EDICIÓN 486

Ang Lee es el más famoso cineasta de Lejano Oriente. Sus películas no solo han sido éxitos premiados en festivales de cine culto, sino que han llegado a las salas de los centros comerciales y ganado premios de Hollywood, tales como Sentido y sensibilidad (1995), El tigre y el dragón (2000) y, sobre todo, Brokeback Mountain (2005), sobre dos vaqueros que mantienen una relación homosexual.
Sus filmes combinan acción e intriga —a veces con elaboradas coreografías y escenarios— con historias de amor e intimidad que siempre son complejas y oblicuas. Nacido en Taiwán y educado en Estados Unidos, Ang conjuga con gran naturalidad ambas culturas.
Shanghái ocupada por los japoneses
En Deseo, peligro (2007) que llegó a los cines del Ecuador como Traición y lujuria y que ahora se puede ver en la plataforma Mubi, Ang se mete de lleno a una época muy particular de la historia: los momentos anteriores y la ocupación japonesa de China durante la Segunda Guerra Mundial. La historia sigue a la joven Wong, cuyo padre, presintiendo lo peor de la guerra, ha escapado a Inglaterra, dejándola detrás, en Hong Kong.
Allí, ella se enrola en una combativa y patriótica compañía de teatro, donde, luego de mostrar sus capacidades histriónicas, se envuelve en una trama política: deberá seducir al odiado jefe de policía Yee para que, cuando este sucumba a los encantos de Wong, sus amigos activistas puedan asesinarlo.
Todo sale mal al principio pero, pocos años después, el plan se vuelve a activar. Sin embargo, ahora Wong y Yee son mayores, más cautos, menos idealistas y, naturalmente, sospechosos el uno de la otra, y viceversa.

El imperio de los sentidos
Toda esta trama de intrigas es contada con mucho erotismo y sensualidad. La intensidad de la película, llamativamente, no llega con la historia de traiciones, de víctimas o victimarios, del ambiente de guerra omnipresente o de la militancia política existente, sino en las gráficas y largas escenas sexuales.
Entre el espionaje y el melodrama, a veces gana, en la cinta de Ang Lee, lo último. Quizás ese erotismo justamente funciona por lo primero: por las relaciones de poder, por la prehistoria que nos ha mostrado —donde somos testigos de la metamorfosis de Wong, de inocente estudiante a femme fatale—, por la exacta y calibrada puesta en escena del mexicano Rodrigo Prieto, que funge de director de fotografía.
Así, en Deseo, peligro —que ganó el León de Oro a la mejor película del Festival de Venecia 2007— los sentidos son mostrados minuciosamente, tal como en la clásica película El imperio de los sentidos.
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