Por Huilo Ruales
Ilustración: Miguel Andrade
Edición 457-Junio 2020

Finales de invierno, 2020
Hola, Birus, le digo al abrirle la claraboya por donde accede a mi buhardilla. Al parecer, le gusta el nombre ya que maúlla como contestando el saludo y prosigue su algodonado caminar hacia el trío de tazones de su pertenencia. Se detiene ante ellos, constata que están vacíos, voltea hacia mí su cara de malhechor y con su amarilla mirada de puma acompaña la diligencia de mis pantuflas desde el escritorio hasta el frigo. Se lame el hocico, por poco me lame el dorso de la mano, mientras vierto la leche, las croquetas y el agua. Vacía los tazones con avidez de convicto y, sin más, lengüeteándose el hocico y con la cola enhiesta como vapor de locomotora, desanda la habitación, brinca al tragaluz y se pierde en las techumbres. Nunca agradece, al menos ovillándose un manojo de minutos a mis pies.
Contenido exclusivo para usuarios registrados. Regístrate gratis
Puedes leer este contenido gratuito iniciando sesión o creando una cuenta por única vez. Por favor, inicia sesión o crea una cuenta para seguir leyendo.