
Nunca hubo tanta comodidad para ver la televisión como en los años cincuenta, cuando se inventó el mando a distancia, un artilugio que en las manos de Samsung se precia de ser sostenible.
Controlar múltiples equipos electrónicos y electrodomésticos con un control remoto en la mano resulta una acción rutinaria, pero su historia se remonta siete décadas atrás, cuando el televidente tomó las riendas de uno de los medios primordiales de entretenimiento.
Zenith Electronics fue pionera en los años cincuenta, con el desarrollo de tres controles remotos. Eugene F. McDonald, fundador de la compañía (inicialmente Zenith Radio Corporation y desde 1999 una subsidiaria de LG Electronics), prefería la televisión sin las molestas interrupciones publicitarias y alentó la invención de un artefacto que permitiera evadir los anuncios.
Así nació en 1950 el Lazy Bones con un sintonizador de canales y botones para encendido y apagado, pero tenía el inconveniente de que cualquiera podía dar un tropezón porque se conectaba al televisor por un cable que serpenteaba por el suelo.
En 1955 se superó la molestia del cable y Flash-Matic fue “el primer control remoto inalámbrico”, inventado por el ingeniero Eugene J. Polley. Era una especie de pistola que emitía luz a fotocélulas en cada esquina de la pantalla del receptor e incorporó la opción de silenciar el sonido. El problema era la sensibilidad de los sensores y el equipo funcionaba si le alcanzaba el sol.

Tercer invento. Un equipo de ingenieros dirigido por Robert Adler probó con ultrasonidos y en 1956 creó Space Command, dotado de un mecanismo de martillos que golpeaban varillas de aluminio y emitían sonidos de alta frecuencia. “La industria”, precisa Zenith, “vendió más de nueve millones de televisores de control remoto ultrasónico durante los veinticinco años de reinado de esta innovación”.
Pero no fue un artilugio tan común como ahora: “En 1979 solo el 17 % de los hogares estadounidenses tenía un control remoto”, recuerda un artículo de la revista Slate. La verdadera evolución llegó en los años ochenta con la tecnología infrarroja que pronto se convirtió en un estándar ante la necesidad de monitorear cientos de canales de la televisión por cable. Las prestaciones también se ampliaron ante la proliferación de equipos electrónicos de consumo como reproductores de DVD, videograbadoras, equipos de sonido, consolas de videojuegos, decodificadores y receptores de audio.
El diseño fue otro desafío. Una década atrás un mando tenía más de 90 botones multicolores, de los cuales se usaba con mayor frecuencia una cuarta parte. Sin embargo, en un solo mando universal se logró unificar “hasta diez controles remotos de entretenimiento doméstico”, por ejemplo, la línea Harmony de Logitech que es un referente citado por expertos en tecnología. Vale aclarar que ese modelo no se seguirá fabricando, aunque, según anunció la compañía, hay existencias en ventas minoristas y se mantendrá el soporte técnico.
La industria también trata de alinearse con iniciativas ecológicas y Samsung tomó la delantera este año con el Eco Remote Control que prescinde de las comunes baterías AA y por primera vez utiliza celdas solares. La recarga se efectúa con luz solar o interior, o con una conexión USB.
Samsung argumentó que 99 millones de baterías AA se desechan durante siete años y, por tanto, su nuevo mando a distancia que, además, se fabrica con 28 % de plástico reciclado, contribuye a la reducción de las emisiones de carbono.
Los controles más avanzados se precian de teclados simplificados, de una pulsación de botones cada vez más intuitiva, de comandos de voz que ordenan a los asistentes virtuales Siri, Alexa o Cortana gestionar los dispositivos y de articularse a aplicaciones en teléfonos móviles que son los protagonistas del hogar inteligente.
“No solo se trata de entretenimiento en el hogar, el teléfono inteligente puede usarse para controlar un número ilimitado de dispositivos: poner a funcionar el aire acondicionado o la calefacción, accionar un interruptor de luz, bajar las cortinas, encender un automóvil, activar una cámara de seguridad y, por supuesto, cambiar el canal de la televisión”, comentaba el escritor Steven Beschloss en un artículo para The New Yorker, en el que consideraba el smartphone como “el camino hacia un control remoto verdaderamente universal”.
Precursor
El gran genio Nikola Tesla sentó las bases del control remoto con una demostración pública en 1898, en la que dirigió por señales de radio el movimiento de un pequeño barco, un hecho que causó asombro entre los asistentes al creer que se trataba de un truco o un acto de telequinesia.