No basta con tocar el cielo. Los rascacielos presumen de un diseño eficiente y sostenible, y de caprichosas estructuras geométricas que a la vista simulan rotar.
Durante la última década, los edificios extremadamente altos representan una línea desafiante para el paisaje urbano de varias metrópolis, entre las que se destacan asiáticas y arábigas. Y entre las construcciones que, en los últimos años, han ganado terreno están las que “giran sobre sí mismas”.
Según un artículo del portal especializado www.arquitecturaydiseno.es, que cita un informe del Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano, el auge de inmuebles rotatorios se debe a varios factores, entre ellos, la posibilidad que brindan las nuevas tecnologías para “diseñar y construir en tiempo récord y a precios relativamente competitivos estructuras más dinámicas y atrevidas que combinan ligereza y mayor resistencia a las fuerzas físicas, especialmente los temblores sísmicos y los fuertes vientos”.
Frente a los rascacielos rectilíneos convencionales, señala ese reporte, los de figura giratoria muestran un “alarde estético” sustentado en parámetros eficientes y sostenibles, y en el uso de nuevos materiales que facilitan “una asombrosa variedad de texturas, ángulos de visión y efectos de onda que dotan a los edificios de un carácter icónico”.
En esa línea sobresale la Torre de Shanghái que saltó a la fama en 2015 por sus 632 metros de altura (la segunda más alta del mundo después del Burj Khalifa de Dubái), pero también deslumbró por la proyección arquitectónica ascendente de su fachada en espiral que gira 120 grados en escala ascendente. Fue diseñada por la firma de arquitectura y diseño Gensler.
Desde 2011 ciudad de Panamá muestra una de las edificaciones con mayor rango rotatorio, la torre F&F, diseñada por Pinzón Lozano & Asociados. Su apodo popular El Tornillo habla por sí solo de la compleja estructura exterior.
En la localidad de Mississauga, Canadá, se construyeron entre 2006 y 2012 las Absolute Towers (torres A y B) que por sus sinuosas curvas recibieron el sobrenombre de Marilyn Monroe Towers. MAD Architects, el estudio encargado de crear los dos edificios que giran en diferentes grados y niveles, describe su proyecto como “algo bello, escultórico y humano”.
En la lista de construcciones giratorias no puede faltar el edificio pionero en ese tipo de diseño. El Turning Torso, en la ciudad sueca de Malmö, fue concebido por el arquitecto Santiago Calatrava y es una reproducción abstracta del movimiento humano a través de cubos colocados alrededor de un soporte central de acero que producen el efecto estructural torcido.
El próximo paso para superar lo que se ha logrado hasta ahora está en manos del arquitecto David Fisher, al frente del estudio Dynamic Architecture (www.dynamicarchitecture.net) e impulsor del enfoque de que “los edificios no tienen que ser estáticos porque pueden ser dinámicos”.
Fisher es conocido por el diseño de la Dynamic Tower para Dubái que aún no se construye, pero es uno de los proyectos que mayor revuelo mundial ha causado y mantiene la expectativa.
La visión del reconocido arquitecto se centra en tres aspectos. En primer lugar el edificio será parte del entorno y “cada piso podrá rotar de forma autónoma con lo cual los inquilinos elegirán su vista favorita”. En segundo el rascacielos dinámico (cuyo núcleo será de hormigón) se levantará con materiales prefabricados (acero, aluminio y fibra de carbono, entre otros) que solo requieren ser ensamblados en el sitio de la construcción, con lo cual se ahorra tiempo y costos. En tercer lugar la tecnología y el medioambiente convivirán en turbinas eólicas y paneles solares que proporcionarán energía.
La idea de dotar de dinamismo real a los rascacielos no solo está concebida para Dubái, pues Dynamic Architecture también contempla proyectos en París, Moscú, Londres y Nueva York.
En resumen, la filosofía revolucionaria de Fisher es que sus diseños no solo toman en cuenta altura, ancho y profundidad, sino también lo que llama “una cuarta dimensión”, el tiempo. El hecho de que su visión haya sido llamada “una nueva era en la arquitectura” lo ve como un logro, pero de ahí a que encaje como un hito en el siglo XXI, dice: “¡Solo la historia lo juzgará!”.