El desperdicio en el país de la abundancia

Reciclar alimentos
Fotografías: Shutterstock.

Dar una segunda oportunidad a los desperdicios de alimentos e interactuar con los recicladores que rescatan del basurero residuos de todo tipo son dos maneras de marcar la diferencia en el atestado mundo de desechos en que vivimos.

Un proyecto universitario cumple veinte años demostrando que la comida que desechamos no debería llegar al tacho de la basura.

Clasificar, seleccionar, almacenar y distribuir alimentos que se desperdician, pero que aún son aptos para el consumo humano, son las acciones cotidianas de cientos de voluntarios en el Banco de Alimentos de Quito.

Desde su fundación, hace veinte años como iniciativa de profesores y personal de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), garantiza la seguridad alimentaria a los sectores más pobres con productos perecibles y no perecibles que donan empresas del sector de alimentos.

En síntesis esta organización no gubernamental sin fines de lucro es “el puente entre la abundancia y la carencia”. Pero nada se ha logrado de la noche a la mañana.

“Trabajamos con voluntarios y autogestión”, señala Alicia Guevara, profesora de la EPN y fundadora del banco, al explicar que “nació como un proyecto universitario, una cosa pequeñita, que fue tomando fuerza a través de los años”.

Más de setecientos voluntarios al mes llevan a cabo el ciclo operativo. El desafío es mantener en orden el enorme andamiaje logístico y ampliar tanto la capacidad de recuperación de alimentos como el número de beneficiarios.

“Nos ha costado lágrimas, pero la convicción es más fuerte. Hace veinte años nadie hablaba de pérdidas ni de desperdicio de alimentos y fue supercomplicado explicar a la gente qué es lo que se quería hacer”, precisa Guevara.

Dos décadas atrás, con 252 kilos de productos recolectados en el mercado mayorista beneficiaron a trescientas personas, y ahora logran distribuir alimentos a noventa mil personas cada mes.

“Vivimos en el país de la abundancia y nos hemos acostumbrado a desperdiciar”, reflexiona Guevara al señalar la responsabilidad de los consumidores al rechazar productos “si no tienen una forma bonita o si la etiqueta tiene una manchita”.

Tampoco hay una costumbre generalizada de planificar las compras y muchas veces, añade, lo hacemos porque “se nos antoja”.

En las instalaciones del banco, en el sur de Quito, el ir y venir de los voluntarios es constante: unos descargan las donaciones, mientras otros clasifican o almacenan frutas, verduras, granos, lácteos, etc., en las bodegas y cadenas de frío, elaboran mermeladas, se encargan de la limpieza y de destinar desechos que servirán como compost, porque allí todo se aprovecha.

Banco de Alimentos
Alicia Guevara. Fotografía: Juan Reyes.

Banco de Alimentos de Quito

  • Organizaciones sociales atendidas (2021): 101.
  • Kilos entregados (2003-2021): 4 720 000.
  • Raciones entregadas (2003-2021): 13 760 000.
  • Personas beneficiadas (2003-2021): 2 293 000.
  • Voluntarios (cada mes): 700.
  • Certificado por The Global FoodBanking Network.

Un trabajo 24/7

El Banco de Alimentos Diakonía de Guayaquil es filial de la Arquidiócesis y funciona desde 2011. Se ocupa de recolectar alimentos perecibles y no perecibles, de grandes y pequeñas industrias, y distribuirlos a instituciones sociales como fundaciones, comedores, asilos y refugios.

“Trabajamos 24/7. Lo que hacemos es asegurar la alimentación oportuna a personas que no poseen los recursos necesarios para adquirirlos. No solo se trata de alimentación y nutrición, sino también de ayuda psicológica o educativa, entre otras necesidades”, precisa Martin Ochoa, del área de donantes, mercadeo y comunicaciones.

Su influencia es mayor en Guayaquil y en el resto de la provincia del Guayas, pero también prestan apoyo en Guayas, Manabí y Esmeraldas, así como en Cuenca y Quito.

  • Más de 170 organizaciones sociales.
  • Beneficiarios al mes: 55 000 personas; 40 % son niños y niñas de 0 a 14 años de edad.
  • Donantes: más de 50 empresas públicas y privadas.
  • Certificado por The Global FoodBanking Network.
Banco de alimentos
Fotografía: Juan Reyes.

Detengamos el desperdicio de alimentos

De acuerdo a diferentes organismos de la ONU:

• Los alimentos que se pierden (desde la cosecha hasta la fase de venta minorista, pero sin incluir esta última) y desperdician (en servicios alimentarios y por parte de los consumidores) podrían alimentar a 1260 millones de personas hambrientas cada año.

• En 2019 el desperdicio de comida alcanzó 931 millones de toneladas, es decir, 17 % del total de alimentos disponibles para el consumo terminó en basureros, sobre todo de los hogares.

• En el Ecuador el Fondo Mundial para la Naturaleza alertó en 2020 que “se desperdician 939 000 toneladas métricas de alimentos por año”, un equivalente a 334 millones de dólares anuales.

