¡Hijos de Putin!

Hijos de putin
Ilustración: Shutterstock.

¡Qué hijos de Putin! ¿Cómo se les ocurre embarcar al mundo en un conflicto armado luego de las penurias y tribulaciones de más de dos años de pandemia? ¿En qué estaban pensando al desatar una situación de caos y violencia de tal magnitud que, en medio de una de las mayores crisis que hemos vivido, ahora más de un millón de personas estén en plena marcha, buscando un refugio de seguridad?

¡Qué proyecto macabro tiene Vladímir Putin en su cabeza? ¿Quiere volver a juntar a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas? ¿O añora con melancolía los días de la Rusia imperial donde la riqueza era selectiva y venía con inmensas dosis de opulencia? ¿O no será que Putin y su clan solo quieren dejar un nuevo precedente, con sabor a Guerra Fría, de que Rusia sigue siendo un actor protagónico y definitorio en el orden internacional y que puede mantener en vilo a sus pares occidentales? ¿Será que los hijos de Putin juegan más a perseguir intereses económicos que a dominar la zona del mar Negro? ¿Nuevo comunismo, viejo autoritarismo? ¿Putin, el anticristo?

Está claro que Vladímir es un ajedrecista de talla mundial, que tiene la capacidad de manejar los hilos del mundo de una forma magistral. Hasta que se concretó en serio la invasión a Ucrania, parecía que estaba ensayando una jugada enigmática para mostrar su grado de influencia en el mundo. Luego de la movida militar y el costo que ya está teniendo para Rusia, habría que dudar de sus capacidades estratégicas, pues parece que el tiro le está saliendo por la culata, si de debilitar a los aliados occidentales y a la OTAN se trataba.

Empecemos por Estados Unidos: con su alicaído presidente Biden, quien enfrentó unos meses severos entre la alta inflación en su economía, la escasez de productos y la explosión de la covid. Sin embargo, la reacción contra Putin parece haber conseguido apoyo bipartidista a pesar de Trump y su affair ruso.

La Unión Europea (UE), incapaz de acordar en la mayoría de cosas, hoy se presenta unida y radical, logrando aprobar unas sanciones agresivas en contra de Rusia y los hijos de Putin. Si Putin quería una UE enfrascada en riñas internas y debilitada, obtuvo lo contrario. La UE nunca se ha visto más unánime que en estos días.

Por último, está la hija de la Guerra Fría, la OTAN, nacida para enfrentar militarmente a la URSS en la segunda mitad del siglo pasado y hoy en el siglo XXI, organización denostada por Putin y parte de la razón detrás de la invasión: la posibilidad de que Ucrania pase a ser un miembro activo y, como en la Guerra Fría, las fronteras de Rusia colinden con las de sus adversarios de la OTAN. La alianza militar occidental, que cayó en desgracia en las épocas de Trump, quien quería desarticularla y debilitarla, hoy también sale fortalecida en vista de la reafirmación de la existencia del viejo enemigo: Rusia y los hijos de Putin.

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