A casi dos años de los trágicos acontecimientos de un octubre colmado de confrontaciones, uno de los testigos presenciales, el rector de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), ratificado en ese cargo por el Vaticano, se refiere a lo que ocurrió en el interior y en los alrededores de ese centro de educación superior. ¿A quién apoyó el rector, a los manifestantes que incendiaron la Contraloría, al Gobierno o a los indígenas que se hospedaron en sus instalaciones?
Fernando Ponce, quien descubrió su vocación sacerdotal bastante tarde, después de estudiar tres años en la Politécnica Nacional y en la misma PUCE, responde muchas preguntas sobre su niñez, su vida en Medellín y en Ambato, y los motivos que lo llevaron a tomar una decisión que cambiaría su vida para siempre: servir a Dios. De niño hubiera preferido ser astronauta o presidente; mucho más tarde se daría cuenta de que, sobre todo lo que le mostraba la vida, la doctrina social de la Iglesia era su opción.
Vio la lucha por los marginados junto a monseñor Proaño en Chimborazo; al mismo tiempo admiraba las ideas de Hélder Cámara en Brasil y de Arnulfo Romero, el obispo asesinado a tiros durante el terror que sembraron en Centroamérica las dictaduras militares. Acusados de “curas rojos”, los clérigos impresionaron al joven estudiante.
También calificado de “rojo”, a Ponce no le molesta el adjetivo y en la entrevista expresa su opinión sobre lo ocurrido en octubre de 2019, un episodio político que partió a la sociedad en dos. Lo que hicimos, dice, fue poner en práctica la solidaridad; “detuvimos un enfrentamiento” entre noventa policías en moto y trescientos manifestantes que estuvieron a punto de chocar en las inmediaciones de la universidad fundada en 1946 por la Compañía de Jesús y el cardenal Carlos María de la Torre. Su primer rector fue Aurelio Espinosa Pólit y la PUCE fue la primera universidad particular del Ecuador.
De la religión nos vamos al arte de un ecuatoriano de esos que no son “profetas en su tierra” y que, como muchos, tuvo que emigrar. Radicado en Colombia, Tomás Ochoa despierta la admiración del mundo cultural por sus ideas vanguardistas y originales como el uso de pólvora sobre tela, de donde sale una obra extraña y sobrecogedora. ¿Cómo? Al reemplazar el grano fotográfico por granos de pólvora y echarle candela “consigo una fotografía sin fotografía y una pintura sin pintura”, explica el artista. La Galería Mundo Diners siempre ofrece sorpresas.
En la edición 471 la escritora María Fernanda Ampuero narra la historia de Marina Abramovic (Belgrado, Serbia, 1946), que ha dedicado cuarenta años de su vida a explorar los límites del cuerpo en el arte, la relación con el público y cómo este es capaz de llegar a las peores perversiones cuando tiene libertad para destruir o castigar. En varios enlaces de Mundo Diners se ven videos y un experimento inédito en el famoso MoMA de Nueva York.
De la sorprendente Marina vamos al debate que incluye a todos, todas y todes. Sí, tal como se lee: todes. Lo que se denomina lenguaje inclusivo desata pasiones y se enfrenta al tradicional, que es considerado machista. Las críticas apuntan a la Real Academia Española, que intenta aguantar el bombardeo a través de las redes sociales, de donde nace otra forma de escribir, abreviar, incluso proponer cómo se debe hablar el español para no discriminar a nadie. Verónica Jarrín Machuca, escritora, periodista y catedrática universitaria, ha investigado el nuevo lenguaje y nos cuenta varias novedades.