La chica de la foto, el inicio de un género literario y un gran escritor

Con la llegada de los primeros cuerpos de Paz hace sesenta años, nació una tradición literaria que cuenta entre sus mayores exponentes a Moritz Thomsen, un reconocido autor que escribe sobre el Ecuador, donde es un ilustre desconocido.

Earle y Rhoda Brooks Cuerpo de Paz.
Earle y Rhoda Brooks pasaron parte de sus años en el Cuerpo de Paz en el Ecuador, donde adoptaron a sus dos hijos, Rico y Carmen.

Hace sesenta años, en agosto de 1962, aterrizaron los primeros cuerpos de Paz en Ecuador. Llegaron 55 voluntarios, en su mayoría jóvenes recién graduados de la universidad, gringos por supuesto, dispuestos a dejar por dos años sus vidas para salir a conocer y trabajar en las necesidades del mundo subdesarrollado. Entre ellos estaban Earle y Rhoda Brooks.

Se habían casado un año antes y su vida transcurría según los parámetros de una clase gringa acomodada: desde pequeños practicaban velerismo y canotaje en los lagos de Wisconsin, formaban parte del grupo de teatro local y participaban en el coro de la iglesia los fines de semana. Rhoda era girl scout y Earle aficionado a coleccionar carros antiguos.

Un día de 1961 leyeron un artículo en el Chicago Tribune que hablaba de los Peace Corps, programa establecido por el presidente John F. Kennedy que había enviado ese año su primer contingente de voluntarios a hacer trabajo social en Ghana y Colombia. Earle tenía veintiocho años y Rhoda veintiséis, habían terminado sus estudios y se habían trasladado a Geneva, Illinois, donde Earle consiguió un trabajo como ingeniero comercial y Rhoda como maestra. Aún no tenían hijos y les pareció que era el momento de lanzarse a la aventura de una especie de año sabático con utilidad social.

Así que, manos a la obra, enviaron el papeleo de aplicación. Amigos y parientes los cuestionaron diciéndoles que estaban locos de dejar su linda y estable vida para enrolarse en el Kiddos Kennedy Program (el programa infantil de Kennedy) como se apodó con menosprecio en un inicio a los cuerpos de Paz.

Rhoda y Earle Brooks fueron miembros del primer grupo de voluntarios del Cuerpo de Paz en llegar al Ecuador el 7 de agosto de 1962.
Rhoda y Earle Brooks fueron miembros del primer grupo de voluntarios del Cuerpo de Paz en llegar al Ecuador el 7 de agosto de 1962.

Ocho meses después, en febrero de 1962, Earle y Rhoda recibieron una carta que les anunciaba que habían sido escogidos entre dieciséis mil aspirantes para participar en el programa de entrenamiento. Nada les aseguraba que iban a pasar este primer proceso de selección que duraba cuatro meses, pero decidieron seguir adelante y regalar sus dos perros Collie y su colección de peces tropicales, vender la casa que estaban pagando con un préstamo, tres carros, incluido el antiguo Packard Roadster 1932, y buscar dónde dejar parqueado el Lincoln Continental 948, el único del que Earle no quiso deshacerse. Ante su terquedad, no les faltaron manos amigas que les ofrecieron sus bodegas y subsuelos. A todos les seguía pareciendo una locura.

De Wisconsin a Manta

En marzo estaban en Nueva York asistiendo a su primera capacitación para ser cuerpos de Paz. Lo que más los sorprendió fue lo variopinto del grupo: bachilleres, científicos, politólogos, ingenieros, Ph. D. De ellos, 76 fueron destinados a hacer trabajo comunitario en el Ecuador y veinticuatro en el Perú (esto dependía de las solicitudes de cada país, pues siempre debe haber una contraparte local que los solicite); edad promedio: veintisiete años y una enfermera de 67.

Earle y Rhoda Brooks Cuerpos de Paz.
Earle y Rhoda vivieron en una casita de la playa de Tarqui en Manta, tuvieron una canoa a la que bautizaron como Tío Sam con una colorida vela.

Viajaron a Puerto Rico donde, durante dos meses, los sometieron a un programa de aclimatación tropical y a intensas pruebas de habilidades físicas y resistencia psicológica. También recibieron inmersiones de español, de primeros auxilios, de historia de Estados Unidos, de economía y de “técnicas comunistas”.

De los 76 candidatos iniciales, 55 pasaron la prueba. En su caso Viliulfo Cedeño, un manteño que había regresado de vivir fuera con el proyecto de crear la Casa del Obrero para ofrecer capacitación en oficios a su gente, solicitó trabajar con la pareja. Llegaron a Guayaquil el 7 de agosto de 1962 y, después de otras tres semanas de orientación, viajaron en algo que les pareció un híbrido entre bus y camión, a Manta.

En vez de vivir cerca del puerto, “donde viven los gringos”, prefirieron arreglar el primer piso de una covacha abandonada en la playa de Tarqui. Cuenta Rhoda que, el primer día cuando los pescadores regresaron en los bongos de su faena diaria y se encontraron con dos gringuitos rubios y ojiazules que barrían ratas muertas fuera de una vieja casa abandonada, no lo podían creer. “¿Van a vivir aquí? Aquí solo vivimos los pobres”.

La imagen de esta gringuita, feliz, cantando en una hamaca y flotando en el mar con los hijos de los pescadores (¡sus primeras clases de natación!), fue la portada de un extenso reportaje sobre los cuerpos de Paz publicado en septiembre de 1964 por la revista National Geographic, cuyo texto central fue escrito por el director del programa y cuñado de Kennedy, Sargent Shriver.

