Saidel Brito

Saidel Brito
Pastando con sus cabras en Maine, acrílico y carboncillo sobre tela, 1999. Fotografías: Cortesía del artista.

Saidel Brito (Matanzas, 1973) se formó en La Habana, donde obtuvo en 1977 un pregrado en Artes Plásticas con mención en Pintura. En 1998 hizo una residencia en Alemania y al finalizarla vino al Ecuador, donde radica hasta el presente.  

La década de su llegada a nuestro país era un tiempo de crisis políticas y sociales que afectaron al arte y generaron reacciones en algunos grupos de artistas, profesores y gestores culturales. Amarillo, azul y roto. Años 90: arte y crisis en Ecuador fue una exposición en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito que reflexionó sobre la crisis bancaria y otras dificultades que alteraron la vida del país en los noventa: respuestas ante el reemplazo del sucre por el dólar, violencia en las calles, levantamientos indígenas, entre otras consecuencias derivadas de hechos que hoy constituyen parte de nuestra historia. 

Saidel participó en esa muestra con una serie titulada Sobre la felicidad del mayor número posible II (1999), compuesta por dibujos hechos con betún donde aparecían personajes avejentados. Los retratos se relacionan con otra versión del mismo nombre ejecutada anteriormente: en esas piezas los personajes aparecían como niños. Se trataba de seres reales con los que Saidel inició su reflexión: los había invitado a participar en la ejecución de retratos de presidentes ecuatorianos. Luego incorporó sus rostros dentro del conjunto pictórico. 

Enfrentar figuras reconocibles (los mandatarios) con semblantes desconocidos (los niños) le permitió cuestionar, entre otros puntos, cómo se nos presenta el registro de la historia, y qué tan equitativos son los puestos de poder entre personajes de una misma sociedad. 

En la primera serie las iniciales de los presidentes eran legibles pero, además, las firmas de los niños quedaron documentadas como un intento de sacarlos del anonimato, resaltando incoherencias en la construcción de la propia historia: ¿representan ellos al número de perjudicados por las decisiones de las que seguramente no tuvieron ni conocimiento ni voz alguna? Materiales como betún y tinta fueron utilizados en ciertas telas de la instalación para resaltar los colores de la bandera ecuatoriana. 

Saidel Brito
El juicio, acrílico sobre tela, 2009.

Estas obras sirven para enfocar, en el trabajo de Saidel, su nexo con la historia. Sus cuadros nacen a partir de sucesos reales, pero la historia va más allá para él. La convierte en una fuente de referentes inagotables, que actúan como cables conectores dentro de su propio lenguaje artístico. 

Puede ser el Ecuador, Cuba u otros países sudamericanos los que propicien la necesidad de una reflexión, pero también aparecen en sus cuadros miradas a otras regiones del mundo. Toma figuras o elementos reconocibles dentro de contextos históricos mundiales y los pone en diálogo constante dentro de sus obras. 

El humor, la sátira y el doble sentido son parte de su proceso creativo. Como resultado surgen historias recontadas por él, y nosotros, espectadores, nos sentimos inmersos en relatos intertextuales donde nos identificamos de maneras diferentes. 

Sus cuadros forman núcleos de trabajo que nacen de investigaciones sobre temas que tocan su sensibilidad. Desde sus inicios, ha presentado series cuyos títulos juegan entre palabras inventadas y hechos reales, pero lo más importante, y esto es posible verlo a través del tiempo, es que Brito no cierra procesos. Retoma elementos trabajados y técnicas exploradas para usarlos en obras posteriores. 

Él lo explica metafóricamente: “Quedan en los cuadros pedazos de textos que en cualquier momento van a reaparecer… son conectores de energía, de sucesos, memorias, archivos”. 

Saidel Brito
Sierra Roja (se lo comunicaba a trozos), acrílico sobre tela, 2013.

Recuperando textos e imágenes 

Saidel es un “recolector de textualidades”, y así hay que ver su arte. Los recortes de prensa son un recurso importante para él, tal como se descubre en series como Nacidos vivos, que fue premiada en la X Bienal de Cuenca de 2009. Las escenas representan sucesos de la historia de Cuba, pero en el conjunto la presencia de muchedumbres en movimiento, sus poses, sus expresiones, sus acciones, nos conectan con realidades universales.  

