
Diferentes proyectos apuestan por reivindicar el gusto por los libros y ofrecen espacios, no tan convencionales, como las bibliotecas de toda la vida, pero con mucho encanto y nuevas propuestas culturales.
En Ecuador más de la mitad de la población ecuatoriana (57,5%) lee libros y el soporte más utilizado para la lectura es el celular (56,7), seguido por material impreso (33,9%), según los resultados de la Primera Encuesta Nacional, enfocada en medir los hábitos lectores, prácticas y consumos culturales en el país.
Sin embargo, en cifras generales, en Ecuador, tan solo se lee en promedio un libro completo y dos libros incompletos al año, tal y como revela la encuesta que se realizó en coordinación con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Más allá de este incipiente interés por la lectura, cabe plantearse si es posible encontrar literatura universal de calidad en las bibliotecas ecuatorianas. Lamentablemente, no es tan fácil. Delante de las puertas cerradas de una de las bibliotecas de la Red Metropolitana de Quito, en el parque El Ejido, tres jóvenes veinteañeros se lamentaban por las dificultades de encontrar literatura universal; les gustaría leer libros de Benito Pérez Galdós o Federico García Lorca, entre otros clásicos. Por otro lado, acceder a obras de autores contemporáneos les parece inalcanzable.
Otro caso que llama la atención es el del Centro Cultural Metropolitano, en el Centro Histórico quiteño. Alberga un lugar que bien puede pasar desapercibido, ya que en la entrada ni siquiera puede verse una indicación para saber que se trata de la Biblioteca Municipal Federico González Suárez, en honor del eclesiástico, historiador, catedrático y arqueólogo ecuatoriano. Tan solo se deduce que el lugar tiene algo que ver con lectura al reparar en la máquina dispensadora de libros que está colocada en la puerta de acceso.
Además, es destacable el esfuerzo que realiza la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) para mejorar su atención al público. Mensualmente organizan actividades para fomentar la lectura, entre ellas invitar a escritores de literatura infantil y juvenil, como Edna Iturralde, Edgar Allan García, Soledad Córdova o Leonor Bravo. Según los coordinadores de atención a usuarios, “estas propuestas contribuyen a inculcar el hábito lector desde la infancia y están teniendo una gran acogida”.
Los libros que más demanda tienen en la CCE son los de consulta, por ejemplo, aquellos relacionados con filosofía y matemáticas. La última compra se realizó en el año 2016. Los manuscritos más actuales que tienen son los que edita la CCE, y en lo referente a literatura universal no se actualiza desde hace bastantes años.
La literatura y los gatos
Por otro lado, existen iniciativas privadas que impulsan la lectura. En este grupo está Tres Gatos Cafetería Librería, un concepto que combina placeres
sencillos del día a día, como el café y los libros. “Nuestro espacio está decorado con imágenes de gatitos y de escritores, y tenemos una sección de biblioteca para que la gente que viene disfrute de alguna lectura, mientras se toma un cafecito, un té o una copa de vino”, explica Daniel Acosta, uno de los responsables de Tres Gatos.
Tres Gatos Cafetería Librería dispone de un espacio de biblioteca para el público: tienen literatura clásica y ensayos. Ahí, las personas pueden leer mientras se toman un café de especialidad o cualquier otra sugerencia de la casa. Además, cuentan con librería, donde están a la venta libros de actualidad. Por su parte, BiblioRecreo es un proyecto de responsabilidad social del Centro Comercial El Recreo.
Nació hace ocho años del sueño de crear un espacio cultural en el sur de Quito. Sus instalaciones consisten en un bus que en algún momento fue un bus-biblioteca de la CCE, al cual se le adicionó una sala de lectura. Su principal servicio es el préstamo de libros a domicilio.
En BiblioRecreo se llevan a cabo diferentes actividades: lectura de cuentos, talleres de lectura, presentaciones de libros, y aquellas que estimulan el intelecto de los lectores. BiblioRecreo está destinado a llegar a todo tipo de público. Constantemente renuevan su fondo literario que, al momento, cuenta con más de ocho mil obras.
También en el sur de Quito, en el Centro Cultural Independiente de Turubamba, podemos encontrar Turuteca. En 2017 se inauguró su biblioteca, la cual posee cerca de 3000 libros procedentes de donaciones de varias instituciones. Desde entonces, se han mantenido algunas actividades de motivación a la lectura, narración oral, cuentos y tareas dirigidas. Así lo explica la coordinadora del área educativa del centro, Patricia Morocho.
“Turuteca tiene como objetivo constituirse como un punto de encuentro para potenciar los conocimientos de la comunidad”, menciona. Los responsables de Turuteca se encargan de buscar financiamiento y apoyo para sostener esta iniciativa.
Por último, con muchísimos menos recursos, pero con gran ilusión, la congregación religiosa de Nuestra Señora de la Asunción administra una modesta biblioteca en el Centro Pastoral María Isabel Maza de la parroquia de Pisulí, en el norte de Quito. Este espacio se fundó hace dieciséis años y brinda apoyo a cerca de noventa niños de la zona que reciben el servicio de préstamo de libros, y también participan en actividades y campamentos vacacionales de animación a la lectura.
Cada biblioteca, sin importar sus recursos, tamaño o ubicación, guarda en sus entrañas un sinfín de posibilidades para aquellos lectores que quieren conectarse con realidades diversas, a través de la literatura.