Cuerpos de Paz en National Geographic

Para entonces los cuerpos de Paz, una especie de ofensiva diplomática social para contrarrestar el “Green go” y “Yankee go home”, tan en boga desde la Revolución cubana de un par de años antes, había enviado a más de diez mil voluntarios a 46 países. “Nuestro programa de Peace Corps no está diseñado como un instrumento diplomático de propaganda o conflicto ideológico, sino para permitir a nuestra gente ejercer sus responsabilidades en la gran causa del desarrollo mundial”, explicó Kennedy.

Al interior de la revista, Rhoda y Earle cuentan sus impresiones de Manta: una ciudad asolada por la peste bubónica, sin ningún manejo ni educación respecto al tema de los desechos, con gente ansiosa de aprender, pero atada al no futuro de la pobreza y madres que días antes de su regreso a Estados Unidos hacían fila frente a su puerta para ofrecerles a sus hijos en adopción.

Así que en 1964 regresaron ya no dos, sino cuatro. La pareja había adoptado a Koki (Ricardo), de tres años, hijo de sus vecinos en Tarqui, y a Carmen, de dos años. Ricardo y Carmen Brooks volvieron años más tarde a conocer a sus padres biológicos en Manta y mantienen un vínculo con el país. Ricardo regresó a Manta como cuerpo de Paz en 1980 para crear un jardín infantil, hecho que tuvo un amplio despliegue en los periódicos locales.

El inicio de un género literario

“Fue la experiencia de ayudar a otros a ayudarse a sí mismos. No sé cómo hubiera sido nuestra vida sin esta experiencia que nos abrió los ojos al mundo y al compromiso social”, cuenta la pareja en The Barrios of Manta, libro publicado en 1965, que fue el inicio de lo que luego se convertiría casi en un subgénero dentro de la literatura: las memorias de los cuerpos de Paz. Su versión digital, desafortunadamente solo en inglés, fue lanzada en 2012, con ocasión del cincuenta aniversario de su llegada al Ecuador

Escribiendo a la luz de una vela en una covacha en el Ecuador o en Malawi, descubrieron sus vocaciones literarias grandes plumas como Moritz Thomsen (cuerpo de Paz en Río Verde, Esmeraldas 1964-66) o Paul Theroux (Malawi 1963-65). Hoy en día son tantos los voluntarios de los cuerpos de Paz que han escrito y siguen escribiendo libros académicos o literarios sobre su experiencia que se puede encontrar un catálogo de obras y novedades editoriales en la web.

El libro Living Poor: A Peace Corps Chronicle (Vivir pobre: una crónica del Cuerpo de Paz), que Moritz Thomsen escribió a los 48 años cuando vino como voluntario, sigue siendo, sesenta años después, “el” libro iniciático para los miles de estadounidenses que se van hacia los lugares más remotos del planeta a hacer servicio social (suman más de 250 000 desde que empezó el programa). Living Poor no nació como libro sino como un reportaje en serie que aparecía los domingos en el periódico San Francisco Chronicle, hasta que en 1968 la University of Washington Press lo publicó como libro. Se calcula que han vendido 500 000 ejemplares y es el único de los libros de Thomsen que ha sido traducido al alemán y al francés, aún no al español.

Después de terminar su período como cuerpo de Paz en Río Verde, Thomsen (Seattle, 1914) decidió quedarse a vivir en el Ecuador y murió en 1991 en Guayaquil. Durante este tiempo escribió y en algunos casos también ilustró hermosamente otros cuatro libros, dos de ellos publicados tras su muerte:

1. The Farm on the River of Emeralds (La finca en el río Esmeraldas,1978);

2. The Saddest Pleasure: a Journey on Two Rivers (El placer más triste: un viaje por dos ríos, en el que también cuenta sus viajes por Brasil, 1989);

3. My Two Wars (Mis dos guerras, 1996) sobre su vida como piloto bombardero durante la Segunda Guerra Mundial y la difícil relación con su padre, un hombre acaudalado y estricto.

4. Finalmente, Bad News from a Black Coast (Malas noticias desde una Costa Negra, 2018).

La fantástica antología Granito y arcoíris: viajes por el Ecuador de los siglos XX y XXI, publicada recientemente por editorial El Fakir, abre precisamente con un texto de Thomsen fechado en 1966 y traducido por Mario Alemán, en el que se puede degustar esa cadencia entre humilde y sublime, bella y triste, de su escritura.

Aunque apenas se lo recuerde en el Ecuador, Thomsen sigue siendo un escritor de culto en Estados Unidos, señala Gabriela Alemán en el prólogo a este libro y cuenta que “cuando vivía, varios de los escritores de no ficción más reconocidos de su país peregrinaron a Esmeraldas y, más adelante, a Guayaquil, a visitarlo, entre ellos, Paul Theroux”.

Cuando ya no vivía, le llegaron los reconocimientos literarios: el Washington State Book Award en 1991 y en 1992 la creación del Premio Moritz Thomsen Peace Corps Experience Award que entrega la organización Peace Corps Writers cada año al mejor texto corto sobre la experiencia del Cuerpo de Paz.

Moritz Thomsen

Para los interesados en saber más sobre Moritz Thomsen, en 2007, Álvaro Alemán, su gran fan, organizó en la Universidad San Francisco de Quito el primer Congreso mundial sobre Moritz Thomsen. Las memorias de esas jornadas, entre ellas la conferencia de Alemán y Mary Ellen Fieweger, quien fue gran amiga y ahora albacea literaria de Thomsen, se publicaron en el volumen 2 de la revista LiberArte.

En su discurso de 2016 ante la Academia Ecuatoriana de la Lengua (a la cual fue incorporado como miembro de número en enero de 2022), Álvaro Alemán se refirió a la dificultad de traducir a Thomsen al español “ecuatoriano”.

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