
A sesenta kilómetros de Quito está Tabacundo, conocida como la capital mundial de la rosa; las florícolas destinan su producción para exportar. El sol empieza a salir de entre las nubes; dentro de una de estas fincas el olor de las rosas inunda el ambiente y sus colores blancos y rojos son intensos. Son las nueve de la mañana y, al caminar hacia la parte central dentro de un invernadero, huele a mango y mora, pero no hay esas frutas, son los terpenos que generan los aromas que toman las plantas de cannabis no sicoactivo que aquí se siembran.
Es la primera finca que cultiva en el país cannabis con concentración de menos de 1 % de tetrahidrocannabinol (THC) para exportar. Apoyados en el Acuerdo Ministerial 109, emitido durante el Gobierno de Lenín Moreno, se expidió el reglamento para la importación, siembra, cosecha, poscosecha, almacenamiento, transporte, procesamiento, comercialización y exportación de cannabis no psicoactivo y cáñamo para uso industrial. Esta norma regula, a través del Ministerio de Agricultura, las actividades mencionadas como productos netamente agroindustriales y diferencia entre el cannabis sicoactivo y el no sicoactivo.
En el art. 10 se define al cannabis no psicoactivo o cáñamo como cualquier parte de la planta (cuyo contenido de THC es inferior a 1 %). En el acuerdo mencionado el cannabis no psicoactivo y sus partes son sustancias no controladas y están excluidas de la Ley Orgánica de Prevención Integral del Fenómeno Socio Económico de las Drogas.
La gerente de Desarrollo de Producto de Cannandes, Nina Tapia, nos guía hacia las plantaciones, comenta que con el cannabis y el CBD (cannabidiol) se crea una sinergia que, junto con los terpenoides y flavonoides de la planta, se pueden tratar varias enfermedades. “El cannabis funciona como anticonvulsivo natural, hace que los niños con epilepsia eviten tomar benzodiazepinas. Sirve para la depresión, hay gente que he visto de cerca que dejó los antidepresivos, dejan el clonazepam para tratarse con cannabinoides, les ayuda a no sufrir ataques de ansiedad”.
Ella considera que, con el uso del cannabis medicinal, las personas van a estar más sanas porque el CBD es desinflamante, regula el azúcar en la sangre y es una forma de volver a lo que decían las abuelas: “Un té de romero o manzanilla y una crema de cannabis para los dolores. Les invitamos a dejar los prejuicios, parte de nuestro compromiso es generar conversación y solventar dudas, que entremos en conciencia y volvamos a lo natural”.
Indica que la prohibición de utilizarla surgió hace unos noventa años y que, en la década de los setenta en Israel, el científico Raphael Mechoulam, profesor de Química Medicinal de la Universidad Hebrea de Jerusalén, investigó, descubrió y sintetizó la molécula del THC y del CBD.
Mientras recorremos la finca, Alfredo López, socio fundador de Cannandes, cuenta que en el Gobierno anterior socializaron su proyecto con varias entidades, les explicaron el uso medicinal y recreativo de la planta, “nos dieron apertura para lograr lo que somos, la primera finca de cannabis legal en el Ecuador”. Luego la Asamblea trató el tema y se creó la normativa.
Esta norma, a criterio de López, es un ejemplo en América y el mundo, “abrió temas que no podían hacer nuestros vecinos como Colombia en exportación de flor y biomasa, que sea menos de 1 % de THC, en Estados Unidos, es 0,3 %, en Europa 0,2 %, podemos experimentar más con la planta, analizar qué productos se pueden fabricar con los diferentes componentes”.

La gerente de Desarrollo de Producto dijo que es legal en el país la planta sin THC, “desde la semilla es una variedad que cumple con la legislación, podemos estar tranquilos, de aquí van a salir solo medicamentos bajos en THC o sin THC, con este límite de menos del 1 % de THC, que garantiza un producto terminado que no produce sicoactividad”.
Empleo y productividad
Sobre el potencial económico, el socio fundador de Cannandes dice que están enfocados en producir flor de cannabis para exportar; entre los mercados más grandes con potencial están Estados Unidos, Europa y Canadá. “Tenemos una amplia gama de productos desde biomasa, flor, hasta productos terminados y destilados; depende del cliente. Suiza pide una flor para fumar o para extracción; si nos compra una empresa farmacéutica, esta quiere extraer los aceites de la flor, que es donde más cannabinoides tiene la planta”.
Según López es una industria con futuro, “el cannabis va a estar entre los primeros cinco productos de exportación del país, porque el mercado está creciendo a escala mundial, no solo en el Ecuador. Hemos generado una nueva industria”. Dijo que al cosechar la planta se hace un manicurado (corte de hojas y ramas), esto es “para dejar un cogollo perfecto, una forma ideal que conserve los aromas de la planta; que se haga manualmente le da valor agregado en el exterior”.
Mientras vemos el proceso de secado de la hoja del cannabis en un lugar sin luz y con olor fuerte, López confirma que las mujeres son más delicadas al cortar la flor, tienen más cuidado que el hombre. Para trabajar una hectárea se necesitan veinte personas, dieciséis están 100 % en siembra, cosecha y poscosecha. Para producir rosas, se requieren alrededor de doce personas por hectárea, mientras en el cannabis son dieciséis.
La productividad del cultivo depende de los clientes, unos quieren flor, otros extracción y producto terminado. La idea de Cannandes es no solo cosechar y tener biomasa, sino entrar a la agroindustria con la extracción de aceite y desplegar líneas de producción de café, té, chocolate, línea cosmética (champú, jabones y cremas), goteros y cremas para golpes.
En un invernadero Pilar Estrada, trabajadora de la finca, nos mostró que al hacer los injertos se verifica que sea una planta campeona: fuerte y resistente. “En caso de serlo, producimos más, debe tener CBD el cogollo y flor gruesa; lo que significa excelente calidad”.
El clima y la intensidad lumínica ayudan
El subsecretario de Producción Agrícola del Ministerio de Agricultura, Roboan Gavilánez, resaltó que el Ecuador tiene gran potencial, “por el clima e intensidad lumínica, es posible producir todo el año. Esta riqueza natural es incomparable y nos hará altamente competitivos en el mercado internacional”.
Las autoridades creen que es prometedora la variedad de productos que derivan de la planta, según Gavilánez: “Se ve en otros países la aceptación y la calidad de productos basados en fibra de cáñamo para construcción, para esto es importante contar con genética óptima de cáñamo industrial y que existan incentivos para la industria para hacer una transición y que opten por este tipo de materia prima”.
El Gobierno reconoce que el control de la producción es crucial, porque en el país están presentes organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, y uno de los riesgos es que esas organizaciones se aprovechen de la industria para facilitar operaciones ilícitas. Menciona que, una vez establecida la industria, se pasará a la siguiente fase para ejecutar políticas de Estado que promuevan su desarrollo adecuado.

