
La respuesta sencilla es no y, aunque quizá nunca nos hemos cuestionado en qué son diferentes, esta guía despejará algunas dudas.
La mayoría de ocasiones llegamos al supermercado o a la farmacia y escogemos el desodorante que le guste más al olfato y no siempre nos detenemos a ver si se trata de un desodorante, un antitranspirante o ambos a la vez. Sin embargo, es importante conocer para qué sirve cada uno y cómo utilizarlo.
Primero, ¿qué es un antitranspirante? Como su nombre lo dice, su trabajo es limitar la transpiración. Ayuda a tapar o cubrir las glándulas sudoríparas y así evita el sudor excesivo.
Cuando se aplica un antitranspirante sobre la superficie de la piel, sus principios activos, por lo general, sales de aluminio, se disuelven en la transpiración en la superficie de la piel de la axila. La sustancia disuelta forma un gel, que crea un pequeño “tapón” temporal cerca de la parte superior de la glándula sudorípara, lo que reduce en gran medida la cantidad de transpiración que se segrega.
El efecto de los antitranspirantes no es permanente, dura entre tres y cinco días, porque con el tiempo el tapón se rompe y el sudor emerge liberado. Un antitranspirante eficaz es el que logra más del 30 % de la reducción de sudor.
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Segundo, aunque el sudor por sí solo no huele mal, sí es el caldo de cultivo ideal para las bacterias. Y es allí donde actúan los desodorantes, pues ayudan a controlar su crecimiento, pero permiten la transpiración, enmascarando el olor por medio del perfume, sin embargo, no evitan la sudoración.
Es decir, se suda pero no huele mal. Para afrontar el problema los desodorantes contienen compuestos antibacterianos, como el triclosán y la clorhexidina, que combaten el olor atacando directamente a las bacterias.
En síntesis, son sustancias que se aplican a la piel para reducir el mal olor producido por la degradación bacteriana de proteínas presentes en el sudor y contienen fragancias que resultan atractivas al olfato.
Algunos productos son antitranspirantes o desodorantes solamente, pero hay otros que incluyen ambas características.
¿En qué se parecen?
Como lo explica el profesor de microbiología Raúl Rivas González en un artículo para The Conversation, tanto los antitranspirantes como los desodorantes usan una base de ciclometiconas, que son unas moléculas que se evaporan con rapidez y facilidad.
Esta particularidad les permite transportar los ingredientes del desodorante o antitranspirante a la superficie corporal; acto seguido se evaporan con celeridad, evitando que la piel quede pegajosa.
“Por lo general, antes de la llegada de las ciclometiconas, era común, y todavía lo es en muchos productos, usar los alcoholes como solventes, pero tardan más tiempo en secarse y también pueden irritar la piel con mayor facilidad”, explica el autor.
¿Cuál escoger?
Una forma sencilla de decidirse es por los niveles de sudoración. Si la sudoración es normal y lo que se busca es disminuir el olor corporal, el desodorante sería la opción idónea; mientras que si es excesiva y lo que interesa es un remedio para reducir la cantidad, los antitranspirantes serían de mayor ayuda. En el segundo caso, lo más indicado es consultar con un especialista.