
Alrededor del año 96 entré a fomar parte de Metamorfosis, para quien no lo sabe, era una banda reconocida en el movimiento roquero ecuatoriano underground. Los “expertos” del medio roquero de ese momento cuestionaron mi ingreso a la banda diciendo que era un músico “folclorista”. ¿Qué haría yo en un grupo metalero? ¿Qué iba a aportar? ¿Venía a profanar el templo del metal? Más de veinticinco años después, luego de un largo recorrido musical con Metamorfosis y con muchos proyectos muy diversos alrededor de la música popular latinoamericana, ecuatoriana, con algunos coqueteos con el jazz, lo experimental, el rock y la fusión en general, estaba por lanzar el disco de la Tunda, un proyecto de creación alrededor de las tradiciones afroecuatorianas esmeraldeñas. Entonces, me llegó un mensaje en las redes sociales. Era una fan metalera de muchos años. Me preguntó qué estaba haciendo. ¿Cómo un metalero “consagrado” estaba en esas cosas marimberas, esas cosas de folclore? En definitiva, me dijo que pensara bien lo que estaba haciendo. Se repetía la historia al revés.
Soy compositor y en mis inicios me preguntaba qué componer, qué es lo que tengo que plasmar en mi creación, cuál es el hilo conductor de mi obra, de qué características estará marcada la estética de mis composiciones. Creo que estas son inquietudes de cualquier artista que está vinculado a la creación. ¿De dónde salen las ideas que generan una obra o una canción?
La curiosidad me llevó por distintos caminos, uno de ellos me conectó con la marimba, a los quince años vi por primera vez a Petita Palma y su grupo en el Teatro Universitario. Fue un choque emocional, algo en mis entrañas se removió escuchando esa música, sentí que me pertenecía o yo pertenecía a ella. Años después, encontré las Afinaciones Galindo, me conecté con la sonoridad y la vestimenta, había algo que se removía en mis tripas nuevamente. Una fuerza inexplicable me atrapaba y me llamaba poderosamente. Me pregunto: ¿por qué pasa esto, es un ADN ancestral el que hace que estos símbolos nos emocionen? Me di cuenta de que no estaba buscando cosas para componer, me buscaba a mí.
La construcción de la identidad en la actualidad puede ser muy compleja. Desde la geografía, implica nacer en un determinado país, ciudad, barrio, hogar. A esto se suma el exceso de información que tenemos gracias a la conectividad, Internet, las redes y la comunicación instantánea. Además, la multiplicidad de culturas que convergen en nuestro mestizaje y este está atravesado por diversas realidades. Somos un poco de todo. En nuestro acervo los mestizos tenemos un poco de afros, de indígenas, de blancos, una añoranza por el campo y lo rural, con una cotidianidad urbana y cosmopolita. Todo esto nos propone una compleja construcción cultural que nos hace tomar determinadas decisiones. Eso en el proceso creativo se vuelve trascendental.