A partir del cáñamo se pueden producir juguetes, muebles, bloques de construcción, plásticos biodegradables; los revestimientos de las puertas de automóviles como BMW y Mercedes Benz son de fibras de cáñamo. La arquitecta alemana Monika Brümmer descubrió sus propiedades para la construcción; los bloques están compuestos de fibras de cáñamo, cal y arcilla; tienen una alta resistencia al fuego, absorción acústica, y son amigables con el ambiente.
Las aplicaciones medicinales
Antes de hablar del uso medicinal, ¿qué significa el THC y esta palabra difícil de pronunciar, tetrahidrocannabinol (THC)? Según el médico Agustín Ruales, el THC es un fitocannabinoide y es el componente sicoactivo del cannabis más abundante en la planta, cuando se realiza la descarboxilación (reacción metabólica) y se transforma de THC a delta 9 tetrahidrocannabinol, se activan los receptores cannabinoides en el sistema nervioso central, produciendo efectos sicoactivos. Aclara que el cáñamo no tiene propiedades sicoactivas, porque tiene menos de 1 % de THC por normativa internacional, y la concentración de cannabinoide no se activa en el cuerpo. Cuando es mayor de 1 % sí tiene efecto sicoactivo, esto significa que altera la percepción, el sueño; genera sensación de euforia, angustia o taquicardias.
El doctor Ruales reveló que un dolor crónico en la espalda que sufría le llevó a adquirir en el exterior aceite de cannabis que, al usarlo, le dio buenos resultados, investigó y atendió pacientes. Expresó que hay tabúes, que muchos piensan que el cannabis es una droga y que es necesario dejar a un lado los mitos y centrarse en evidencias. Refirió que en Israel se estableció que el uso del cannabis atenuó los efectos de la quimioterapia en niños, redujo las náuseas que genera ese tratamiento contra el cáncer. Destacó que es posible tratar varias enfermedades con el cannabis medicinal, como neuropatías y estrés postraumático.
El médico contó que tenía un paciente de 43 años, quien sufría de estrés postraumático y problemas siquiátricos, por tanto, tomaba antidepresivos y padecía de una contractura del lado derecho del cuerpo, y que con el cannabis mejoró significativamente. Aseguró que, al primer mes del tratamiento, el paciente ya no tenía los terrores nocturnos que le impedían dormir, al segundo mes mejoró la movilidad, al tercero dejó los antidepresivos, y al cuarto mes suspendió el aceite de cannabis.
Expuso que no es recomendable para los pacientes usar aceites de cannabis caseros, porque en ocasiones son hechos de una planta que no es medicinal y puede haber riesgos. Por eso, debe estar acompañado de una adecuada prescripción, guía médica y usar medicinas con registro sanitario. Ruales aclaró que el cannabis no es una planta milagrosa, sino que ayuda a aliviar los síntomas de ciertas enfermedades.
La médica y Magíster en Plantas Medicinales y Experta en Cannabis, Isabel Espinosa describió que desde marzo de 2021, en el acuerdo 148 del Ministerio de Salud se establecieron parámetros para que los médicos prescriban cannabis a los pacientes, por ejemplo, en la receta de color celeste (psicotrópicos) y el cannabis con más de 1 % de THC y los productos que tengan menos de 1 % con receta blanca.

Espinosa destacó que existe un registro de cuarenta enfermedades, seis de ellas con respaldo científico, en las que se ha comprobado que el CBD sirve para tratar epilepsia refractaria, o convulsiones que no cedieron con medicamentos antiepilépticos, “siempre de la mano de un médico, para que no haya interacción con otros fármacos”.
Contó que trata a un paciente adolescente y a un niño con epilepsia, cuyas crisis no se podían controlar con fármacos tradicionales. “En el niño pequeño, las crisis desaparecieron por completo y, en el adolescente, se redujeron en 80 % y pasó de quince convulsiones a tener entre dos y tres. La medicina se trajo de Colombia con registro sanitario de ese país”.
Aseguró que el cannabis mejoró a personas con dolores crónicos, alivió entre 30 % y 50 % su dolor, “bajar 30 % es una mejoría importante en personas que no podían levantarse de la cama; reducir ese dolor les permite tener una vida distinta, sin los efectos que tienen el diclofenaco y los antiinflamatorios”.
Espinosa afirmó que pacientes con fibromialgia aliviaron sus dolores y, en casos de artrosis de cadera o rodilla, por vía oral y tópica con masajes y cremas de cannabis.
La especialista expresó que el cannabis es una planta con propiedades medicinales, que el tratamiento es individualizado y no se ha comprobado aún que genere dependencia en su uso terapéutico.