Esta corriente ayuda a curar la psiquis a través del arte. Pintura, danza, música… son utilizadas como herramientas de sanación.

El ser humano ha buscado varias fórmulas para curar su psiquis, agobiada aún más por los efectos de la pandemia. En ese camino, la arteterapia es una herramienta para sanar. Melissa Walker, arteterapeuta y coordinadora del Programa de Arte del Centro Nacional Intrépido de Excelencia de Maryland (Estados Unidos), explica que esta rama de la psicología enseña que el área del cerebro que registra una lección traumática puede ser la misma donde ocurre la sanación. “Al hacer arte se accede a áreas sensoriales del cerebro que codifican el trauma y se trabajan estas experiencias de una manera no amenazante”, explicó Walker en una charla TED.
En el Ecuador esta tendencia también está en crecimiento y tiene un impacto favorable entre quienes la han incorporado a su proceso de sanación. Para la psicóloga clínica, Paola Valladares, esta terapia alternativa es un soporte terapéutico, pues muchos pacientes prefieren expresarse con su creatividad que con palabras. “Hay veces que la palabra bloquea y nuestro lenguaje hablado a veces dificulta expresar lo que está sucediendo internamente, entonces, la arteterapia es un canal que nos conduce a ver qué está pasando al interior”, dice a Mundo Diners la máster en Creación Artística con especialidad en Arteterapia de l’Université Paris Descartes.
Valladares enfatiza en que se debe tener claro que la arteterapia no es una clase de arte y que quien acude a ella no debe tener un conocimiento o una habilidad artística, pues lo importante es el proceso de la creación más que el producto final. “En la sesión arteterapéutica trabajamos en dejar a nuestra jueza interna afuera para que podamos fluir mejor”. Aunque en su consulta trabaja sobre todo con artes visuales (pintura, dibujo, fotografía, collage, etc.), la terapia también puede guiarse con teatro, música o danza.
Y si bien existe la posibilidad de analizar o interpretar las creaciones de los pacientes, la arteterapia no se enfoca en ello, sino en lograr que el proceso creativo en sí mismo proporcione las respuestas. Por ello el primer paso es una evaluación, para saber desde dónde arrancar e identificar con qué línea artística se identifica más el paciente, aquello ayudará a que la terapia fluya con mayor facilidad. “Cuando se pinta, por ejemplo, hay un proceso de concentración, de focalización, lo que produce una sensación de bienestar”, aclara la psicóloga.
En eso coincide la arteterapeuta Alejandra Segovia, quien considera que lo primero es identificar qué está pasando con la persona de una forma guiada. Es decir, el trabajo del terapeuta es direccionar. “Hay personas que se cierran a la terapia psicológica común, pero cuando tienes un apego con el arte se hace el enganche”. Esa es la razón por la que practicar arteterapia con niños resulta más sencillo, pues en esa edad la creatividad está en su punto máximo; sin embargo, puede funcionar en todas las edades, incluso con los adultos mayores, quienes encuentran en ella una forma de liberarse y recuperar la memoria.
“Cuando los pacientes pintan incluso no hablan, pero los colores que usan, el trazo que hacen… si asientan mucho el crayón, si dejan en blanco, etc… dice mucho. Ahí el terapeuta interpreta, indaga y define hasta dónde puede ir sin presionar”, afirma Segovia a Mundo Diners.
¿Cómo saber si debo recurrir a la arteterapia? Las expertas coinciden en que lo que determina la decisión es si la persona tiene conexión con el tema artístico, pues quienes la tienen fluyen de mejor manera. En esta época de pandemia, además, hay evidencia de que trastornos como la depresión y la ansiedad se han intensificado debido a la incertidumbre y al miedo que produce la situación. Entonces, “cuando el estado anímico está tan bajo, la arteterapia ayuda a buscarle otra vez la chispa para conectar con algo”, añade Valladares.
Entre otros beneficios de la arteterapia está que mejora la percepción de uno mismo y ayuda a resolver conflictos que se arrastran desde la infancia, lo que facilita la sanación. Es decir, “ayuda a curar mi propio proceso de vida volviendo a activar mi lado creativo y viendo las cosas desde otro ángulo”.
Sin embargo, las dos especialistas afirman que lo que va a determinar que este proceso terapéutico sea exitoso es el vínculo con el profesional elegido, que debe acreditar la formación y la experiencia necesarias. “Un especialista te garantiza la ayuda que vas a tener”, afirma Valladares.