El mono-hombre de Guayasamín.

Por Milagros Aguirre.

Fotografías: J. Reyes, C. Hirtz y archivo de W. G.

Edición 461 – octubre 2020.

Una paleta llena de color y de fuerza es la de Washington Guayasamín (Quito, 1976). Fucsias, violetas, azules, verdes, turquesas son los espacios por los que transita el personaje central de su obra, un mono que se va transformando en hombre, en un proceso kafkiano… Si Jules Renard escribió Un mono: un hombre que ha fracasado. Luego, en Informe para una academia, Kafka hizo suya esta frase: “Un hombre: un mono que ha fracasado”. Washington, nutrido de sus lecturas kafkianas, ha dado alimento a ese mono-hombre que se aparece en su pintura y siente que cobra vida, que va y viene, que hace y deshace, y que es la metáfora de la condición humana.

Washington vive en Sangolquí y ahí tiene su taller, su lugar de enormes telas, colores, planchas para grabado. Considera que lo suyo es un oficio, que no depende de la inspiración sino del trabajo, así que le dedica todo el tiempo.

Desde la Universidad Central tuvo oportunidad de exponer su obra. El pintor Marcelo Aguirre calificó los trabajos de los estudiantes de la Facultad de Artes. Guayasamín había expuesto un cuadro de los monos y una pintura que se salía del soporte tradicional, sobre casilleros metálicos, pues desde entonces se interesaba no solo en el caballete sino también en el arte objeto. Aguirre escogió a tres alumnos y los invitó a exponer en Arte Actual.

Puedes leer este contenido gratuito iniciando sesión o creando una cuenta por única vez. Por favor, inicia sesión o crea una cuenta para seguir leyendo.

¿Te resultó interesante este contenido?
Comparte este artículo
WhatsApp
Facebook
Twitter
LinkedIn
Email

Más artículos de la edición actual