Por otro lado, la serie toma fuerza a partir de sus resoluciones técnicas. En las obras se superponen planos, transparencias y capas. El efecto es logrado mediante un proceso en el que va quemando la imagen, permitiendo mayor o menor claridad de las formas. 

Esto aparece en otras instancias, por ejemplo, “Victoria sobre el sol”, obra trabajada con William Hernández en 2012, ahí se suscitaba frente a nosotros una sensación de temor ante figuras militares en movimiento. La obra también daba la impresión de estar frente a una escena efímera, posiblemente porque la imagen quemada se logró con grabado sobre vidrio. 

“Yo recupero patrimonios e imaginarios visuales, y no es solo lo cubano y lo latinoamericano, es lo universal”, reafirma Saidel en el momento en que recordamos, en una reciente conversación, lo que años atrás hablábamos sobre su obra “Gante, el Chef Capi y Fritanga Palace” (2009). Se trata de un personaje que protagonizó una película producida por el ecuatoriano Miguel Alvear. Saidel lo reinterpretó en un trabajo cuya resolución técnica es parecida a la de los cuadros de la serie Nacidos vivos, en tanto que hay huellas y sombras alrededor de la figura representada. 

Saidel Brito
La Cordata, acrílico sobre tela, 2013.

Más allá de eso, en la obra donde aparece el personaje reinventado por Brito (el Chef Capi), es interesante ver la conversación con la historia del arte universal, específicamente por su referencia a la pintura de Jan Van Eyck. Inspirándose en ello, Brito nos presenta un rostro realista que se repite de manera circular, como si se reflejase dentro de su propio espejo, y a la vez nos atrapa dentro de su espacio, nos absorbe e hipnotiza. Por último, la obra celebra el poder de los títulos y la libertad que tiene un artista como Saidel para mezclar relatos y tiempos históricos con sus relecturas y narrativas inventadas. 

Además, hace interactuar la imagen con la palabra. Incluso utiliza frases y textos más largos. En su última serie, Carta a Barradas, la fuente de inspiración son citas reales de personajes históricos. Intervienen, por ejemplo, el pintor Joaquín Torres-García y su amigo Rafael Barradas. En una correspondencia que Brito rescata de archivos, Torres-García le escribe a Barradas: “Ya no creo en la América Latina. Gente floja, apática, romántica. Sus concepciones se evaporan como el vino espumante, en burbujas de viento”. 

En este último conjunto de obras Brito enlaza “el pensamiento político y el pensamiento estético”, volviendo una vez más a hacer universales y presentes temas del pasado. En los documentos que toma como fuentes de investigación aparecen epistolarios de próceres americanos como Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. 

Cuadros como “Mayo de mil ochocientos veinte y tres #2 (A Simón)” y “Mayo de mil ochocientos veinte y tres #3 (A Simón)” recogen comentarios críticos del pintor uruguayo tras sus viajes por distintos lugares del mundo.  

Diálogos e imágenes se juntan en el universo estético de Saidel, afirmando que los archivos de las memorias están ahí, disponibles para crear. 

Saidel Brito.
Ley y orden, acrílico y carboncillo sobre papel, 2011.

El profesor Saidel 

Desde que llegó al Ecuador, Saidel estuvo vinculado al mundo académico (obtuvo dos maestrías y un doctorado). Además, la docencia ha sido parte de su vida desde el año 2000. En 2003 fue cofundador y profesor del Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), y hasta 2016 fue rector de esa institución que posteriormente se adscribió a la Universidad de las Artes de Guayaquil, en la que fue subdirector de la Escuela de Artes Visuales y donde continúa siendo docente. 

Saidel explica que: “La Escuela de Artes Visuales de la UArtes asimiló el modelo pedagógico del ITAE, un proyecto de ruptura que generó una nueva generación de artistas que ha cambiado el escenario cultural de la ciudad y del país en las últimas dos décadas”. 

Saidel también ejerce la docencia en la Universidad Casa Grande de Guayaquil. 

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