Henry Miller

Hace cuarenta años murió el irreverente escritor que rechazó el puritanismo, la hipocresía y la falsa moral de la sociedad de su tiempo.

Sórdido, desinhibido, explosivo, descarriado, inmoral, sexópata, pornográfico y obsceno son demasiados adjetivos para asimilar de sopetón, pero al mencionar el nombre de Henry Miller se sabe que son los dardos que recibió por su controversial obra y adquieren sentido los Trópicos y Sexus que lograron quedarse entre los clásicos de mayor audacia de la literatura estadounidense y universal.

Con casi noventa años, 88 para ser exactos, el hombre que hizo oídos sordos de sus detractores, y contra viento y marea impuso en los anaqueles de librerías su filosofía de la vida y de la sexualidad sin tapujos, murió el 7 de junio de 1980 en su casa de Pacific Palisades, California, por complicaciones circulatorias.

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