El ruido de las cosas al caer

Libro: El ruido de las cosas al caer

Seres humanos lanzados como piedras al abismo, con trayectorias marcadas que no se pueden detener ni desviar. Inconscientes de la caída, no sabemos en qué momento queda establecido nuestro destino. Un hecho, a lo mejor insignificante, puede determinar fatalmente nuestra existencia.

Algo tan anodino como una relación entablada con un hombre maduro y misterioso, que le advierte que no vaya a confundir el billar con la amistad, arrastrará al joven Antonio Yammara hacia situaciones jamás previstas en la vida regular de un profesor de derecho.

Empieza la novela con la fuerte imagen del cadáver de uno de los hipopótamos del arruinado zoológico de Pablo Escobar que deambula por la zona del río Magdalena. La visión del animal devuelve al protagonista a la memoria de los sucesos que conforman la trama pero, más que eso, coloca a la narración en un contexto histórico y social. El hipopótamo, el Behemot de la Biblia, surge inopinado y peligroso, relacionado con ese gran monstruo que cambió radicalmente la vida de Colombia, el narcotráfico, con el que era, y aún lo es en cierta medida, fácil enredarse.

Juan Gabriel Vásquez autor de 'El ruido de las cosas al caer'
Fotografía: Alamy Photo Stock.

La diestra introducción de este simbólico detalle nos muestra algo que se ha señalado como una de las fortalezas de la narrativa de Vásquez y es la potente formación del autor, que en este libro intenta y consigue plasmar una fluida tragedia clásica con significantes sudamericanos.

De qué ruido hablamos

El otro componente de la trama se levanta sobre la obsesiva vocación del otro protagonista, que se abre como un cielo prometedor. El misterioso hombre del billar se llama Ricardo Laverde, es nieto de un héroe de la aviación colombiana, que lo inspirará para hacerse aviador.

El estrellamiento de tres aeronaves en distintos momentos, que jalonan la historia de Colombia como puntos humeantes, marcan con su ruido la malograda historia de un piloto y sus sueños. Desde los felices años sesenta, en que conoce a la voluntaria del Cuerpo de Paz que será su esposa, y a través de ella, a otro norteamericano que será su demonio. “Who Needs The Peace Corps?”, famosa canción de la época, es uno de los motivos recurrentes de esta novela, en la que se manejan ingeniosamente diversos recursos narrativos.

El sueño se frustra. Y no termina de la peor manera, porque lo peor está por venir y ocurrirá justamente en un momento en que Laverde y Yammara están juntos veinte años después. La vida del profesor de derecho es cruzada por una fatalidad a la que ni siquiera se había expuesto. En la búsqueda de una explicación de la absurda coincidencia, se produce un cambio total de su rumbo existencial.

No se busque en este volumen la clásica historia de narcos y sicarios, sino la visión de una sociedad impactada por el siniestro fenómeno en su componente más esencial: en la vida simple e individual de cada persona.

El colombiano Juan Gabriel Vásquez nació en 1973, de manera que pertenece a la segunda generación después del boom —es cincuenta años menor que García Márquez, veinte menos que Roberto Bolaño— y con esta novela ganó el Premio Alfaguara de 2011.

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