El trago es peor que la marihuana

Por Rafael Lugo

Edición 458-Julio 2020

Ilustración: Tito Martínez

Recomiendo fervientemente el documental Prohibition, dirigido por Ken Burns y Lynn Novick, lo encuentran en Netflix. En tres capítulos despliega la historia del ascenso y la caída de la famosa “ley seca” estadounidense. El detalle de la investigación histórica es plausible, arranca en 1826 en los primeros días de la idea de prohibir el consumo de alcohol y termina el 5 de diciembre de 1933 con su revocación.

La historia es muy aleccionadora. Es una de las pruebas de que el ser humano es irresponsable por naturaleza, quiere que otros resuelvan sus debilidades y, en su afán de “limpiar”, la conducta termina causando peores problemas.

Así, hace muchísimos años, en Estados Unidos, un grupo de esposas, cansadas de los borrachos de sus esposos, acudieron a pedir ayuda al cura de la parroquia. El trago se convirtió así en herramienta del mismísimo Satanás, y a los pacatos políticos gringos no les pareció mejor remedio que enmendar su Constitución para volver ilegal la producción, comercialización y transporte de bebidas alcohólicas.

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