Una startup para recicladores

Los recicladores lidian con montañas de desechos de cartón, papel, plástico vidrio, metal, etc. que, de ser recuperados adecuadamente, tienen un significativo impacto social y ambiental.

En ese aspecto en particular interviene ReciVeci, una startup ecuatoriana que comenzó a abordar la problemática del reciclaje en Quito, en 2016, como una iniciativa ciudadana de voluntariado.

Sus fundadoras son tres profesionales en gestión integral de residuos y reciclaje inclusivo: Lorena Gallardo, Paula Guerra y Claudia Andrade.

Un hito es la aplicación móvil, ReciApp, que vincula directamente a los recicladores de base con la ciudadanía de una manera ágil y eficiente.

Cinco años tomó afianzar la iniciativa y fue fundamental ir de puerta en puerta. Paula Guerra afirma que “los recicladores incrementaron en más del 300 % la cantidad de residuo reciclable y la gente comenzó a pedir que ingresemos en los diferentes barrios”.

La clave es que la app permite contactar directamente al reciclador. Incluye su nombre y teléfono, los días de recolección y qué tipo de material se recicla. Por cada transacción el usuario acumula puntos canjeables por premios.

Otra modalidad es la premium, diseñada para conjuntos residenciales, empresas e instituciones, que especifica fecha y hora de recolección, además de un registro de impacto social y ambiental.

También se activan rutas de recolección con empresas de consumo masivo que generan envases y empaques.

El punto álgido se alcanzó con la pandemia, cuando la plataforma digital se posicionó en las redes sociales porque, manifiesta Guerra, “la gente se dio cuenta de la cantidad de residuos que generaba y quería reciclar”.

“Antes del confinamiento por la covid-19, se registraban unas 1500 descargas de la app y en tan solo tres meses se incrementó a nueve mil. Además, empezamos con unos 350 recicladores de base y terminamos la pandemia con más de mil inscritos en la app”, precisa la gerente de Sostenibilidad de ReciVeci.

La ventaja es que siendo una herramienta digital se puede replicar en diferentes ciudades y países. A nivel nacional se focaliza en Quito, pero también ha sido adaptada a Cuenca y hay perspectivas de comenzar a explorar Guayaquil. Además, este año la startup ecuatoriana aterriza en Perú y República Dominicana.

La aspiración, dice Guerra, es llegar a un centenar de ciudades en el Ecuador, Colombia y Perú en los próximos cinco años, tener más de cinco mil recicladores beneficiados y recuperar más de 40 000 toneladas de residuos al año.

Reciclar alimentos.
Fotografía: Cortesía.

ReciApp – Quito

  • 16 000 descargas.
  • 1600 ciudadanos activos.
  • 1500 recicladores de base mapeados y beneficiados.
  • 100 toneladas de material recolectado.
  • 250 toneladas de CO2 equivalentes en el medioambiente.
  • 20 000 personas sensibilizadas.

La cumbia del reciclaje

Cumbia reciclar alimentos

En el Austro se aprovecha la experiencia de ReciVeci. Paúl Vanegas, director del equipo de investigación de Economía Circular Inclusiva y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Cuenca, explica que identificaron la necesidad de “un mecanismo que permita conectar a los recicladores con el ciudadano”.

De ahí surgió la colaboración entre la universidad, ReciVeci y el Municipio de Cuenca.

Alrededor de 270 recicladores organizados (en once asociaciones) usan ReciApp. Aunque Vanegas estima que unas seiscientas personas se dedican, de una u otra forma, a actividades de reciclaje.

Se puede ser creativo a la hora de visibilizar y sensibilizar. En Cuenca lo han hecho al ritmo de cumbia. “Amar la vida es reciclar, cuidar la vida es reciclar”, dice uno de los mensajes de un video musical que se llama La cumbia del reciclador.

Vanegas manifiesta que esa fue una estrategia de visibilización en la que los recicladores son los encargados de explicar cuál es su trabajo y cómo reciclar. Es decir, “informan y enseñan y, así, se convierten en entrenadores de la ciudadanía”.

Unos 235 dólares mensuales

¿Cuánto percibe un reciclador al mes? Según la Red Nacional de Recicladores del Ecuador (Renarec), reciben un promedio de 235 dólares para un núcleo familiar promedio de entre tres y cuatro personas.

Alejandro Mejía, del equipo coordinación, señala que agrupan a 1500 familias de recicladores organizados y destaca dos hechos: el 70 % son mujeres jefas de hogar y el 90 % de las asociaciones están vinculadas a la economía popular y solidaria.

Renarec promueve desde 2008 los intereses de los recicladores de base. En este sentido, Mejía cree que se han dado pasos importantes en el marco normativo y legal como la Ley de Economía Circular Inclusiva, el Censo Nacional a Recicladores de Base y la Certificación por competencias laborales que concluirá en 2023.

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