Texto y fotos por Pete Oxford y Reneé Bish
Caníbales, personas que caminan descalzas sobre el fuego, faldas de césped, vientos alisios, mares azules y arrecifes de coral son, posiblemente, los primeros pensamientos que llegan a la mente cuando se menciona la palabra Fiji.
En el centro del Pacífico Sur, al oeste de Polinesia, yacen más de 300 hermosas islas bañadas con cálidas aguas cristalinas y rodeadas de increíbles arrecifes de coral, los cuales son el hogar de una biodiversidad extremadamente abundante. Todo esto se presenta en un caleidoscopio de colores intensos.
Después de once horas y media de vuelo directo desde Los Ángeles, se llega a Fiji dos días más tarde, tras cruzar la línea internacional de cambio de fecha.
Fiji atiende bien a todos los viajeros, desde aquellos que desean disfrutar vacaciones con la familia hasta los que buscan exclusivos centros turísticos de lujo, incluso aventureros que viajan solos o mochileros que recorren el mundo.
Hay dos razones principales para visitar Fiji. La primera es el océano. Para los surfistas, el archipiélago está salpicado por grandes olas, como las que chocan contra la orilla o los corales. Uno de los secretos mejor guardados posiblemente sea las olas que chocan contra el coral, en la parte izquierda, en Frigate Passage (Pasaje de Fragatas), al suroeste de Viti Levu, la isla principal de Fiji. A escasos metros, está uno de los mejores sitios del mundo para el buceo, con tiburones con carnada. Hasta ocho especies se pueden ver al zambullirse una sola vez, incluyendo 50 tiburones toro que son normalmente peligrosos e imponentes.
Este es uno de los sistemas marinos más diversos de la tierra. Sin embargo, lo que realmente le sorprenderá es la gran variedad de organismos pequeños y poco comunes. Podrá ver desde peces sapo, peces león, peces lagarto, peces cabra y estrellas de mar, hasta una gama sorprendente de corales radiantes, suaves, corales duros y gorgonias, todos adornados con gusanos árbol de Navidad o gorgonias de colores brillantes o aquellos que protegen los peces pipa fantasmales o los diminutos caballitos de mar pigmeos. ¡En fin, una tierra maravillosa!
No sorprende que el director de películas James Cameron haya convertido su amor por los océanos en algunas de las especies alienígenas más memorables de Avatar.
Taveuni, la Isla Jardín de Fiji, es el hogar del coral arcoíris de 32 kilómetros, un paraíso para buceadores. En la isla, la tercera más grande del archipiélago, con un terreno agreste, hay pájaros, reptiles, anfibios, murciélagos y flores endémicos. En muchas de las islas más grandes, partes de la selva tropical son impenetrables y no han sido exploradas por completo.
Mi visita a la isla Koro, por ejemplo, me impresionó por la gran cantidad de loros salvajes que vimos cada día. Los rojos y verdes brillantes e iridiscentes de los loritos comunes volaron cerca, rápida y ruidosamente, mientras que los rojos y verdes más opacos de los papagayos escarlata más grandes disfrutaban de un descanso más tranquilo tipo islas Fiji. Con frecuencia se acercaban al piso y caminaban de forma perezosa para alimentarse.
El segundo motivo principal por el que se debe visitar Fiji es su gente. Sencillamente, los fijianos están entre las personas más agradables y simpáticas del planeta. Desde el momento en que se aterriza, en el aeropuerto Nadi, saludan con sonrisas y el tradicional “Bula”, que es frecuente y auténtico. Nadie se pelea por su equipaje ni con rivales para meterlo en un taxi. A partir de la primera media hora después de llegar al país, se siente una sensación agradable y palpable de bienvenida. Esta impresión crece mientras más tiempo se queda uno en las islas.
Gracias a que casi todos hablan inglés, y debido a que no hay armas, drogas ni delitos, Fiji se considera un lugar seguro donde fácilmente uno puede integrarse y explorar. Casi la mitad de la población, de alrededor de 800 000 personas, es indofijiana, descendientes de esclavos, traídos durante el dominio británico, para que trabajaran en el cultivo de la caña de azúcar. Ahora son los que llevan las riendas financieras del país y agregan color, el idioma hindi, el curry y otras especias al crisol cultural. Solamente algo más de la mitad de la población es realmente fijiana. Por ser una cultura que está en una transición entre melanesios y polinesios, todavía tienen jefes hereditarios, les encantan las ceremonias y cuentan con una fuerte herencia cultural. Apenas hace 150 años, los fijianos eran encarnizados caníbales, por lo que este país antes era conocido como las Islas de Caníbales. En realidad, se destacaba con frecuencia que los fijianos eran muy amables con las personas a quienes no deseaban comer… Actualmente, cuando se llega a un pueblo de visita es tradicional ofrecer un regalo de yagona o kava al jefe y que le den la bienvenida mediante una ceremonia tradicional de sevu-sevu. Estas raíces secas de plantas se muelen para formar un polvo que después se mezcla con agua y se cierne. La bebida resultante se pasa luego al visitante y de forma ritualista se aplaude mientras el visitante la toma. Ha pasado mucho tiempo desde la época en que había la amenaza de formar parte de la comida en vez de servirse de esta. Y ahora no es posible que usted se sienta más bienvenido.
¡Me he enamorado tanto de Fiji que ya he visitado las islas dos veces en los seis últimos meses!
Traducido por Patricia Fierro Carrión / www.theBestTranslations.com