en curso. Según el blog de cultura japonesa Japonismo.com, las mujeres, en particular, “visten el tradicional kimono, cuellos de pieles para resguardarse del frío y maquillan y peinan para la ocasión, un estilismo que cuesta a las familias muchísimo dinero”.
Tierra del sol naciente
El archipiélago japonés, en el Pacífico, se extiende a lo largo de la costa este del continente asiático. Japón significa “el origen del sol”, de ahí que se le llame “país o tierra del sol naciente”.
Destino exótico desde que Marco Polo en el siglo XIII le llamara “Cipango, el país de los techos de oro”. Comenzó a adoptar estilos de la vida occidental a fines del siglo XIX hasta convertirse en referente ultramoderno y tecnológico a nivel mundial.
La Oficina Nacional de Turismo destaca que la antigua religión shinto y el budismo “conservan sus valores fundamentales para los japoneses contemporáneos y siguen siendo fuentes culturales y estéticas de inspiración”.
El arte japonés es conocido por la belleza y refinamiento de pinturas, estampas, lacas, figuras de barro, cerámicas, tejidos, armaduras y espadas. Sus tradiciones artísticas van desde el kabuki, un género teatral (comedia o drama, danza y música) con más de cuatro siglos de antigüedad, y las obras del estilizado teatro musical No que se remontan al siglo XIV, hasta el arte de la ceremonia del té y las composiciones florales del ikebana.
La ecuación de lo que hoy es Japón quedaría incompleta sin la primacía que ostenta en investigación, desarrollo y tecnología para las telecomunicaciones, la industria automotriz y la robótica, entre otras esferas.