Por Elisa Sicouret Lynch.
Fotografías de cortesía.
Edición 458 – julio 2020.
José Ayala es un ecuatoriano que triunfa en Europa con su línea de adhesivos ecológicos que usan una tecnología originalmente concebida para otros fines. Pero no es la primera vez que echa mano a su ingenio para una transformación radical: en tiempos de coronavirus da un giro a sus productos hacia el segmento de salud.

Desde muy temprana edad, a José Ayala (Quito, 1981) el juego del destino le cambió las cartas una y otra vez, y no le quedó más que aventurarse en partidas que nunca imaginó enfrentar. Fue así en su etapa colegial, universitaria, profesional e incluso matrimonial. Pero, gracias a su resiliencia y perseverancia, siempre tuvo un as bajo la manga para sortear cualquier obstáculo. Hoy ha logrado sacar adelante dos prósperos negocios en Finlandia, país en el que reside desde el año 2000.
El primer desajuste en la baraja le tocó cuando quiso perfeccionar su inglés en un país angloparlante. Descartó Estados Unidos ya que su mira estaba puesta en Australia y Nueva Zelanda; sin embargo, no pudo conseguir cupo para esas plazas. La agencia de intercambio le propuso entonces un destino de Escandinavia y escogió Noruega. Cuando ya había comprado libros y casetes para aprender ese idioma, de la agencia le comentaron que una familia de Finlandia había leído su aplicación y le ofrecían acogerlo en su casa. José sintió que lo correcto era ir adonde sería recibido con los brazos abiertos. Fue su primer contacto con ese país y ellos se convirtieron en su “familia finlandesa”, con la cual actualmente se ve con regularidad.
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