El cuento de la criada o la distopía actual

Por Anamaría Correa

Ilustración: María José Mesías
Edición 460-Septiembre 2020

¿Quién es capaz realmente de descifrar los intricados recovecos de la psiquis? No bastaba con estar viviendo la primera situación distópica en decenas de años —la pandemia del coronavirus—, lo cual nos ha traído dosis inmensas de incertidumbre y sentimientos de fugacidad y angustia, como para buscar en la ficción una distopía peor. Los seres humanos y nuestra carga innata de masoquismo. Me refiero a que en estas semanas me he embarcado en la serie El cuento de la criada, basada en la novela del mismo nombre, escrita por Margaret Atwood.

La serie retrata la vida de la nueva república de Gilead, antiguo estado de Massachusetts en Estados Unidos, donde tras un golpe de Estado, se instaló un gobierno teocrático totalitario en el que las mujeres se convirtieron en esclavas, todo bajo un velo de puritanismo estricto. En la novela de Atwood la fertilidad ha declinado y las criadas son sometidas a una suerte de cómoda esclavitud, para llevar en sus vientres los hijos de los comandantes (los nuevos gobernantes), que sus esposas no pueden gestar. La idea se remonta a la historia bíblica de Jacob y sus dos esposas, Raquel y Leah, y sus dos criadas. Un hombre con cuatro mujeres y doce hijos, que jamás pudieron ser reclamados por sus madres y pertenecieron a las respectivas esposas.

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