Las principales marcas del negocio de la cosmética realizan pruebas crueles, aunque innecesarias, en los animales de diferentes especies que mueren en estas prácticas en pro de los ensayos de laboratorio.

La percepción de la ética en el mundo de la cosmética ha cambiado para muchas personas desde que hace unos meses se viralizó en las redes sociales Salva a Ralph. El protagonista de este cortometraje producido por Humane Society International es un personaje animado que nos muestra la extrema crueldad de los ensayos que se realizan en los laboratorios que se dedican a probar cosméticos en animales.
Ralph es un conejo de testeo que, por gajes de su oficio, se queda ciego de un ojo, en su oído escucha de forma permanente un timbre y su cuerpo está lleno de heridas y quemaduras. El animal refiere que le duele respirar o moverse, pero que son cosas lógicas en su “trabajo” porque, gracias a eso, los humanos pueden tener un lápiz labial, un champú o un desodorante.
Reconocidos actores de Hollywood como Zac Efron, Olivia Munn, Pom Klementieff, Taika Waititi, entre otros, participaron en este cortometraje animado en stop-motion, con el propósito de pedir el fin de las pruebas cosméticas en animales de todo el planeta.
Algunos de los horrores de estos ensayos pasan por afeitar el pelaje y colocar productos químicos que queman la piel e insertar líquidos agresivos en ojos y mucosas. Sin analgésicos. Durante horas son sometidos a este tipo de pruebas para observar los efectos secundarios: enrojecimiento, inflamación, secreción, ulceración, hemorragia, opacidad, ceguera… Así transcurre el día a día de estos animales. Inmovilizados. Hasta que sus vidas se agotan.
Los conejos se utilizan con mayor frecuencia en los testeos, pero también perros, gatos, monos, ratones, aves y otras especies están a merced del gigante negocio cosmético. ¿Se imaginan que su animal de compañía, su compañero de vida de cuatro patas, tuviera que sufrir un calvario semejante para comprobar que su sombra de ojos o su maquillaje no son dañinos?

En agosto de 2020, mediante la Ley 2047, Colombia se convirtió en el primer país de América Latina en prohibir las pruebas de cosméticos en animales, uniéndose así a otras cuarenta naciones, entre ellas Reino Unido, Nueva Zelanda e Israel. Al dar este paso, Colombia se posicionó como líder en el avance de los derechos de los animales en la región.
Hace no muchos años que la denominada “cosmética natural”, libre de testeo en animales, se vendía en pequeñas tiendas especializadas y a un coste más elevado que los productos convencionales. Hoy las cosas están cambiando y en los supermercados ya están disponibles cremas, jabones, tintes, y una amplia variedad de artículos de belleza a precios competitivos. Para distinguirlos solo basta con fijarse en alguna reseña o logotipo en el envase que indique que están libres de experimentación. El diseño puede variar, pero suele incluir el dibujo de un conejo acompañado de la frase “cruelty free” o “vegan”, ya que usualmente también son veganas, es decir, no recurren a ingredientes de origen animal. Actualmente hay cuatro organizaciones oficiales que otorgan este sello: Leaping Bunny, Not tested on animals, Cruelty Free PETA y Te protejo.
Además, en el portal web de PETA se publican las listas de las marcas que se resisten a dejar de lado estos crueles ensayos, pese a que está demostrado que pueden utilizarse otros métodos para comprobar la seguridad de los productos. Entre ellas, encontramos a Almay, Avene, Bourjois, Chanel, Clinique, Estée Lauder, Jhonson & Jhonson, L’Oreal, Lubriderm, Maybelline, Ponds, Victoria’s Secret, Wella, junto a muchas otras. Cabe mencionar que las pruebas no están reguladas por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) y su poca fiabilidad las vuelve inútiles.

Emprendimientos ecuatorianos
En el Ecuador está creciendo la producción de cosmética vegana, sin testar en animales y con ingredientes naturales. María Beatriz Cañadas, doctora en Medicina y Cirugía, elabora fórmulas artesanales cuyo componente principal es el cannabis, de gran interés “porque regula la liberación de citoquinas para que no se produzca inflamación”, explica.
Por eso, es de gran ayuda en problemas de la piel como la psoriasis, la rosácea o el acné, e incluso “es coadyuvante en el tratamiento contra la covid-19, dado que favorece la disminución del proceso inflamatorio”. Además, la molécula que utiliza para el principio activo principal también tiene propiedades antioxidantes y antibacterianas, argumenta Cañadas, especialista en medicina estética.
Entre sus productos destaca la efectividad de un contorno de ojos que incluye colágeno, elastina, vitamina E y ácido hialurónico, pero la experta considera que su elaboración estrella es un lubricante íntimo con pH neutro, orgánico, que es un buen coadyuvante para mejorar la salud sexual y reproductiva.
Adriana Loaiza es fundadora y directora de investigación y desarrollo en Biocosmética Kinti Cuidado Natural. Ella es ingeniera química y trabajó durante años en el entorno de las materias primas industriales. “Cuando se elabora una materia prima, casi siempre se necesitan derivados del petróleo, como es el caso de los glicoles y casi todos los preservantes, vaselinas y parafinas, que son los más baratos y los más usados”.
Estos componentes no son compatibles con la piel. “Si te pones gasolina en la piel, te va a quemar, te va a hacer daño. Para ver que no sea tan agresivo necesitan hacer algún tipo de pruebas, y todo esto ha causado la experimentación en animales”, señala Loaiza. “No toda la cosmética que se dice natural realmente lo es. Si tiene perfumes, parabenos, siliconas… no es natural; aunque la falta de regulación hace que haya mucho lugar para la interpretación”, afirma.
En Biocosmética Kinti no testean en animales y la materia prima que utilizan es de origen natural al cien por cien. Entre algunos de sus productos, cabe mencionar Diaper Cream, una crema para el cambio de pañal, y Face and Body Butter, indicada para pieles atópicas o muy resecas.
Otra opción muy aconsejable es el uso de la cosmética ayurvédica, basada en los remedios tradicionales de India, con más de cinco mil años de antigüedad, y reconocida mundialmente como la primera medicina alternativa del mundo. Valeria Borja, propietaria de Ayurveda Effect, indica que en su emprendimiento se desarrolla una línea de cosmética holística cien por cien natural, libre de químicos y preservantes.
Las formulaciones de Ayurveda Effect son naturales, orgánicas y no se prueban en animales. Contienen “mezclas de aceites prensados en frío para que no pierdan sus cualidades, aromatizados con extractos de aceites esenciales que nos ayudan a restaurar el equilibrio mental y emocional con una clara sensación de bienestar”, dice Valeria Borja.
Los beneficios de los tratamientos ayurvédicos son múltiples: la piel se suaviza, se alisa, se nutre y disminuyen los efectos del envejecimiento; mejora el tono muscular y el vigor de los tejidos corporales; las articulaciones se lubrican; se estimula la circulación y los órganos internos; ayuda a eliminar las impurezas; mueve la linfa y contribuye a la desintoxicación; calma los nervios y brinda un sueño reparador, y hace que el cabello crezca espeso, suave y brillante.
El target Ayurveda Effect “está compuesto por gente joven, consciente de que muchas marcas reconocidas que están en el mercado contienen químicos; gente con problemas de piel; mujeres embarazadas y madres; personas con enfermedades como diabetes, eczema, cáncer, etc., que requieren un cuidado especial y sin químicos”, concluye.
En definitiva, tanto el cuidado del rostro como la salud del cuerpo y la belleza en general no tienen por qué acarrear crueldad. Y tú, ¿todavía utilizas cosmética elaborada con sufrimiento animal?